Soledad Pastorutti ya tiene casi listo un álbum que coprodujo junto al colombiano Carlos Vives y al argentino Cheche Alara, que la llevara de lleno a una mixtura del folclore latino. De hecho, defendió ese cambio al considerar que es "una mujer que se aggiorna a estos tiempos y estos tiempos me dieron una libertad que otrora no tenía".
La artista, nacida en Arequito, también confesó que trabaja junto a la multipremiada compositora Claudia Brant para escribir letras porque "quiero explayarme sobre cosas que me pasan, ya que antes me resultaba más fácil hablar por boca de otro".
Moviéndose entre Arequito, Buenos Aires, Santa Marta y Miami, las canciones más bailables, alegres y empapadas de los ritmos del folclore argentino y latino pasan de la mano de Soledad a las de Vives. Mientras que entre Alara y Pastorutti circulan las más calmas baladas, como "Aunque me digas que no".
En esta entrevista con Télam habla de todo eso, y aún más.
-La letra de "La Gringa" (primer single del disco y nombre del disco) parece una declaración de principios y alguno hasta podría pensar que sos un poquito irónica...
- Hay una ironía, sí. En realidad surge de muchas charlas con Carlos. Nos conocemos hace tiempo, pero para la etapa del disco hicimos varios encuentros en los que cada uno trató de encontrar qué es lo que veía del otro y empezamos a encontrar muchos puntos en común. Un día le mandé casi una autobiografía, escribí todo y más: desde tratar de describir cómo era mi pueblo, cómo es mi familia y cosas así. Surgen muchas ideas a través de esa autobiografía y un día después de ver 4 o 5 canciones lo llamo y le digo “creo que el disco quiero que se llame ‘La Gringa’, pero para que pase eso necesito una canción y me imagino que sea rítmica”.
-¿Y qué pasó?
-Me mandó el patrón rítmico por WhatsApp y en un momento me dice que se le ocurrió una cosa y me mandó “aunque mi piel la dora el sol de mi bandera, a mí me dicen la gringa de Santa Fe”. Lo que nos pasó a los dos un poco es que somos artistas que hacemos música de raíz, pero no tenemos los rasgos que se supone que un artista así tiene que tener.
-¿El disco es de folclore argentino o latinoamericano?
-Es un folclore argentino pero con un tinte más internacional. Hay algo que se parece a una chacarera o un malambo pero no tiene estructura. Es intentar esta canción que pueda representar a Latinoamérica toda también. Esa es la idea, pero desde Sudamérica.
-¿Qué era lo que tenías ganas de decir?
-Suelo hablar mucho de mí. A mí me cuesta mucho ponerme en un lugar de lo que yo creo que debería ser, me parece que no tengo autoridad moral para eso y no me siento en ese lugar. Una vez alguien que escribió muchas canciones me dijo “no hay que señalar con el dedo” y eso lo tomé como un buen consejo. Lo que hago es hablar de mí y de lo que yo siento. Hay una canción que se viene que habla de donde elegí vivir y donde nací. A mí me pasa mucho que por ser del interior y por venir mucho acá no soy de aquí ni soy de allá, y la lucha constante que tengo con quienes trabajan conmigo y dicen que soy una persona que tiene un exceso de humildad que no sé si ayuda mucho a una carrera artística. Yo lucho mucho con eso, porque yo soy así, yo soy de esta manera. En eso soy tozuda también, ahí tengo un grave defecto.
Pero bueno, hay una idea de una canción que yo escribí hace tiempo que dice “discúlpeme si yo no puedo vivir aquí, no tengo la altura”, que también es una ironía porque soy petisa y como si alguien que nació en un pueblo no tiene la altura para salir al mundo. Está un poco inspirada también esa canción en muchas frases que utiliza el folklore. Aquella de “pinta tu aldea y pintarás tu mundo”, aquella de que somos habitantes del mundo de (Atahualpa) Yupanqui o (José) Larralde que decía “yo anduve por todo el mundo en este mismo lugar”. Esa frase a mí me encanta, es mi frase de cabecera.
