Roger Federer es leyenda. Ya lo era, pero ahora es un poco más grande. O mucho más eterno. A los 35 años, y después de regresar de una inactividad de seis meses, el suizo (N°17 del mundo) venció a Rafael Nadal (N°9) en una final asombrosa por 6-4, 3-6, 6-1, 3-6 y 6-3 y se consagró campeón del Abierto de Australia por quinta vez en su carrera.
Así, el suizo se alzó con su Grand Slam N°18, ese que tanto se hizo esperar. Casi cinco años, más precisamente, ya que su última gran conquista había sido en Wimbledon 2012. Ya tenía el récord en esta categoría, pero lo extendió a uno más. E igualó otro de Pete Sampras: ser campeón de un grande arrancando como preclasificado N°17.
Y gritó, como si hubiese acumulado la euforia durante todo estos años. Y lloró, como si fuese el primero o como sabiendo que puede ser el último. Pero con él nunca se sabe. Llegó con el objetivo de alcanzar los octavos de final. Quizá, los cuartos. Se va como el campeón.
Claro, con otra marca también: es el primer tenista en la historia que se alza con cinco ediciones de tres Grand Slam diferentes (Australia, Wimbledon -tiene siete títulos- y US Open).
Es grande hasta para declarar. Y grande no tiene que ver con sus 35 años, sino con su profesionalidad. Tras ganar el Abierto de Australia , y durante la premiación, Roger Federer lamentó que no haya empates en el tenis y aseguró que hubiera sido un honor compartir el título con Rafael Nadal.
"Sé que en el tenis no hay empates, pero si los hubiese, sería un honor compartir el trofeo contigo Rafa", dijo el suizo tras batir a Nadal por 6-4, 3-6, 6-1, 3-6 y 6-3 y lograr Grand Slam N°18, que se hizo esperar por casi cinco años. "Rafa también se merecía ser campeón de este torneo", agregó.
Federer logró así su primer título grande desde Wimbledon 2012, una posibilidad que pocos hubieran imaginado al comenzar el torneo australiano.
"Ninguno de los dos pensábamos que podíamos llegar a esta final, pero estamos aquí después de tantos meses", dijo el suizo en alusión a los problemas físicos que marginaron a ambos en la segunda mitad del 2016.
“Yo también he trabajado muy duro. Para ganar a gente como Rafa, debes trabajar duro”, indicó Federer antes de dirigirse directamente a su rival en la ceremonia. "Sigue jugando Rafa, sigue haciendo todo lo que haces. El tenis te necesita", le pidió el suizo al español. Dos grandes.
Sonriente pese a la derrota, el español Rafael Nadal aseguró que el suizo Roger Federer se merecía "un poquito más" que él el título. "Roger se merecía el título un poquito más que yo". Nadal tuvo el partido en sus manos en el último set, en el que Federer remontó un quiebre en contra. Sin embargo, el español optó por valorar el gran regreso que tuvo al circuito tras perderse la segunda mitad de la temporada pasada por lesión.
"Lo seguiré intentando, estoy de vuelta en un gran nivel y espero poder competir el resto de la temporada", indicó el español, que cayó por tercera vez en la final de Australia y no pudo alzar su segundo título.
“Es la tercera vez que tengo este (plato). Es bonito, pero es mucho mejor el trofeo. Lo seguiré intentando y espero volver aquí muchos años más", indicó Nadal con una sonrisa. "Felicidades a Roger y a todo su equipo, es increíble cómo está jugando después de tanto tiempo sin competir. Es muy, muy difícil”, señaló.
Las claves del partido
Esta vez, Federer supo quebrar el servicio
Sí, la estadística es dura: Roger Federer generó demasiadas oportunidades para romper el servicio de Rafael Nadal, 20 en total, aunque solamente aprovechó 6 de ellas.
