Su vestido de seda rojo le marca la silueta y sin embargo no le impide improvisar en el escenario unos pasos de chacarera.
Desde hace varios veranos la Sole luce sin poncho al viento. Pero en su regreso a nuestro pago festivalero este verano ofrece una propuesta netamente folclórica, de esas que paradójicamente no abundan en estos encuentros.
Así es Soledad Pastorutti. Suelta de cuerpo y alma, espontánea arriba y abajo del escenario, charlatana hasta para que en cada encuentro con la prensa revele intimidades de su vida cotidiana. "En casa todos andamos con un poco de picazón de garganta. Para mí es este tiempo loco", esboza aunque aquello no será excusa para escatimar minutos de entrevista.
Junto a su hermana Natalia y su banda de grandes músicos, la cantante de Arequito está feliz por este 2019 que la encuentra con muchos festivales en Mendoza, como hacía tiempo no le ocurría. El primero fue el sábado pasado en el Festival de la Libertad de Las Heras, anoche se presentaba en el de La Paz y el 2 de febrero vuelve a Rivadavia Canta al País.
No obstante, en el medio tiene programado un show totalmente opuesto a sus presentaciones locales. Será mañana en Mar del Plata con Soledad y los Socios del Rock, cuyo repertorio pasará por himnos del rock nacional junto a una banda formada por músicos de Massacre, El Bordo, Las Pastillas del Abuelo, Bersuit y Carajo.
Y en tanto prepara un disco junto al cantante colombiano Carlos Vives, cuyo corte de difusión, La gringa, eligió para abrir el show lasherino.
“A qué se debe este recital bien folclórico en tu presente plagado de rock y pop”, le preguntamos. “Yo no puedo dejar de ser folclórica, esa es mi esencia. Voy buscando aggiornarme a estos tiempos pero escucho un chamamé, una zamba y se me eriza la piel. Y siento que mucha gente, sin importar la edad que tenga, vive esa misma sensación. Cuando empecé en los ‘90 era raro que el folclore suene en las FM, en aquel momento pudimos ganarle la pulseada a ese estigma. Y podemos volver a hacerlo”, responde acomodada en su camarín del Festival de la Libertad, tras ser ovacionada por unas 20 mil personas que se acercaron de diferentes puntos del país sólo para volver a verla en vivo.
Soledad mantiene su mirada tradicionalista para este tipo de rituales veraniegos que sobre todo se dan lejos de Capital Federal o -más aún- Estados Unidos donde también suele actuar.
"Respeto mucho que se haga todo tipo de música, creo que las expresiones tienen que ser libres. Por eso también ahora este martes (por mañana) en Mar del Plata voy a hacer un show que se llama Soledad y los socios del rock que no tiene nada que ver con lo que traigo a Mendoza", acepta aunque sentencia: "El folclore no va a dejar de estar nunca en mi repertorio y sí es un poco adrede que lo hago en el sentido de resistir desde este lugar".
En ese sentido, la santafesina se unió con el colombiano Carlos Vives para explorar los sonidos más pop que se introducen en su folclore. Están trabajando en un material discográfico cuyo mayor desafío es mantener las raíces musicales de cada cual.
De ahí que La gringa cante su pasado artístico: "Yo soy la Sole y llevo el poncho a mi manera. Porque mi gente siempre me ha tenido fe", entona la cantante. "Con Carlos Vives, con quien estamos preparando este próximo disco, nos propusimos buscar esa vuelta de rosca para poder llegar a los oídos de todo el mundo pero que ahí siga estando la esencia. Que no perdamos de hablar de lo que le ocurre a mis hijos, de lo que le ocurre al otro", anticipa.
Y al respecto considera que “las historias siguen siendo las mismas, solo que cambian los protagonistas. Siempre hay un protagonista que a cada uno le genera pasión y lo toma como un ídolo. Es muy difícil encontrar en la actualidad personajes como San Martín, intachables. Hoy todo se discute, todo se cuestiona. Y creo que no hay un ser humano que pueda ser perfecto ante esta sociedad. Estamos llevando las cosas a tales extremos que es difícil encontrar a alguien perfecto”, lamenta.
De tradición tomar para defensa de su pueblo, la Sole reflexiona: “Estamos viviendo un momento difícil en donde se habla mucho y se hace poco. La gente está todo el tiempo buscándole la quinta pata al gato”.
Pero no quiere dejar un mensaje pesimista. Ella, creyente en un Dios todopoderoso, cree tener la clave para lograr un mundo ideal: "Si le diéramos más publicidad al amor, a la alegría, a las cosas buenas que pasan, la gente entendería que hay un camino mejor. Cada uno es lo que es en su tiempo y circunstancia. Aceptar al otro, comprenderlo, nos haría pensar en una sociedad más unida, más en libertad", expresa en alusión al festival que la convocó en Las Heras.
Y cierra con una amplia sonrisa por reencontrarse en Mendoza con recuerdos de infancia, cuando a los ocho años presenció una Vendimia. "Esta provincia es una de las pocas que mantienen su identidad propia. Eso es maravilloso. Ojalá en Santa Fe lográramos eso", concluye.
