Un 18 de abril, pero de 1993, un joven de 17 años ingresaría en lugar de Ariel Arnaldo Ortega en un triunfo de River por 2-0 sobre Newell's para jugar por primera vez en la Primera División del fútbol argentino. Más allá de su desfachatez y de los destellos de calidad que mostró aquella tarde, nada hacía prever que ese chiquito de rulos podía convertirse en uno de los nombres más importantes de la historia del club de Núñez. Era el debut de Marcelo Gallardo y el comienzo de una historia de amor que todavía no conoce su capítulo final.
Aquel encuentro terminó 2-0 gracias a los goles de Rubén Da Silva, y Daniel Alberto Passarella había dispuesto a los siguientes 11: Javier Zeoli; Guillermo Rivarola, Fernando Cáceres, Carlos Bustos, Ricardo Altamirano; Gustavo Zapata, Leonardo Astrada, Jorge Vázquez; Da Silva; Ramón Ismael Medina Bello y Ortega, quien con 19 años ya era la gran promesa del club y fue quien le dejó el lugar al Muñeco en ese partido.
Lo cierto es que Gallardo ya había jugado en el primer equipo. Lo había hecho como titular en un partido de Copa Libertadores, con el Millonario ya sin chances de superar la fase de grupos: estuvo de arranque en el 1-0 ante Olimpia un 26 de marzo, con tanto sobre el final de Pablo Lavallén. Tras aquel estreno, debió esperar casi un mes más, pero entonces llegaría su debut y un primer paso que generaba ilusión.