El porcentaje de efectividad es de apenas el 30% en este departamento, pero fue suficiente. Parecía un deja vu de lo que ocurrió, por ejemplo, en las Finales de Roland Garros 2007 y 2008 o incluso de Australia en 2009, cuando el ibérico salió airoso en break points fundamentales.
¿Cuál fue la diferencia? Con mucho, quizá demasiado, drama y esfuerzo, pero Roger Federer supo quebrar en momentos clave, como en el tercer set (en el que incluso arrolló a Nadal) y en el quinto set, cuando el suizo se repuso de un rompimiento abajo en el primer game para que, en cuestión de minutos, dar la vuelta al marcador del parcial definitivo y encaminarse hacia la victoria.
Un Federer a lo Nadal
Parecía que los papeles se invertían por momentos en Melbourne. Nadal ponía frío con tiros poco arriesgados pero extremadamente efectivos cuando un Roger Federer atacaba salvajemente cada pelota y arriesgaba de más. Pero "Su Majestad" supo emular una característica fundamental de su gran rival: el juego mental.
Si bien Federer solamente quebró en 6 ocasiones de 20 generadas, fue capaz de meter total y absoluta frustración a Rafael Nadal. El ahora ganador de 18 Grand Slams supo meterse en la mente del español al privarle de puntos decisivos como en el tercer set, cuando la manga estuvo a punto de empatarse gracias a un esfuerzo sobrehumano de Nadal en el tercer game del parcial (con rally incluido); o en el quinto set, cuando instantes antes de cubrirse de gloria, Federer estuvo en riesgo de ver su servicio quebrado.
El revés suplió al drive
Roger Federer tiene uno de los drives más privilegiados de la historia. Hasta el segundo set, el suizo parecía mantener a raya al español con su más preciada arma, pero Rafael Nadal sacó todo el coraje necesario (y algo más) para arrebatarle al de Basilea su mayor fuerza a tal grado de que el Campeón tuvo que rectificar su estrategia a partir del tercer set.
El ahora cinco veces rey de Australia se vio sólido con su revés a una mano incluso en el cuarto parcial. En este pasaje perdió 6-3 con el español pero le demostró que solamente el mejor Rafael Nadal de la historia sería capaz de quitarle el título. Al final, las devoluciones cruzadas cubrieron el espacio dejado por los míticos drives.
El lado agresivo de la realeza
Para esta ocasión, Roger Federer entendió que sería imposible vencer a Rafael Nadal desde el fondo de la cancha, por lo que mostró una agresividad pocas veces vista en alguien que tiene 35 años e, incluso, poco común en el suizo. Federer obtuvo una bestial cantidad de tiros ganadores: 73, más del doble que su rival. Muchos de ellos fueron en la red: 29 en total y 73 % de efectividad en este rubro.
Por momentos del primer y tercer set, "Su Majestad" se paseaba por el suelo de Melbourne gracias a esta postura agresiva, sin dar respiro a un Rafael Nadal que intentó con todo lo que pudo, y más, buscar drove shots sin éxito. Aunque para el cuarto asalto, lograría erosionar la propuesta de Federer, quien también sufrió riesgos por su estrategia suicida, lo que lleva al quinto punto.
La impotencia de Nadal
A pesar del triunfo, Roger Federer cometió la brutal cantidad de 57 errores no forzados,también más del doble que Rafael Nadal, producto de las sobrerevoluciones del medallista en Londres 2012 en su afán por atacar la red. Con tal cantidad de equivocaciones, Nadal hizo lo suyo: ganó 2 mangas importantes, dio el golpe de gracia en el quinto set al quebrar en el primer game, pero le faltó dar el golpe final.
Eso sí, Federer estuvo casi siempre en sintonía en el partido para sacar tiros ganadores hasta por debajo de su calzado para evitar que el duelo se le fuera de las manos. Para muestra está que Nadal fue incapaz de conseguir más de 4 break points en 17 oportunidades, sólo un 17 % de efectividad aquí. Esta vez, el suizo pasó toda la impotencia a su contrincante español.