Soledad Silveyra & Claribel Medina, dos formas de encarar la vida

Se lucen en "Mis amigos de siempre", donde encarnan a dos amigas de toda la vida. Sin embargo, es la primera vez que las actrices se reúnen en pantalla.

Soledad Silveyra & Claribel Medina, dos formas de encarar la vida
Soledad Silveyra & Claribel Medina, dos formas de encarar la vida

Una llega de grabar todo el día y en un rato tiene médico. La otra acaba de terminar su programa de la tarde y en un par de horas debe estar en la prueba de vestuario para un show musical. Corren. Pero a la hora de hablar no se amparan en el apuro.

Juntas, Soledad Silveyra y Claribel Medina convierten ese rincón de un bar de Palermo, donde ocurre esta entrevista, en un espacio íntimo para ir y venir de la amistad a la infidelidad, pasando por todas las estaciones posibles.

Ellas hacen con la charla lo mismo que con el vínculo que tienen en “Mis amigos de siempre” (lunes a jueves a las 22 por El Trece y aquí por Canal 7): construyen un verbo no recomendable para cómodos.

Lejos de esa comodidad, entonces, no quedan aferradas al guión de la historia. Lo enriquecen. El cuento dice que son dos amigas de toda la vida, que ahora viven juntas: una es la eterna enamorada de ‘Cholo’ (Osvaldo Laport), de quien se separó porque él la engañó con otra. Lo que Inés (Silveyra) no sabe es que la otra fue Andrea (Medina)... ¿su amiga?

En ese laberinto de emociones, logran dibujar su camino marcando diferencia. Así, en medio de una tira protagonizada por jóvenes galanes que intentan contar distintas formas del amor, ellas -a poco más de tres semanas del debut- ya se destacan como las artífices del vínculo menos pensado.

“Ahí, en esa relación, hay algo muy interesante para contar. Los autores no han hincado todavía en la historia de los adultos, pero ojalá se llegue a zonas profundas”, confía Silveyra, actriz consagrada, enorme entrevistada.

“Estamos tratando de encarar el tema de la amistad desde la adultez. Nosotras (sus personajes) ya somos familia, porque somos amigas desde muy chicas... Mis hijos le dicen ‘má’, ‘tía’ , su hijo me saluda con mucho cariño”, explica la puertorriqueña, con ese cálido gen sonoro que tiene su voz.

Y, desde su nutrida experiencia en telenovelas, comparte que “estamos tratando de contar un triángulo, sin buenos ni malos. Hay gente que se equivoca. Hay una mujer enamorada de un hombre desde toda la vida y hay otra que se mandó una macana (salió con el novio de su amiga cuando ellos estaban en un ‘impasse’ ), siguió e hizo su vida un poco más liviana”.

-¿Por qué nunca le contó a su amiga lo que había hecho?

Medina: -Para no herirla, porque por esa infidelidad ellos no se casaron.

-Pero, en una amistad tan fuerte, ¿no se hiere más callando?

Silveyra: -Sí, totalmente.

-¿El programa reivindica la amistad por sobre todas las cosas?

Medina: -Debería reivindicarla, pero también muestra la debilidad de los seres humanos y nos muestra con las bajezas que tenemos.

-¿Ustedes tienen una amiga íntima en la vida?

Silveyra: -Así como plantea el programa, no. Jamás podría vivir con otra mujer.

-¿Y ésas a las que una puede llamar a las tres de la mañana?

Silveyra: -Ya no. A las tres de la matina no llamo a nadie, me la como sola. Mi relación con la mujer ha mejorado muchísimo ya de grande.

Siempre tuve problemas en mi vínculo con las mujeres. Sin ser feminista radical, pero sí con una mirada de género bastante profunda, nunca entendí la competencia entre las mujeres. Y siempre la sentí y me dolió extremadamente.

-Con Ana María Picchio tuviste un vínculo potente...

Silveyra: -De chicas fuimos como hermanas y quedó una relación, pero no con esa intensidad. Yo sé que si mañana me pasa algo, llamo por teléfono y Ana va a estar. Pero no hacemos el ejercicio cotidiano de la amistad.

Por ejemplo, la nieta de Ana canta como los dioses, la llamé y le pedí que Juanita fuera a cantarle a la abuela de mi nuera cuando cumplió 95 años. Y fue y salió genial. Tengo amigas, sí, por supuesto, pero no desde la práctica diaria, tipo adolescente. Creo que si me pasa algo, primero hablo con mis hijos.

-¿Hablás de todo?

