El martes a la noche, Don Julio se quejaba puertas adentro por la decisión de Sabella de no seguir. Y no daba nombres del posible sucesor, del técnico número diez que iba a elegir para la Selección. Hubo de todo en sus relaciones con los entrenadores, uno que terminó muy mal con Maradona, que se la pasó criticándolo en los últimos tiempos, incluso durante el Mundial, acusando a Grondona y a Bilardo.
Maradona quedó herido porque no tuvo revancha en la Selección, después de la paliza de Alemania en 2010, cuando le quisieron cambiar ayudantes. Ese golpe nunca lo aceptó y a partir de ahí se acrecentó el enfrentamiento con el 1 de AFA, que también atacaba, como cuando lo tildó de mufa durante el Mundial.
Antes de Diego, el primer DT de don Julio fue César Menotti, campeón mundial en el 78 en el país durante la dictadura, hombre importante para la organización del fútbol argentino. Tras dos Mundiales, después de España 82 llegó un tipo que desde ese entonces estuvo siempre ligado a AFA, incluso ahora viene ocupando un cargo importante: Carlos Salvador Bilardo. Al Narigón lo bancó pese a las críticas en la previa de México 86, en el que dio la vuelta en el Azteca, y luego en el 90 fue finalista.
Luego a Grondona le llegó la hora de Alfio Basile, que se clasificó gracias a Maradona en un Repechaje con Australia, que tenía un equipazo en Estados Unidos ‘94 pero se quedó afuera, golpeado por el doping de Maradona. Daniel Passarella, que terminó enfrentándose con Grondona cuando presidía River, agarró el timón para Francia 98, afuera en cuartos de final. Y luego don Julio quería a Pekerman, quien terminó sugiriéndole a Marcelo Bielsa, en aquel momento una sorpresa.
Pese al fracaso en Japón 2002, Grondona lo respaldó hasta para los Juegos Olímpicos que ganó, pero entre tanto desgaste y pese a la buena campaña en Eliminatorias 2006, decidió dar un paso al costado. Y ahí sí llegó la hora de Pekerman, a quien había tenido en cuenta años atrás: José, el hombre de oro que había ganado todo en Juveniles, fue el DT en Alemania 2006. Pero se fue tras perder en cuartos por penales y Grondona otra vez se la jugó por la cintura y la calle de Basile (venía de títulos con Boca), que conocía el paño: perdió una Copa América increíble y no duró mucho, se fue por cuestionamientos internos, porque el equipo no jugaba a nada.
La presión popular, el deseo de Maradona, lo llevó a ponerse por primera vez el buzo de DT de equipo con el que había sido campeón del mundo. Gran apuesta de Grondona, pese a que no era de su convencimiento: hubo que sufrir en Eliminatorias, el Mundial fue muy limitado y se acabó. Y llegó Sergio Checho Batista, por su trabajo en Juveniles, empujado por don Julio. Claro que la Copa América fue la gota que rebasó el vaso, eliminado por Uruguay en la segunda fase, por penales.
¿Y ahora quién? Grondona apostó por Sabella en 2011, fueron tres años de bastante paz, de líos por la ausencia de Tevez, de Eliminatorias encarriladas rápidamente, de un Mundial en el que se llegó a la final, de un grupo confirmado. Pero Sabella no quiso seguir y Grondona pensaba en su décimo DT.