Corría el mes de mayo del año 1997 y la panza de la Señora Nery estaba que explotaba. En la familia Arancibia, sinónimo de básquet en el Este provincial, sólo se respiraba un sólo deporte: el básquetbol.
Faltaban días para que naciera Stefano, el cuarto hijo del matrimonio conformado por Fabián (uno de los mejores DT de formativas de Mendoza) y Marta. Ya jugaban en las formativas del club Naranja, Franco, Agustín y Agustina, también se animaba a agarrar justo una pelota “naranja”. Y nació Stefano. El hermano menor. Obviamente, mimos por doquier. Sin embargo, Stefano, por su personalidad y talento innato, a los 3 años comenzó a jugar al básquet y ya se movía en el estadio Prof. Leopoldo Brozovix como si fuera su cuna.
En la actualidad, el escolta Naranja tiene 19 años y lleva 16 jugando al básquet. Otra opción no le cabía. Desde los 13 años, Stefano integra la Selección Mendocina de su categoría. Repasemos: U13; U15; U17; U19 y ya jugó un Argentino de Mayores (Tucumán 2015). Sin dudas, es una de las máximas promesas del basquetbol Naranja y del Este.
¿Promesa? Error grave. Stefano Arancibia ya es una realidad y se ganó un lugar en el equipo titular de Fernando Minelli. Ese enano pillo, atrevido, con un talento admirable, no ha faltado a ningún partido de los 26 que disputó Rivadavia hasta el momento.
En el segundo juego del primer cruce de play offs de conferencia ante Racing Club, Arancibia, estuvo en cancha durante 20 minutos. Sus números: 8 puntos; 2 triples, un recupero, un rebote y dos asistencias. Espectacular. Es que Stefano juega con una madurez absoluta. No le tiembla el pulso. Tiene un plus. Y es la luz de su hermano mayor, Franco que lo ilumina desde el cielo y que integró esa “generación dorada de Rivadavia” que desde el año 2010, lo convirtió en el club más ganador de la actualidad.
Finalizado el segundo juego ante Racing Club, gana el Naranja 2-0, el escolta titular del Colo Minelli, habló con Más Deportes y contó sus sensaciones: “Fue muy duro el encuentro. Nos desconcentramos en los últimos cinco minutos y casi nos quedamos con las manos vacías. Tuvo la virtud de imponer nuestro juego hasta el último cuarto. Después sufrimos”.
Sobre qué sintió cuando Pérez Da Rold tomó el balón y metió esa jugada costa a costa que definió el juego, afirmó: “Lo gritamos y lo festejamos mucho por Federico (Pérez Da Rold). No había tenido un buen juego. Estaba enojado. Pero, el basquet tiene esas cosas. Justo él, definió el encuentro. Lo intenta 20 veces más y no le sale (risas). El grupo lo festejó mucho por él. Es un jugador muy importante y significativo para nosotros”.
Sin dudas, las palabra Arancibia y Rivadavia son sinónimos, Stefano, explica el por qué: “Desde la panza de mi mamá que siento picar una pelota de básquet. A los tres años, ya jugaba en mosquito. De la escuela al club, de la secundaria al club y hoy que estudio Kinesiología, me voy al club. En estos casi 20 años de vida, pasé más tiempo en el club, que en mi casa. Rivadavia, es mi primera casa”.
Por último, Stefano, contó que siente jugar con su máximo ídolo, Fernando “Hueso” Ronco, jugador que fue su DT en formativas: “Es un maestro adentro y afuera de la cancha. Mí ídolo y maestro. Una persona especial en mi vida”.