Mendoza está lejos de llegar a los estándares necesarios para alcanzar a los países europeos en lo que se refiere a controles de alcoholemia y la prevención de accidentes viales por exceso en el consumo de alcohol. Un análisis de la ONG Luchemos por la Vida detalló que en Finlandia se realizan 279 controles cada mil habitantes y en Austria 189, cifras que contrastan con las de Mendoza: según el cálculo de Los Andes en base a datos del Ministerio de Seguridad, se concretan sólo 12 cada mil personas.
Vale decir que la provincia presenta mejores estadísticas en lo que respecta al resto del país, ya que la media nacional es de 7 controles cada mil personas, también según datos estimativos proporcionados por Luchemos por la Vida.
De todas formas, pese al triste saldo de 29 fallecidos en lo que va del año en la ruta de Alta Montaña hacia Chile y de los 82 muertos en total en la provincia en este 2017, los exámenes de alcoholemia y las multas respectivas se incrementaron en Mendoza en relación al año pasado, ya que se hicieron casi 21 mil tests en estos 5 meses contra los 17.500 que hubo en todo 2016.
Más de mil multas
Según explicó el jefe de Seguridad Vial de Mendoza, el comisario general Gabriel Pereyra, el año pasado se realizaron 17.560 tests de alcoholemia a los conductores en rutas y calles mendocinas. En ellos se labraron 1.067 actas tras arrojar resultado positivo de alcohol en sangre. Esto equivale al 6% de los automovilistas analizados.
Recordemos que el test positivo de alcoholemia en los conductores equivale a una falta gravísima, cuyo valor es de $ 8.000, lo mismo que se debe pagar por conducir sin licencia o sin los papeles del seguro.
Continuando con la estadística del Ministerio de Seguridad, este año ya se han realizado entre enero y mayo 20.995 tests (lo que equivale a 12 cada mil habitantes), de los cuales 1.472 dieron positivo. Esto revela un crecimiento considerable de los operativos - y también de las actas labradas- para detectar a conductores alcoholizados.
“Hemos incrementado la cantidad de controles porque se ha elevado la cantidad de aparatos para realizar los tests. Ahora tenemos un alcoholímetro en cada delegación, es decir 13 en toda la provincia, mientras que el año pasado contábamos con 9. Además, hay 3 aparatos más que están en Córdoba para ser homologados y que también vamos a incorporar para los controles”, explicó Pereyra.
El funcionario policial agregó que cuando una persona se encuentra en infracción, es decir que supera el límite permitido de alcohol (0,5 grs por litro de sangre), primero se le secuestra la licencia de conducir y se solicita que un acompañante -si lo tiene y está en condiciones de manejar, es decir si da negativo en el test- prosiga al mando del volante. Si no, se secuestra el vehículo.
“Es un trabajo que hemos extendido más allá de los fines de semana o feriados. Ahora lo estamos haciendo de forma continua. Es una medida efectiva, porque hemos logrado que se produzcan menos accidentes de tránsito aunque ha habido más muertes que otros años. Según nuestros datos, tenemos 516 siniestros viales menos que a mayo de 2016”, informó Pereyra.
Muy lejos de Europa
Según divulgó Luchemos por la Vida, los países que han tenido éxito en la reducción de accidentes por conducción alcoholizada -o por drogas- realizan gran cantidad de controles de alcoholemia cada año.
Por ejemplo, en 2015 en Austria se hicieron 189 cada mil habitantes (1.660.000 controles), en España 132 (6.136.000), en Finlandia 279 (1.535.000 por año), en Francia 152 (9.844.000 por año) y en Suecia 130 (1.297.000 por año).
Como se observa, la diferencia con nuestra provincia es notoria, ya que aquí apenas se llega al 10% del número de controles que se realizan en Suecia y a nivel nacional, sólo el 5% de los operativos de alcoholemia que se realizan en aquel país nórdico.
Desde Luchemos por la Vida explican que la efectividad es mayor si los controles son acompañados por publicidad suficiente; si se llevan a cabo regularmente; si son impredecibles y difíciles de evitar; si combinan medidas muy visibles y menos visibles; y si se realizan en ubicaciones y horarios en los que se espera que tengan el mayor efecto en la seguridad.
Desde la ONG agregan que deben ser seguidos por una sanción que sea efectiva, proporcionada y disuasiva de la cual no se pueda escapar (por ejemplo una sanción económica o arresto, curso de capacitación, programas de rehabilitación para conductores alcoholizados, etc.). “Así, no bastan, por ejemplo, controles esporádicos o puestas en escena algunos fines de semana en la esquina de un boliche”, remarcan.
Para finalizar, plantean que las autoridades deben comprender que sin controles efectivos ni sanciones eficaces, no se podrá avanzar significativamente en la seguridad vial y así salvar las más de 7.000 vidas que se pierden cada año en la Argentina en siniestros evitables.