River Plate tiene 46 unidades y Boca Juniors lo sigue con 45. Si el equipo de Marcelo Gallardo gana saldrá campeón, pero si deja puntos en el camino, al Xeneize se le abrirá la posibilidad de arrebatarle el título en el último suspiro o de forzar un partido desempate.
Boca y Gimnasia jugarán en la Bombonera a partir de las 21 (mismo horario que el choque en Tucumán), tendrán arbitraje de Facundo Tello y serán televisados por Fox Sports Premium.
Lo primero, esta noche, será el torbellino de emociones por la presencia de Diego. Más allá de las polémicas con la dirigencia, ancladas en su distanciamiento con Juan Román Riquelme (actual vicepresidente del club), Maradona pisará otra vez la Bombonera y ahí mismo latirán fuerte el corazón y la memoria de los boquenses.
Habrá, parece, alfombra roja, plaqueta y homenajes varios en la misma cancha donde Maradona desparramó al Pato Fillol en un inolvidable Boca-River y donde, más acá en el tiempo, acuñó una de sus frases inolvidables, la tarde de su partido despedida: "La pelota no se mancha".
Después, sí, a Dios rogando y con el mazo dando. La parte del trabajo que le toca a Boca, a este Boca arrollador de Miguel Ángel Russo, será ganar. La otra parte, la que no depende de lo que haga, será esperar para saber si lo sumado le alcanza.
Hay, en Tucumán, un nombre que Boca venera como si fuera una estampita: Ricardo Zielinski, técnico del Decano, el mismo que hace casi ya diez años condujo a Belgrano de Córdoba en la histórica promoción que condenó a River al Nacional.
En lo estrictamente futbolístico, Russo hará un solo cambio: entrará el zaguero peruano Carlos Zambrano en remplazo de Carlos Izquierdoz, que está suspendido por una fecha por acumulación de amarillas. Los otros diez serán los mismos que vienen de golear a Colón, 4-0, en Santa Fe.
La sorpresa entre los hinchas xeneizes es la continuidad de Wanchope Ábila en el banco de los suplentes, tras los golazos marcados al Sabalero y al Caracas, por la Copa Libertadores. El delantero perdió su puesto a manos de Franco Soldano (quien apenas marcó un gol en la era Russo) y deberá esperar para volver a estar desde el comienzo.
Enfrente estará Gimnasia, que enhebró dos triunfos seguidos (Independiente y Atlético Tucumán) y recuperó la ilusión de salvarse del descenso; y estará Maradona, entero o a pedazos y su vida como una alegoría para el equipo que hoy conduce. “Me debo a Gimnasia”, dijo días atrás cuando le preguntaron sobre Boca y la intervención tripera en la suerte azul y oro, que es lo mismo que decir la pelota no se mancha.
De las 146 ocasiones en que jugaron en Primera División, el Xeneize ganó 79 y Gimnasia apenas 32 (los 35 partidos restantes fueron empates).
Maradona será recibido por glorias de la entidad xeneize
La dirigencia xeneize prefirió evitar cualquier tipo de roces para la ceremonia de recibimiento a Diego Maradona. No estarán presentes en el acto ni Amor Ameal ni Juan Román Riquelme, y en cambio aparecerán en el césped tres símbolos de la historia de Boca: Miguel Ángel Brindisi, Hugo Osmar Perotti y Carlos Tevez. Tanto Brindisi como Perotti fueron compañeros de Maradona para la consagración de 1981. Se supo, también, que no habrá sillón especial para Maradona, como idearon varios clubes que lo recibieron en las canchas en estas fechas de la Superliga