Spinetta en el recuerdo

El 8 de febrero de 2012 moría Luis Alberto Spinetta, figura medular de la música y el rock nacional que dejó el legado enorme de una obra tan personal como inagotable.

Spinetta en el recuerdo

El 23 de enero se festejó el día del músico, que desde 2014 conmemora el día del nacimiento de Luis Alberto Spinetta. Desde su partida, el 8 de febrero de 2012, se realizaron innumerables tributos y hasta fue publicado un libro con sus canciones destinado a escuelas secundarias artísticas.

Una de las grandes sorpresas que agradecieron sus seguidores llegó en noviembre del año pasado con la salida de un disco inédito, “Los amigo”, que rescata lo último que grabó “El Flaco” con su ex compañero de Almendra Rodolfo García (en batería) y Daniel Ferrón (en bajo).

“La poesía de papá siempre puede adaptarse al presente, en este disco hay mucho mensaje, habla de felicidad, de luz y de sabiduría, es bueno poder compartirlo con la gente, para eso lo dejó”, dijo su hija Catarina en la presentación que hizo junto a sus hermanos Vera, Dante y Valentino.

A partir de zapadas que surgían de una reunión semanal que el trío realizaba en La Diosa Salvaje, el estudio del poeta de Bajo Belgrano, nació este álbum luminoso y de corte jazzístico.

Integrado por ocho piezas, entre las que se destacan grandes canciones como "Iris" -dedicada a su hermana Ana-, "Canción del lugar" y "Bagualerita", y dos poderosas piezas instrumentales como "El gaitero" y "El cabecitero", el álbum fue un éxito de ventas en Argentina.

Artista total

Capaz de reinventarse a partir de una obra atravesada por la belleza, Spinetta fue autor, guitarrista y cantante, pero también poeta y pintor. Supo colmar de una elevada concepción estética a cada uno de los pasos que dio desde su nacimiento, el 23 de enero de 1950 en el barrio porteño de Belgrano.

Creador de grupos como Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Jade y Los Socios del Desierto y de un camino en solitario también signado por la belleza y la creatividad, Spinetta murió en Buenos Aires a los 62 años a causa de un cáncer de pulmón que se le diagnosticó en julio de 2010.

Personal y prolífico, en 50 años de trayectoria dio forma a una obra que materializó en más de 40 discos, donde sus canciones constituyeron un alegato estético que signó al rock argentino y lo sostuvo como un espacio fértil para la creación.

Distanciado de los vaivenes de un género que pasó de marginado y prohibido a gozar de las mieles de la difusión masiva, edificó su carrera al margen de las modas y las demandas de la industria discográfica.

En una suerte de síntesis de su recorrido musical, el 4 diciembre de 2009 colmó el estadio de Vélez, un ámbito multitudinario que transformó en reducto íntimo para disfrutar de un recorrido por sus Bandas Eternas en una maratón artística de cinco horas con más de 50 canciones.

“La frescura y el lirismo de Almendra, el grito oscuro y enloquecedor de Pescado Rabioso, la contundencia y experimentación de Invisible, el perfil sonoro particular y casi galáctico, como desprendido de materia, de Jade y las experiencias posteriores”, lo resumió una crónica de ese momento.

“El talento es el hombre en libertad, nace en cualquier persona que se sienta capaz de volar con sus ideas”, fue una de las frases que esgrimió a lo largo de vida y que de alguna manera definen la forma de ver el arte de este músico genial que sigue en la memoria de quienes lo admiraron pero también sigue creciendo y sumando nuevos adeptos a un sonido personalísimo que ya es parte de la eternidad.

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