Rodolfo Suárez asumió hace casi cinco meses. Las desventuras que le tocaron vivir desde entonces han hecho que los 142 días de gestión parezcan muchos mas. Condicionado por las restricciones económicas y financieras, el Gobernador busca retomar la iniciativa política sin poner dinero.
Cumpliendo la promesa electoral de ser la continuidad de Alfredo Cornejo, Suárez apuesta a la misma estrategia de su antecesor: en el discurso de inauguración del periodo de sesiones ordinarias de la Legislatura, el Mandatario prometió enviar 11 proyectos de ley para que sean tratadas en la Casa de las Leyes.
Al arranque de su Gobierno Cornejo advertía que no habría margen para grandes realizaciones y que su gobierno no sería "sexy", en medio de las restricciones financieras que debería afrontar. Así durante su gestión presentó y sancionó un extenso paquete de leyes destinadas a reformar los procesos judiciales y particularmente los penales.
Con un contexto de restricciones más duras, incrementadas por el parate económico al que obliga la pandemia, la apuesta de Suárez también va por las leyes. La más fuerte de esas apuestas es una reforma constitucional con el foco puesto en el gasto de la política, a lo que agregó un paquete de proyectos para el fortalecimiento institucional, promover la producción económica, el ordenamiento territorial del piedemonte, la calidad educativa, la seguridad y la violencia laboral. La única norma referida a obra pública es la que fijará el destino de las regalías que se cobren por la represa Portezuelo del Viento, quizá la única obra que podrá iniciar Suárez, si la Nación sigue mandando los fondos puntualmente como hasta ahora.
La estrategia parece ir encaminada al éxito. El frente Cambia Mendoza tiene mayoría en las dos cámaras y puede aprobar con sólo mantener abroquelados a todos los socios. Sólo la reforma de la Constitución requiere de dos tercios de los votos en ambas cámaras, es decir, sólo esta ley necesita aval opositor.
La continuidad llega al adjetivo "sacapresos", que el anterior gobernador usaba con los sectores garantistas de la Justicia vinculados al kirchnerismo. Ahora, en medio de una polémica ola nacional de prisiones domiciliarias que beneficiaron a criminales violentos, Suárez se subió al discurso que hoy enarbola la oposición al presidente Alberto Fernández.
Ayer Suárez descerrajó: "no hay excusas para los 'sacapresos' que viven pidiendo masivas prisiones domiciliarias y excarcelaciones con cualquier excusa, por ejemplo ahora, invocando los riesgos del Coronavirus. En Mendoza las condenas se cumplen".
El mensaje a los estatales
El orden de las cuentas también estuvo presente en varios pasajes del discurso. Pero hay uno que tiene dedicatoria a los empleados estatales y que promete calentar las relaciones con los sindicatos estatales.
En realidad, Suárez dijo pero no dijo. Fue un mensaje que obliga a decodificar las segunda intención. El Gobernador aseguró que su administración está haciendo un gran esfuerzo para mantener servicios y "pagar en tiempo y forma los salarios de los empleados estatales", entre otros gastos que lleva adelante el Gobierno, como cubrir el subsidio al transporte público y así mantener el precio del boleto mas bajo del país.
Entonces recordó que el 54% del gasto del Estado se va en los salarios de sus empleados. Entonces dijo elípticamente que los estatales son privilegiados: "sabemos que los contribuyentes hacen un notable esfuerzo para financiar la estructura del Estado, en particular el pago de los salarios de los empleados públicos, empleados que gozan de salarios en promedio un 30% superior a los que se registran en el sector privado y de una estabilidad laboral superior, sin riesgo de quiebra por parte de su empleador, que es el Estado provincial".
