Gabriel Vissio es una de las pocas personas en el mundo que puede darse el lujo de decir que ha recorrido 90 mil kilómetros en una Yamaha 125. El mendocino, de 44 años, actualmente escribe desde las Canarias, España, habiendo dejado atrás 20 países en su trazo por el globo a lo largo de cuatro años.
“Desde que volví a mi país, Argentina, luego de pasar casi 15 años en el exterior recorriendo y viviendo en muchos países diferentes me rondaba la idea de un nuevo viaje. Tenía el síndrome del eterno viajero”, cuenta.
Pero había un pequeño detalle: “No tenía dinero, ni trabajo, mucho menos una moto. Pero decidí en un instante que por fin había llegado el momento de cumplir el sueño de mi vida, la vuelta al mundo en moto”, sentencia.
El primer paso, entonces, fue volver al mundo laboral, así que consiguió trabajo como dependiente y sumándole a esto algunos extras logró ahorrar para poder comprar su compañera de aventuras, bautizada “La Niña”.
“Es una pequeña Yamaha YBR 125 cc de 2007. He tenido muchas motos en mi vida y lo ideal hubiera sido una de mayor cilindrada pero ante mi situación económica no podía permitirme nada más grande, no sólo porque no me alcanzaba el dinero para comprarla sino también por el costo de mantenimiento que me supondría. Al final aquella se revelaría una muy buena elección”, anticipa.
De esta forma comenzó con los preparativos y con la decisión de partir antes de su cumpleaños 41. “Equipé la moto como pude y el 11 de setiembre de 2011 en la mañana partí con 2.000 dólares en el bolsillo y sin ningún tipo de patrocinio, tarjetas de crédito o cuentas bancarias; sólo la riqueza que me daba el ser libre y cumplir mi sueño”, detalla.
Diarios de motocicleta
Mientras espera que su vuelo salga para Alemania, donde su moto lo aguarda tras un viaje en barco desde Alaska, asegura que aunque su historia puede que no le interese a muchas personas- aunque probablemente no sea cierto- él ha sido embajador de su tierra en todo el mapa.
Cuando empezó, recorrió 10 países de América del Sur: Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile, Perú, Ecuador, Brasil, Venezuela y Colombia. “Visité lugares increíbles como las Cataratas del Iguazú, el Machu Picchu, descendí la famosa Ruta de la Muerte, también navegué durante 5 días el río Amazonas para llegar a Manaos en Brasil y continuar a Venezuela”, recuerda.
Durante el trayecto realizó diversos trabajos: fue personal de mantenimiento en un camping en el desierto de Atacama (Chile), estuvo de encargado de un depósito en Venezuela y además aprendió a fabricar artesanías que vendió en todos los países que visitó.
En Colombia se consiguió sustento en una ‘panga’ (embarcación) por 14 días para poder cruzar a Panamá, ya que en el Tapón del Darién no hay ruta. “Así llegué a Centroamérica y visité 6 países: Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala. Todos con sus antiguas culturas e increíbles paisajes”, describe.
Luego fue el turno de América del Norte, comenzando por México, “un país enorme -cuenta- con sitios arqueológicos impagables y paisajes de película”. También cruzó Estados Unidos “con sus increíbles parques nacionales”, entre ellos el Gran Cañón y, por supuesto, la mítica Ruta 66 que tuvo la dicha de recorrer en su mayor parte.
Después de subir toda la costa del Pacífico entró a Canadá cruzando la indómita British Columbia con sus incontables lagos y osos al lado de las rutas. Para finalizar, fue el turno de “La Última Frontera” -Alaska- con sus paisajes de cuentos. “Allí logré llegar a Prudhoe Bay en el extremo norte, donde pude ver el Océano Ártico y visitar hermosos lugares en el mes y medio que permanecí allí”, dice.
Un paréntesis del viaje
Desde Alaska envió la moto por barco hacia Alemania y viajó a Nueva York a casa de su hermano menor. Luego voló a España y actualmente se encuentra en Lanzarote en casa de su otro hermano, esperando para ir por ella.
“Han sido hasta ahora 90.000 km de viaje en 50 meses visitando 20 países en los que he conocido incontables amigos que me han brindado su apoyo, hermanos motociclistas que me han recibido como en casa. He probado todo tipo de comidas, desde manjares hasta larvas, y he dormido en los más inverosímiles lugares”, describe emocionado.
Continúa explicando que su plan es recoger su moto, recorrer una por una las islas del archipiélago español y luego visitar el resto de Europa, África, Asia y Oceanía. “Estoy buscando amigos que quieran ser parte de mi aventura con su apoyo y también alguna empresa que esté interesada en patrocinarme a cambio de publicidad en mi moto, blog y redes sociales. Sería grandioso y lo agradecería de corazón”, finaliza.
Diario de viaje
El viaje de Gabriel puede seguirse a través de su blog personal: www.mundoenmoto.blogspot.com.ar. Allí también pueden verse fotos de su espectacular travesía.