El mejor partido del Deportivo Maipú en el 2015. Otra definición no cabe. Es que el elenco de Andrés Villafañe tuvo un andamiaje colectivo bárbaro, digno de aplaudir. Sin dudas, mostró sus mejores noventa minutos de juego desde que arrancó el torneo allá por el domingo 22 de marzo.
Más allá de la efectividad que pudo mostrar en el arco contrario (es la primera vez en el torneo que gana por 3 goles) y de su furia defensiva (le han convertido un sólo gol en 8 partidos), la clave para borrar del juego a Sportivo Las Parejas fue la “paciencia” que mostró para encontrar el rumbo del partido y luego liquidarlo. Es que el Cruzado no arrancó bien.
En los primeros minutos estuvo impreciso y la visita le arrebató el balón. Sin embargo, el Cruzado no perdió la calma. Y ahí estuvo la clave del partido. Porque estudio al rival, lo presionó, lo molestó, le quitó al balón, primero lo lastimó para después liquidarlo.
Y mucho tuvo que ver la actuación personal de Lisandro Sacripanti, quien jugó su mejor partido desde que viste la camiseta del Cruzado. De sus pies nacieron los primeros dos goles del equipo de calle Vergara.
En el segundo gol, el de la “Joya” Jofré, dominó el balón y con un movimiento made in “baby fútbol”en una baldosa, dejó en el camino a tres rivales y asistió al ex Argentino, quien definió con una sutileza al segundo palo del arquero Cocola.
En el complemento, Maipú no tuvo fisuras y selló el 3-0 con un gol de penal de Edgardo Díaz.
Goleada que imprime solidez, confianza y permite soñar...