“Uno es un whisky, el otro un elixir”, diría el director técnico de fútbol “Coco” Basile. Para el mixólogo Federico Weber “es el agua de vida”, como también le llaman en muchas partes del mundo. Lo cierto es que el whisky tiene tantos halagos como amantes en el mundo, devoción que ha crecido en los últimos años de la mano de su esencia de disfrute y fortaleza. La gran cantidad de variedades lo ha llevado a boca de todos en el presente, más allá de su impronta generacional.
El mundo detrás del whisky es un nicho que, de a poco, ha tomado protagonismo no sólo de la mano de sus fanáticos y tomadores, sino también a fuerza de posicionamiento de ciertas marcas a nivel nacional y de diferentes espacios para introducirse en el ámbito. Justamente uno de ellos fue el que organizó Guarda 14 este miércoles en las instalaciones de Brewhouse H52 en el complejo Chacras Park, ubicado en Chacras de Coria.
Allí se desarrolló una degustación de whisky a cargo del bartender y mixólogo Federico Weber, especialista en coctelería y en esta bebida en particular, a la que definió como fascinante. Alrededor de 20 personas asistieron y aprendieron de sus orígenes, su expansión por el mundo y sus variedades, mientras maridaban y se deleitaban con la complicidad de un ambiente cálido, acorde al momento.
Así como en este evento, sucede en todo el país en general. “El whisky está teniendo una tendencia muy alta, mucha gente está empezando a meterse en este mundo y le está empezando a gustar”, afirma Weber.
Más allá de la fama contraída por la frase viral de Alfio Basile sobre este “elissir” [sic], o de los litros y litros que fabricaron y tomaron Tommy Shelby y sus Peaky Blinders, el especialista en coctelería asegura que “la gente ya prefiere tomarlo porque es una bebida con la que podemos elegir el momento para tomarla”.
“No es para tomarse rápido sino para apreciar los sabores, aromas y retrogustos que va dejando, más si está bien maridado y acompañado”, destaca Weber. Pero, sobre todas las cosas, para él se trata de “una bebida con mucho carácter y mucha presencia”. “Siempre digo que te tiene que gustar mucho el whisky, que no es para cualquiera. Cada whisky y cada estilo va eligiendo y atrapando a diferentes personas”, sentencia.
Tanta historia como variedades
El carácter del whisky se fue forjando a lo largo de su extensa historia, la cual comenzó alrededor de 300 años antes de Cristo, con los primeros antecedentes de destilaciones que luego dieron origen a la bebida que hoy conocemos. Que sea “un mundo muy rico en historia” hace del whisky una de las bebidas favoritas de Weber, que ya lleva 10 años especializándose en coctelería.
Esa parte de la esencia del whisky no pudo faltar en la degustación de Guarda 14, donde el mixólogo y los presentes transitaron los pasos de la bebida desde su nacimiento en Irlanda hasta su propagación a Escocia, sin dejar de mencionar su llegada a Estados Unidos durante la “ley seca” de 1900 y la búsqueda del whisky perfecto de Japón y Canadá.
De allí surgen las tres variedades principales y más conocidas: irlandés, escocés y americano. “Las diferencias son muy notorias. El irlandés tiene una gran diferencia por la cantidad de destilados que posee y los años añejados ya que, por ley, deben tener tres destilaciones y dos años mínimos de añejado en barricas de roble”, explica Weber.
Un escocés, en cambio, requiere la inversa: dos años de destilación y tres de añejamiento “y sí o sí tiene que hacerse pura y plenamente en Escocia”, completa el especialista. El americano, por su parte, surgió a partir de la ya mencionada ley seca, donde empezó a tomar mucha fuerza y Estados Unidos se hizo un productor muy fuerte.
Con el tiempo y la curiosidad de la mano, se fueron probando agregados e inventando variedades. Así es como se puede encontrar whisky con notas de vainilla, miel, frutas tropicales y caramelo, además de numerosas texturas e intensidades de color, rasgos también importantes. Todos y cada uno de ellos son elaborados a partir de la destilación de la malta de cereales como centeno, cebada, trigo y maíz.
Más allá de las variedades, todas pasaron por el mismo proceso social. “En su comienzo era algo exclusivo y preferencial, pero después las destilerías empezaron a hacer whisky para todas las edades y gustos”, explica el mixólogo. Como consecuencia, “hay muchísimas variedades y estilos para el gusto de cada uno, por eso insisto con que el whisky lo elige a uno”, resalta Weber.
Unos se toman, otros se saborean
Alfio Basile, DT con campeonatos ganados en Boca, Racing y la Selección Argentina en su haber, es una especie de embajador público de esta comunidad whiskera creciente. Así se ha mostrado, por ejemplo, en programas televisivos como “Polémica en el Bar” o en entrevistas. Con toda su experiencia en el tema, al comparar variedades, asegura que algunas “se toman” y otras “se saborean”.
“El whisky es una bebida con la que no necesitás embriagarte, necesitás solamente sentarte a disfrutarlo”, expresa Federico Weber. Y continúa: “El momento lo va a elegir cada persona, quizás para uno un buen momento es cuando estás en la casa tranquilo, relajándote, y preferís terminar el día con un vaso de whisky. Hay otra gente que lo prefiere con amigos”.
En su caso, el momento ideal para saborear un buen whisky es con amigos, “charla de por medio, acompañado con un buen chocolate o habano, que van muy bien de la mano”. “Son los tres mejores amigos”, agrega con una risa cómplice, sobre su combinación preferida.
La degustación de Guarda 14, lógicamente, fue una buena oportunidad para maridar el whisky con diferentes sabores y texturas. “Se puede maridar con muchísimas cosas, como quesos blandos, carnes rojas y blancas, chocolates o un buen postre. Siempre va a depender del estilo de whisky que elijas para tomar”, detalla el especialista.
Retomando la idea sobre la relación entre “el agua de vida” y sus devotos, Weber no duda en afirmar que se trata de “una bebida generacional”. Ya expandido de sus países de origen y despojado de estatus sociales, aún existe la presunción de que el whisky es una bebida para gente adulta y mayor.
A pesar de sus jóvenes 38 años, Weber coincide con tal axioma. “Diez años atrás yo no era fanático del whisky. El fanatismo lo van dando los años, mientras uno va conociendo bebidas nuevas. Como todo en la vida es un ciclo, nosotros también tenemos un ciclo para la bebida. De grandes empezamos a buscar algo que nos guste, y la idea no es embriagarnos sino tomar algo a gusto, para pasarla bien”. remata. De más está decir cuál es su bebida ideal para cumplir ese objetivo.
Entre las recomendaciones para degustar y disfrutar, está la famosa clave de “abrir los sabores” con un chorro de agua fría, algo que también sucede con el hielo aunque “de manera paulatina”, advierte el mixólogo. “Se abre también con el ambiente, girándolo suavemente, no exagerado, como se hace con el vino”, añade. La premisa del especialista, sin embargo, es que no hay ataduras y el whisky debe tomarse como a cada uno le guste.
Pero el consejo principal del mixólogo, por encima de todos los demás, es “no tenerle miedo al whisky”. “Al ser un destilado muy fuerte muchos piensan que nos va a dejar en un estado de ebriedad, pero eso lo manejamos nosotros y la misma bebida te va guiando y poniendo los parates de hasta dónde se disfruta”, explica convencido.
Para terminar, emulando con palabras un golpe seco sobre la mesa, como si del último trago se tratara, concluye: “Demasiado de muchas cosas es malo, pero demasiado de un buen whisky es suficiente”.