Sr. Trump, ayude a sanar al planeta

En una carta abierta publicada por el columnista en The New York Times, el autor se centra en la necesidad de que el presidente electo se retracte de la postura antiecológica que mostró durante su campaña.

Sr. Trump, ayude a sanar al planeta

Thomas  L. Friedman - Servicio de noticias The New York Times © 2016

Estimado presidente electo Trump:

Bueno, ganó. Usted no era mi opción, pero pronto va a ser mi presidente. No tengo ninguna intención de olvidar, ni de perdonar, las cosas abominables que dijo e hizo durante la campaña. Dañaron a personas reales, degradaron nuestro proceso político y borraron las normas sociales, vitales para conservar unida a nuestra sociedad diversa. No dejaré de resistir todo eso solo porque usted haya ganado.

No obstante, no voy a pasar cada día esperando a que usted falle. Es demasiado lo que está en juego. Dado que es claro que usted está replanteando algunas de sus promesas extremas de la campaña, la respuesta correcta de mi parte es una participación ejemplar. Así es que empecemos ahora: por favor vuelva a examinar lo que dijo en cuanto a que el cambio climático es una estafa.

Nada llamaría más la atención de sus oponentes si usted declarara su intención de revisar de nuevo el problema del clima. Obligaría a muchos de ellos a darle una segunda mirada; y, prácticamente, a ninguno de sus partidarios le importaría porque pocos votaron por usted debido a este problema y todos saben que sus hijos saben que el clima está cambiando y, también, se animarían, si usted lo hiciera.

Hablando de hijos, señor Trump, los suyos tienen negocios de campos de golf. De seguro que le han mencionado que Doral será su primer campo amenazado por el calentamiento mundial, porque partes de Miami ya se están inundando debido al aumento en el nivel del mar a causa del deshielo.

De acuerdo con The Real Deal, que cubre las noticias inmobiliarias del sur de la Florida: “Las crecidas podrían inundar partes de las playas de Miami en poco tiempo, unos 15 años”. Eso convertiría a sus campos junto al mar en campos en el fondo del mar.

Esto no es una estafa. Estados Unidos acaba de experimentar su tercer octubre más caliente, según los registros, y, como notó The Washington Post la semana pasada, “El calor más asombroso en Norteamérica esta semana se concentró en Canadá, donde las temperaturas han estado hasta 30° más calientes de lo normal”. No tiene precedentes.

Cuando vaya al Pentágono, pregunte a los generales por el cambio climático. Esto es lo que le dirán: la mayoría de los inmigrantes que están inundando Europa hoy no llegan de Siria ni de Irak. Tres cuartas partes son de las zonas áridas en el centro de Africa, donde la combinación del cambio climático y el crecimiento desenfrenado de la población están haciendo que sea insostenible la agricultura a pequeña escala.

En abril pasado, como parte de un documental del canal National Geographic, seguí a un grupo de estos refugiados desde Senegal, por Níger, en su camino a Libia y Europa. Miles recorren este trecho cada mes. Lo mismo pasará en nuestro hemisferio; y ningún muro les impedirá el paso. Usted no puede ignorar al cambio climático y pensar que tiene una política para la inmigración.

Al mismo tiempo, por favor entienda que si usted nombra a alguien que niega el cambio climático para encabezar el Organismo de Protección del Ambiente y saca a Estados Unidos del Acuerdo de París, en el que se comprometieron 190 países a reducir sus emisiones de contaminantes de dióxido de carbono que calienta al planeta, va a desencadenar una feroz reacción de los jóvenes en Estados Unidos y por toda Europa. Las reacciones negativas en Europa van a debilitar totalmente su capacidad para liderar la alianza occidental.

Y, como me lo explicó el físico climatólogo Joe Romm, ¿realmente usted quiere pasar a la historia como el hombre que liquidó la última y mejor oportunidad de evitar un calentamiento catastrófico?

Existe una mejor forma, para usted. Puede enmarcar el cambio completo en su posición en términos de la economía de libre mercado.

Hal Harvey, quien asesora sobre cambio climático y política energética a grandes compañías, nota que gracias a los avances tecnológicos, “el costo de la energía solar ha bajado más de 80% desde 2008; los eólicos cayeron más de 50% desde ese mismo año; los de las baterías, más de 70% también desde 2008, y los de la iluminación LED más de 90%. Como resultado, un futuro limpio ahora cuesta menos que uno sucio”.

Hoy, desde California hasta México, a Oriente Medio, los precios de las energías solar y eólica son muy bajos, tres centavos por kilovatio-hora. Harvey añadió: “Eso se compara con unos seis centavos por una nueva planta de electricidad a gas natural y el doble de eso por una nueva de carbón. Y hay que recordar: los costos de las materias primas -carbón, petróleo, gas- fluctúan, pero los costos de la tecnología -eólica, solar, LED- siguen tendencias irreversibles a la baja, así es que cuando una tecnología nueva cruza la línea de los costos con una antigua materia prima, es el adiós para siempre a la vieja materia prima”.

¿Ha visto fotografías recientes de Nueva Delhi y Pekín? La gente no puede respirar allá debido a la contaminación por la quema de cultivos y combustibles fósiles. ¿Qué están haciendo los indios? Están frenando la quema de cultivos, el uso de coches diesel y solo cierran la planta de electricidad de Badarpur, que funciona con carbón. Tienen que encontrar alternativas a los combustibles fósiles. Así es que están invirtiendo muy fuerte en tecnologías limpias. ¿Acaso su estrategia sea que Estados Unidos siga siendo adicto al carbón y dar al traste con nuestro liderazgo en la tecnología limpia (que está destinada a convertirse en el siguiente gran sector de las exportaciones mundiales y ya está expandiendo buenos empleos de obreros) para que podamos importar sistemas de energía limpia de la India y de China?

Señor Trump, usted ganó en Florida, pero ¿sabe usted quién perdió allí además de Hillary?, las compañías de servicios públicos de la vieja escuela. Gastaron más de 20 millones de dólares impulsando un referendo para frenar el crecimiento de la energía solar en el Estado.

Así es que los floridenses dijeron: “sí” a Trump, “sí” a la energía solar y “no” a quienes querían detenerlos a ambos. Hay un mensaje para usted en esa botella.

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