La evacuación de la base rebelde está en pleno desarrollo, cuando de golpe varios destructores de estrellas aparecen en el cielo. Bajo el comando del sombrío general Hux, las gigantescas naves espaciales de la Primera Orden buscan eliminar por fin a los últimos seguidores de la Resistencia.
Pero, naturalmente, nada transcurre tal cual se esperaba. Con una batalla épica comienza de manera espectacular Star Wars: Los últimos Jedi, la octava entrega de la exitosa saga espacial que se estrena hoy.
Dos años después de Star Wars: El Despertar de la Fuerza, el director y guionista Rian Johnson (Looper) continúa la historia protagonizada por los rebeldes Rey (Daisy Ridley), Finn (John Boyega) y Poe Dameron (Oscar Isaac), quienes bajo el mando de la princesa Leia (encarnada en su último papel por Carrie Fisher, fallecida el 27 de diciembre de 2016) combaten contra la oscura Primera Orden y el villano Kylo Ren (Adam Driver). El hijo de Leia conmocionó a los fans de Star Wars en el anterior film, cuando mató a su padre Han Solo (Harrison Ford).
El nuevo episodio gira sin embargo en torno a Luke Skywalker (Mark Hamill). El héroe de los films clásicos de Star Wars (Episodios IV a VI) es entretanto un Maestro Jedi en el exilio. Luego de que durante la última película Rey se pasara todo el tiempo buscándolo, ahora espera que él la entrene.
Pero tras la fracasada formación de su sobrino Kylo Ren alias Ben Solo, Skywalker no quiere saber nada con el poder ni con la religión jedi.
Tras la explosiva escena inicial, Los últimos Jedi demora mucho en volver a atrapar al espectador. Rian Johnson, quien creará en el futuro para Disney otra trilogía de Star Wars, dijo en una entrevista que la primera versión del episodio VIII tenía una duración de tres horas. Pero aun con los actuales 152 minutos, a su versión final le sobra al menos media hora y de a momentos resulta lenta.
Esto se explica sobre todo porque la aventura hasta ahora más larga de Star Wars tiene menos momentos destacados que las anteriores películas, incluso que en los episodio I a III. Entre los puntos máximos de la cinta se encuentran las escenas en el colorido planeta casino y un duelo de espadas láser en la nave de Snoke (Andy Serkis), líder de la Primera Orden.
Rey y Luke filosofan sobre el balance del universo, pero la película de Johnson carece de ese equilibrio. Su antecesor J.J. Abrams (ahora, productor ejecutivo), le dio nuevo aliento como director hace dos años a la serie con la chispeante El despertar de la Fuerza al encontrar una rica combinación de ritmos entre momentos nostálgicos y nuevas ideas, y reflotó el espíritu original. Por lo tanto no molestó que el argumento se asemejase a una remake.
Pero Johnson no alcanzó este logro. La cifra de muertos en la película es elevada, pero muchas de las escenas dramáticas no logran su cometido. Y el humor nimio muchas veces irrumpe en momentos inadecuados.
El increíble malvado del episodio VII Hux (Domnhall Gleason) es convertido ya en los primeros minutos de la nueva película en hazmerreír del piloto Poe y luego ya no puede ser tomado seriamente. Asimismo, la primera lección de Rey con Skywalker se convierte en un acontecimiento ridículo. Se echa de menos con toda el alma el humor lacónico de un Han Solo.
Además, el director, autor y fan de Star Wars se pierde en extensos diálogos y un gran número de nuevos personajes, entre ellos la rebelde Rose Tico (Kelly Marie Tran), la misteriosa o rara Amilyn Holdo (Laura Dern) y DJ (un magnífico Benicio del Toro).
La historia mucho más atrapante en torno a Rey, Luke y Kylo es lamentablemente demasiado corta y se desarrolla de forma demasiado superficial.
De todas maneras, Hamill es un grandioso envejecido y gruñón Skywalker. Y también hay un par de respuestas, algunas logradas sorpresas y un bonito momento de nostalgia con un viejo conocido, de manera que los fanáticos de Stars Wars se verán recompensados por hacer gala de paciencia.
Al igual que en su momento El imperio contraataca (1980), Los últimos Jedi es un film de transición, el eslabón de la trilogía. Pero a diferencia del entretenido y espectacular film dirigido por Irvin Kershner, que probablemente tiene la escena más importante de toda la serie (“Yo soy tu padre”) y para muchos fans es la parte más importante de Star Wars, la película de Rian Johnson resulta casi irrelevante. El Maestro Jedi Obi Wan sintió antaño la “emoción del poder”. En el episodio VIII, esta es prácticamente imperceptible.