Es un mal que azota a Independiente Rivadavia desde que inició la presente temporada, aunque se agudizó durante los últimos encuentros. Tiene escaso poder ofensivo y le cuesta horrores generar acciones claras frente a la valla rival. Y bajo la conducción de Pablo Quinteros, este mal se incrementó. Fueron 12 los partidos desde que asumió el nuevo DT y el Azul apenas marcó 6 goles. Un promedio bajo, muy bajo para las pretensiones del elenco del Parque, que nunca pudo anotar más de un gol por juego en la era Quinteros.
¿Los motivos? Sin demasiados hombres de peso para el recambio ofensivo, el técnico intentó encontrar variantes con los volantes, aunque por ahora falló con los nombres elegidos. Falla Rearte en la conducción (erró demasiado en el pase) y el mediocampo tiene más características para el quite y la lucha que para la creación. Por cuidar las espaldas, muchas veces los volantes no acompañan la transición defensa-ataque.
El sacrificio de los jugadores no alcanza para proponer otro discurso. Y ante la falta de respuestas, llegan señales desde el banco que tampoco son alentadoras. Porque si Quinteros decide sacar a los 22’ del complemento a Pereyra (el único delantero que tenía en cancha) para colocar otro volante más, entonces nadie puede pretender que alguno de los de adentro arriesgue algo. La orden es clara: defender con uñas y dientes el empate.
¿Entonces? En ocasiones le podrá alcanzar para dar un batacazo (como sucedió ante Instituto o Huracán, por Copa Argentina), pero la mayoría de las veces terminará sufriendo esa anemia ofensiva. Sin volantes que lleguen como apoyo, sin precisión en las entregas y sin animarse un poco más, el equipo seguirá penando en mitad de tabla. Faltan elementos, es cierto, pero se pueden encontrar variantes a partir de otros recursos. Lo pide a gritos el equipo, aún cuando eso es justamente lo que le falta.
No lo supo aprovechar
Santamarina de Tandil dejó pasar una buena chance para recuperar el liderazgo en la tabla de posiciones de la Primera B Nacional al empatar sin goles frente a Los Andes, en el partido que cerró la vigesimotercera fecha.
El equipo tandilense debía ganar en Lomas de Zamora para superar por un punto a Patronato de Paraná, que perdió como visitante frente a Douglas Haig de Pergamino, pero empató sin goles y acumula 43 unidades, una menos que el conjunto entrerriano.