Sólo Trump puede triunfar sobre Trump

Sólo Trump puede triunfar sobre Trump

Por Thomas L. Friedman - Servicio de noticias The New York Times © 2016

Donald Trump es un curso ambulante de ciencia política. Su meteórico ascenso es la primera lección sobre liderazgo: La mayoría de los votantes no escucha por los oídos. Escuchan con sus estómagos. Si un líder pueden conectarse con ellos en un nivel visceral, su respuesta es: “ No me molestes con los detalles. Confío en tus instintos”. Si un líder no puede conectarse en el nivel visceral, él o ella no puede mostrarles suficientes particulares. Ellos simplemente seguirán preguntando, “¿Puede mostrarme los detalles una vez más?”

Los rivales republicanos de Trump siguen pensando que si ellos tan solo destacan unos cuantos detalles más sobre él, los votantes dejarán a El Donald y, más bien, recurrirán a uno de ellos. Sin embargo, no se puede sacar a los electores de algo a lo que no han sido convencidos de que entren.

Muchos han venido a Trump por un sentido visceral de que este es el tipo que conoce su dolor, incluso si realmente no es así. Muchos de sus partidarios son del movimiento #middleagewhitemalesmatter, para el cual la era actual de aceleración no ha sido amable y para los cuales los mítines de Trump son su manera de decir: “¿Me pueden oír ahora?” y de hacerle pagar a la gente que explotó su dolor pero los dejó atrás, particularmente las tradicionales élites republicanas. Ellos no están interesados en los detalles de Trump. Les gusta su coraje.

Y esto no causa sorpresa. Esas élites republicanas vendieron sus propias almas y a su partido tantas veces a charlatanes y plutócratas, que uno se pregunta cuándo va a aparecer en liquidación en eBay: “En venta: El alma del GOP. Casi vacía. Esta alma fue vendida previamente a Sarah Palin, a los anarquistas del Tea Party, a Rush Limbaugh, Grover Norquist, al cabildo de las armas de fuego, a la industria petrolera, los hermanos Koch, Sheldon Adelson y al noticiario de Fox. A negociar. No se aceptan ofertas muy bajas”.

Gente que suele ser inteligente, como Mitt Romney, descartaron sus mejores instintos para adular a esta variopinta diversidad de autodesignados comisarios republicanos, cada uno representando una rebanada diferente de lo que llegó a ser ortodoxia republicana: el cambio climático es un engaño; el aborto, incluso en caso de violación o incesto, es impermisible; debe haber oposición incluso a sensatas leyes sobre armas de fuego, sin consideración a cuántos niños sean asesinados; tanto los impuestos como las redes de seguridad siempre deben reducirse, sin consideración al contexto económico; el Obamacare debe ser destruido, aun cuando se fundamentó en una idea republicana; e Irak fue un éxito aun cuando fue un caos.

El Partido Republicano se convirtió en una acumulación de ideas que se osificaron con el paso de los años, sin que el partido se detuviera en algún momento para preguntarse de nuevo: ¿En qué mundo estamos viviendo actualmente? ¿Cuáles son las tendencias dominantes? ¿Y cómo las explota Estados Unidos de la mejor forma aplicando valores conservadores y soluciones con base en el mercado?
El cinismo del GOP actual no podría haberse desplegado más vívidamente que cuando Marco Rubio, John Kasich (un tipo decente) y Ted Cruz declararon en su totalidad que apoyarían al nominado del partido, incluso si era Trump, justo después de decirles a los electores que él era un estafador. No causa sorpresa que tantos republicanos estén votando por Trump con base en lo que ellos creen que es su coraje.

Todos los demás candidatos republicanos no lo tienen en lo más mínimo.

Sin embargo, incluso si su respaldo se está debilitando, los demócratas toman a Trump a la ligera bajo su propio riesgo. Él sigue sentado con tres ases que aún no ha jugado. Todos ellos podrían salir en la elección general.

Uno de los ases es que si gana la nominación, él no tendrá problema alguno para moverse al centro para apelar a independientes y minorías. Él no tendrá problemas para interpretar al unificador moderado... y mucha gente lo creerá, diciendo: “¿Por qué no darle una oportunidad? Dice que él puede volvernos ganadores”. Seguro, México tendrá que pagar por ese muro, dirá Trump, pero será en “pagos mensuales”. ¿Deportación de 11 millones de inmigrantes indocumentados? Vamos, ¿acaso no distinguen una oferta inicial sobre una iniciativa de inmigración cuando la escuchan? ¿Prohibir a todos los musulmanes? Bien, por supuesto que no podemos prohibir a toda una comunidad de fe, pero Trump jurará que será mucho más estricto con las visas de ciertos países. ¿Qué, nunca han leído “El arte del trato”?

Su segundo as es que dada la posición que clamó con respecto al terrorismo, si, Dios no lo quiera, se da un importante ataque terrorista en nuestro suelo entre ahora y el día de las elecciones, Trump cosecharía enormes beneficios políticos. Estén atentos. Ya he visto cómo un ataque terrorista bien programado inclinó una elección israelí.

Su tercer as es que él efectivamente irá detrás de Hillary Clinton en formas que usted nunca antes oyó y que deleitarán y traerán de vuelta a muchos de los republicanos alienados, cuyo odio hacia Hillary no conoce límites. “¿Oyeron lo que Trump dijo sobre Hillary anoche? ¡Que ella era la 'facilitadora de Bill'! ¡Finalmente! Votaré por él solo por eso”. Una vez más, cuidado.

Sin embargo, Trump también tiene dos comodines con esos ases. Una de las lecciones que aprendí cubriendo Oriente Medio es que lo único bueno sobre los extremistas es que ellos no saben cuándo detenerse... y al final, a menudo ellos solos se matan. Véase Saddam Hussein.

Trump ya ha hecho cosas que ningún candidato había hecho alguna vez, diciéndonos incluso que tiene un pene grande. Un día pudiera ir demasiado lejos (si no lo hizo ya) y cortar su conexión visceral con los votantes. El otro comodín de Trump es que entre aquellos atraídos a su coraje visceral están racistas y fascistas con predilección por la violencia en sus mítines. Un día ellos podrían ir demasiado lejos y hacer algo tan de la Alemania nazi, que eso también apagaría esa conexión visceral que tiene con la gente.

En resumen, solo Trump puede triunfar sobre Trump. No cuenten con ello, pero tampoco lo descarten.

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