Al menos dos palestinos fueron abatidos ayer en Cisjordania por soldados israelíes, que replicaron a disparos efectuados contra ellos durante la destrucción de una vivienda en represalia por el asesinato de un ciudadano israelí.
Los soldados fueron blanco de disparos al llegar al campo de Qalandiya para demoler la casa de Muhammad Abu Shaheen, un palestino detenido en julio como presunto autor del asesinato, el 19 de junio, del israelí Danny Gonen cerca de la colonia judía de Dolev, en Cisjordania, informó el ejército hebreo.
Centenares de palestinos atacaron a los militares a pedradas y con botellas incendiarias, agrega el reporte. Según fuentes médicas palestinas, la réplica de los soldados israelíes dejó dos muertos, Ahmed al Ayesh, de 28 años, y Laith Manasra, de 21. El portavoz del ejército israelí, Peter Lerner, dijo que los palestinos abatidos en el incidente eran tres.
Los enfrentamientos no impidieron la demolición de la vivienda, que aparece en fotos parcialmente devastada, al parecer por explosivos israelíes, en medio de otras construcciones del campo de refugiados.
El primer ministro Benjamin Netanyahu ordenó el mes pasado intensificar la controvertida política de demoliciones, bajo la presión de sus aliados de ultraderecha. El gobierno alega que son disuasorias, pero sus críticos denuncian una forma de castigo contra familiares que compartían el techo con un acusado, o con el autor de un atentado que a menudo ya está muerto.
Para los palestinos son una de las manifestaciones más odiosas de la ocupación israelí.
Las protestas contra las destrucciones de viviendas son frecuentes, pero raramente tan virulentas como las de ayer.
Varios analistas señalan una fuerte circulación de armas de fuego en los campos palestinos.
Unos 11.000 refugiados palestinos que huyeron de sus aldeas tras la creación del estado de Israel en 1948 viven actualmente en el campo de Qalandiya, abierto en 1949.
Un 60% de sus habitantes tiene menos de 25 años y uno de cada cinco no tiene trabajo, según la UNRWA (la agencia de la ONU para los refugiados palestinos).
Qalandiya es el punto de paso para los palestinos en la carretera entre Jerusalén y Ramalah, en Cisjordania ocupada.
Violentos enfrentamientos suelen producirse en torno al puesto de vigilancia israelí, convertido en una fortaleza.
Desde el 1º de octubre, los atentados antiisraelíes (en su gran mayoría con arma blanca), así como los enfrentamientos entre jóvenes palestinos y soldados y las agresiones entre palestinos y colonos han causado la muerte de 83 palestinos -entre ellos un árabe-israelí- y de 12 israelíes.
El ministro israelí de Defensa, Moshe Yaalon, justificó la destrucción de las viviendas de los autores de los ataques antiisraelíes. “Esta medida demostró ser disuasiva”, dijo Yaalon a la radio militar israelí.
“Tuvimos la prueba de su eficacia el sábado, cuando el padre del autor del atentado que le costó la vida al rabino Litman y su hijo nos entregó a su hijo por temor de que su vivienda fuera destruida”, agregó.
Yaalon se refería al palestino acusado de haber matado al rabino Yaakov Litman y a su hijo Netanel el viernes pasado en Cisjordania, cuya detención fue anunciada el domingo. “En los últimos meses, varios palestinos nos entregaron a sus hijos o nos informaron anticipadamente de que iban a cometer un atentado para evitar que su vivienda fuera destruida”, dijo Yaalon.
Ayer expertos de derechos humanos de la ONU advirtieron que las fuerzas de seguridad israelíes podrían haber hecho un uso excesivo de la fuerza, al punto de proceder a ejecuciones sumarias de palestinos.
"Casos de uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad israelíes contra palestinos, incluidos algunos que parecen constituir ejecuciones sumarias, continúan siendo señalados y algunos están filmados en videos", afirmaron en una declaración escrita el informador oficial de la ONU sobre los derechos humanos en los Territorios Palestinos, Makarim Wibisono, y el experto de la ONU en ejecuciones sumarias, Christof Heyns.