Soy una mujer que se aggiorna a estos tiempos y hoy los tiempos que vivimos me dieron una libertad que otrora no tenía. El folclore, no por el folclore en sí sino por la sociedad en la que vivimos, tenía unos limitantes que hoy podemos superar tranquilamente. Siempre fui una atrevida porque me vestí de gaucho y revoleaba el poncho, pero después creo que perdí esa capacidad de ir más allá por intentar protegerme y porque muchas cosas me tocan de una manera muy especial, yo soy muy sensible.
-¿Qué pasó con Vives?
-Con Carlos Vives encontré esta cosa de desparpajo de nuevo y de divertirme un poco más. Con respecto a la mujer, viste que siempre parecía que la mujer no podía ser sensual dentro del folclore.
Relató entonces que la "sorprende mucho lo que eligen" sus hijas de 9 y 6 años para escuchar y señaló que "las dos están copadísimas con Rosalía y eso me parece genial y eso también las lleva, como estudian danzas clásicas. Hay una conexión con mi mamá que es profesora de danzas clásicas y flamenco y cuando era chica escuchaba mucha música española en casa. Me gusta eso que se genera".
-¿Les gusta Londra?
- Les gusta Paulo Londra y me parece bien que les guste Paulo Londra. Me parece que Paulo tiene algo muy especial, le veo algo. Me llama la atención, no es un tipo común. No soy de las personas que dicen “todo lo que hay ahora está mal”, yo tengo mucho que aprender y esto se moviliza todo el tiempo.
-¿Cómo te parás frente a los prejuicios contra la nueva movida urbana?
-Creo que todo tiene que convivir, nadie tiene la capacidad ni el poder de decir “vos sí” y “vos no”. El público es amplio, toda la vida existió música que a lo mejor vivió poco tiempo y música que vivió toda la vida y yo creo que todo tiene que estar, todo tiene que existir. En cuanto a la composición y eso, creo que cuando la canción es buena no importa la edad que tengas para componerla ni los recursos: es buena. Hay mucha gente que no se ha preparado para componer, te diría que yo misma soy ejemplo de eso, no me siento músico. Siempre se los digo a los chicos de mi banda y sin embargo me dicen “te salen cosas buenas”, pero si no me ayudan ellos yo no puedo.
- ¿Quién te gusta además de Rosalía?
-Me gusta mucho un español que se llama El Kanka, Rosalía me gusta, Paulo Londra me gusta. El flamenco tiene algo, es como la madre de muchas. Lo mismo que pasaba con la música que hacía Cesária Évora, tiene algo, es como la base. Es el clásico para todos los bailarines, si tenés una base de clásico primero vas a saber bailar cualquier cosa mejor. En la música creo que pasa un poco eso: cuando vos tenés esa raíz, después podés soltarte hasta donde quieras y le vas a llegar a todo el mundo porque es genuino. A mí lo que no me gusta es la gente que cree que la música tiene que hacerse como en fábricas. Tenemos que dejar de copiar, tenemos que confiar en esta tierra, mucho más en lo que tenemos y ver cómo eso lo transformamos para llegar al mundo. Hay mucha gente que está trabajando en eso, creo en los Raly Barrionuevo y en un montón de artistas que lo intentan.
-¿Cuánto te dejó desde lo personal y desde lo artístico lo de los Socios del Rock?
-Yo me quedé con las ganas todavía, creo que es un proyecto que puede seguir. Reconocí canciones que conocía desde muy chica pero que encontré una segunda intención en las canciones. Sobre todo en “Yo no quiero volverme tan loco” de Charly García, que me parece el Cambalache de estos tiempos. Yo leo la letra, y ¿cómo puede escribir una cosa así? Las cosas que nos dice como sociedad y sin estar plantado en ningún lugar extremo, es tan de sentido común... Esa canción me despertó a mí montones de cosas y me dio hasta una envidia sana de decir “¿cómo no se me ocurre a mí ser tan clara?”. Charly es uno solo, ¿no?
Creo que redescubrí canciones que al redescubrirlas a otra edad con otro análisis cobraron un valor mucho más grande y tranquilamente pueden formar parte de un repertorio folklórico. Como nos representan como sociedad y el folclore siempre ha tenido esa capacidad, no me sentí ajena a decir esas cosas. Después a lo último en Mar del Plata agregamos la de Calamaro, “Alta Suciedad”, que la elegí yo porque me encanta la letra.