ANTES
. "Al principio, cuando empecé a trabajar en Investigaciones, a fines de los años '80, había un grupo de soplones a los que les llamábamos "calcomanías", porque siempre estaban pegados al vidrio de la ventana y siempre sabían todo lo que había pasado en el barrio".
Este es el modo de definir una subespecie del "soplón" (el civil que le da datos a la Policía a cambio de algo) que tiene un viejo efectivo de Investigaciones consultado por este diario para develar qué tipo de datos recaban los policías de calle para tratar de esclarecer algún delito. Pero de inmediato aclara que la graciosa figura de 'la calcomanía' "prácticamente ya no existe y hoy casi todo dato se paga en efectivo", según cuenta.
A los informantes de la Policía se los llama básicamente "buches" o "soplones", "a diferencia del 'datero', que es el que les pasa justamente un dato a los delincuentes para que éstos lleven adelante un delito.
"De todos modos, hay 'dateros' que hacen de doble agente y venden sus conocimientos al mejor postor: ya sea ladrón o policía", aclara.
"Los soplones deben tener cuatro ojos y estar atentos de que muy pocos sepan que se dedican a eso: a delatar ilícitos. Por lo general viven en los mismos barrios donde se esconden los delincuentes y -al igual que los más de los policías de calle- saben todo de todo lo que sucede, "como ocurre en las cárceles", ejemplifica el entrevistado.
TRAMPA
. Para muchos especialistas, desde que se instauró el régimen de "recompensas oficiales" para obtener datos (el primero más conocido fue el que ofrecieron para dar con los cuerpos de Zambrano-Rodríguez en el año 2000, ver aparte), la tarea del buche se prostituyó aún más. "Con las recompensas -que van desde 10 mil a 50 mil pesos- entra en juego un dueto difícil de controlar: el del policía y su amigo soplón", indica un fiscal de Mendoza.
"Es así que muchas veces pasa que el efectivo policial sabe dónde está la persona buscada y en lugar de hacer su trabajo de policía, que es informar a sus superiores y a la fiscalía, se conecta con su amigo buche para que éste aparezca como "informante" y así dar con la persona buscada. Después de que el soplón cobra su recompensa como un ciudadano común, se junta con el policía que en este caso le pasó el dato y recibe algo de la recompensa. Pero esto es algo difícil de probar y hay que tener en cuenta que el fin último, que era dar con la persona buscada, se logró".
LOS HECHOS "RESUELTOS" RÁPIDAMENTE
. "A fuerza de ser sinceros, hay que decir que la maquinaria pesquisa-buchón-recompensa, se pone mucho más rápido en movimiento cuando se trata de esclarecer un hecho que se considera de relevancia para el gobierno", explica un funcionario del Ministerio de Seguridad.
La honestidad brutal tiene que ver con la proporción directa que tiene un caso en la opinión pública con la necesidad de resolverlo con mucha rapidez y con eso demostrar eficiencia en la pesquisa.
"Si te ponés a ver, en los más de los casos llamados resonantes, siempre aparece uno o varios detenidos no mucho después de ocurrido el hecho. Eso es una orden política: "Hay que encontrar al responsable sí o sí", les dicen a los policías encargados de la investigación. Esos efectivos ponen en funcionamiento su red de contactos entre los soplones y por lo general llegan a dar con los buscados. Ahora, si el caso no es conmocionante y no hay una fuerte demanda social para resolverlo, lo más probable es que se demoren bastante en la resolución o que directamente no se resuelva".
RECOMPENSAS EN LA PÁGINA DE SEGURIDAD
. Los buscadores de recompensa -sean o no buchones- pueden visitar la página web del Ministerio de Seguridad (http:// www.sistemas.seguridad.mendoza.gov.ar) y buscar en el link "recompensa" todo lo vinculado a hechos por los que se ofrece dinero. Hoy por hoy se muestran diez casos -homicidios, personas desaparecidas y conductores de autos buscados- por los que se ofrecen sumas de dinero que van desde los 10 mil a los 50 mil pesos. Los especialistas de Seguridad han dicho que gracias a esas publicaciones, hubo casos que llegaron a resolverse.
DESCONFIANZA
. Los fiscales, al menos de la boca para afuera, aseguran no estar muy contentos con los datos que consiguen los policías a partir de lo que les cuentan los soplones. "Es raro que termine bien una investigación hecha en base a dichos de los llamados buchones, todo se presta para la corrupción.
Aunque hay policías que sí tienen una buena, o más bien efectiva, red de soplones y traen información A1 (esto es una tabla de clasificación valorativa de datos que va de manera decreciente de A1, A2, B1... hasta C2; A1 es un excelente dato mientras que C2 es un dato impresentable). Ese tipo de efectivos que normalmente consiguen buena información, son más tomados en cuenta que los que traen pescado podrido. Pero esa es la excepción. Como dije, normalmente no sale bien una investigación que comienza con los dichos de un informante".
TE AMO, TE ODIO
. El buche y el policía rara vez son amigos. Saben que se necesitan mutuamente y se usan para tal fin. "Antes de la época de las recompensas, era muy común el trato con el pequeño "rata" (así llaman los policías a los ladrones de poca monta) que robaba estéreos; pasaba a veces que una vez que lo agarrábamos, él nos decía que tenía tal o cual dato de un hecho más grave que el robo de un estéreo. A cambio de que no le abriéramos una causa, el pibe nos pasaba la información de un robo de mayor cuantía; de ese modo, muchos policías mejoraban su legajo con un hecho resuelto, pero a cambio de dejar libre a un simple ladrón de estéreos", confiesa el efectivo retirado.
Para especialistas, el hecho de buscar datos en personas con antecedentes penales ensucia de por sí la investigación. Y hay quienes creen que se podría hacer como en algunos países de Europa donde hay un soplón "legal" y sin antecedentes. Para esos menesteres se selecciona a porteros de edificios, cuidacoches, maestras y hasta amas de casa que hacen las veces -anónimamente- de informantes policiales.
Pero para eso habría que blanquear todo un negocio oscuro de dimes y diretes y de influencias a cambio de dinero o de beneficios. Parece demasiado complicado que eso ocurra.