Silveyra: -Tanto, que mis secretos, que no son muchos, los saben ellos antes que nadie. Para que te des una idea, tienen la clave de mi mail. Una vez tuve que abrir otro correo porque recibía cartas de amor... pero lo hice por respeto a él. Yo no tenía ningún reparo en que leyeran, porque era un hombre que escribía de maravillas.

Medina: -Mis hijas también tienen mi clave, por una cuestión de practicidad, ya que a veces necesito datos que están en el correo y no tengo tiempo de verlo. Pero sí hay un código acerca de que los mails de determinados nombres no se abren.

Y, a diferencia de Sole, yo sí tengo muchas amigas mujeres con contacto intenso. Y las tengo de diferentes edades. Mi mejor amiga es actriz (su compatriota Sully Díaz) y sabemos todos nuestros secretos... Ella me pregunta cosas maravillosas, que a veces me hacen matar de risa.

-¿Tipo?

Medina: -Tipo, ‘Che, Clari, ¿vos vivís caliente todavía?’.

-¿Y la respuesta?

Medina: -Sí, yo soy apasionada.

-¿Y vos?

Silveyra: -Ya no tanto.

Medina: -Pero, aclaro, apasionada selectiva.

Silveyra: -¿Cuántos años tenés?

Medina: -Acabo de cumplir 52 (el 16 de diciembre).

Silveyra: -Bueno, yo a esa edad también era apasionada y también era selectiva. Jamás me acosté con un hombre el primer día que lo vi. Ni el segundo. El tercero, puede ser.

-Y, hoy, ¿están en pareja

?

Silveyra: -Yo estoy sola.

Medina: -Yo estoy con alguien que va y viene. Me encanta extrañarlo y me encanta que venga.

Silveyra: -Nosotras tenemos una diferencia de edad que hace mucho al tema (Solita cumplirá 62 el próximo 13 de febrero). Hoy mi mundo es más de abuela... Nunca apreté el acelerador en mi vida como lo aprieto para ir a ver a mis nietos. Ni con el hombre que más amé en la vida... y me cuesta creerlo de mí misma, que siempre fui una mujer con parejas muy fuertes, con fuego alrededor.

La vida me conmueve: qué bueno mantener esas ganas de llegar rápido a un lugar para ver a alguien y que sea una personita así de chiquitita, pero enorme al mismo tiempo.

Abuela de Inés, Clarita y Milos, cuenta su plan perfecto: ir con ellos, cada sábado, a trepar árboles por Recoleta o tirarse por una barranca que da sobre avenida del Libertador (la misma por la que ella, hace 41 años, se revolcaba en tiempos de “Rolando Rivas, taxista”). En otro plano de similitudes, “yo era fan brutal de Campanita y mis nietas lo son de Tinker Bell, que es la misma, 55 años después”.

Entre creppes y cortados, el atardecer las va llevando por gustos familiares, por anécdotas, por esa chance que a veces dan las notas de ir conociendo al otro. Porque ellas, de ellas mismas, hasta hace un rato sabían bastante poco.

Claribel cuenta: “A mí me tocaron dos hijas que son opuestas entre sí. Antonella era anti princesa y de chiquita leía sobre Juana de Arco. Su dibujo favorito era Dragon Ball. En cambio Agostina era fanática de La Sirenita y súper femenina.

Si a una se le mojaba el vestido, era un plan. Si le pasaba a la otra, era una tragedia. Y después los roles se invirtieron. Un día Agostina fue al baño, se decoloró el pelo, se lo pintó de colorado y la otra se hizo muy señorita. Las dos hijas siempre nos llevaron, al padre (su ex marido, el actor Pablo Alarcón) y a mí, por el camino del límite. Recuerdo que hemos tenido charlas ideológicas sobre la metáfora entre los sueños de La Sirenita y la fuerza de Dragon Ball.

-¿Soñás con ser abuela?

Medina: -No por ahora. Abuela quiero ser, pero quiero que antes ellas cumplan sus sueños. Que sean madres cuando quieran. Yo fui madre muy joven: a los 24.

Silveyra: -¿Querés que te diga a qué edad fui yo? A los 18, Clarita...

Charla imperdible que, a cuento de la ficción, también recala en la infidelidad. Las dos coinciden en que no siempre es condenable. Y que han perdonado. Solita hace hincapié en que “si llega con toques de perversión, ésa sí que no se perdona. El placer por el daño es muy jodido. Cuando alguien me psicopatea yo le pongo los puntos: ‘A mí me psicopateó mi mamá y terminó pegándose un tiro’ . Ese es mi límite”.

Jamás habían trabajado juntas. Jamás habían tenido una charla así. Jamás habrán imaginado que, desde los supuestos papeles de la periferia, podían -y merecían- volverse centrales.

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