Aunque muchos tal vez desconocen el significado de la pedagogía Waldorf, esta forma de enseñanza tiene numerosas particularidades: promueve el desarrollo armonioso de los elementos físicos, emocionales, mentales y espirituales de cada alumno; reconoce y respeta las diferencias individuales y fomenta un ambiente inclusivo y diverso.
Suele decirse que esta pedagogía se desarrolla en un ambiente autónomo donde cada chico, desde muy temprana edad, potencia sus propias habilidades manuales y artísticas de modo que sean ellos mismos quienes, con la guía de los adultos, “marquen” su propio ritmo para adquirir sus conocimientos.
La Escuela de gestión comunitaria Aguaribay con orientación en pedagogía Waldorf, ubicada en el departamento de Maipú, es una fiel exponente en la provincia de Mendoza.
En pleno proceso de expansión, allí los niños participan de eventos comunitarios como los carnavales y las peñas de otoño y primavera; propician la economía fraterna y la producción de alimentos agroecológicos como salsas, huevos de pascua, mermelada y pan dulce. Lo recaudado tiene un fin específico: ayudar a solventar los gastos la escuela.
Gabriela Andrea Burgos, directora del establecimiento desde agosto de 2022, indicó que la escuela está transitando un momento de expansión con un cuerpo docente estable, comprometido y en constante formación. “El año pasado se incorporó el Nivel Inicial al edificio actual y se está consolidando la escuela en su totalidad”, completó.
De este modo, dijo, las familias participan activamente en el sostenimiento económico, edilicio y relacional. “La pedagogía propone la construcción social como soporte de las individualidades dentro de una comunidad”, aclaró, para añadir que los docentes mantienen reuniones cada jueves para nutrirse, observar, y compartir vivencias áulicas con el fin de “acompañar a la niñez de una manera más saludable y amorosa, enriquecida desde la construcción grupal”.
Tras aclarar que actualmente existe otra escuela Waldorf en Luján, denominada “Estrella Andina” y un impulso en el sur mendocino, “Verde Chañar”, sostuvo que hoy, la intención como comunidad es consolidar los proyectos productivos que ayudan a sostener el espacio.
“En lo pedagógico estamos enfocados en poder generar viajes de estudios anuales, gestionar redes pedagógicas con otros espacios educativos y especialistas, tanto a nivel nacional como internacional. Además, formar parte de la federación de escuelas Waldorf con la respectiva certificación”, advirtió.
Por su parte, Federico Príncipi, integrante de la comisión directiva y papá de Ivo y de Aarón, quienes concurren a la institución, dijo a Los Andes que, desde sus orígenes, la pedagogía Waldorf se enfocó en una enseñanza de gestión comunitaria.
“Es decir, la escuela es conducida por los propios padres y madres de los chicos que concurren. Estamos a cargo de todo lo que se refiere al día a día, construcción, mantenimiento, gestión económica, ampliaciones. Es decir, todo lo llevamos a cabo de manera comunitaria, con lo cual se generan aportes para el mantenimiento económico”, dijo, para enumerar las aristas de esta particular forma de educar: pedagogía, gestión comunitaria y producción.
“En este último aspecto elaboramos productos tratando siempre de mantener la calidad al máximo nivel. Nos movemos en distintas comisiones que nos permiten un orden, como economía, gestión, infraestructura y eventos, entre otros”, puntualizó.
Como papá de la comunidad Waldorf, Federico remarcó que los motivos para incorporar a sus hijos en este sistema son numerosos.
“Es una escuela que si bien nos queda alejada de casa, la seguimos eligiendo cada día porque los procesos de las infancias se respetan; se cuida el crecimiento de los niños, desde su mente, su alma, su espíriru, su visión, sus sentires. Se los acompaña desde cada proceso”, citó. También dijo que la experiencia comunitaria es maravillosa porque los niños aprenden viendo a sus padres trabajando a la par de otros en pos del colegio.
“Esto forma una comunidad y un corazón. Creo que lo tenemos e Aguaribay no se encuentra en todos lados”, sostuvo.
Finalmente, recordó que si bien la institución nació con el fin de ser una institución pública, “no es de nadie”.
“Para la DGE entra en el rango de escuela privada, pero en realidad pertenece a la comunidad, no tiene un dueño. Insisto, la gestión económica se da a través del ejercicio fraterno. Mantenemos la escuela con aportes fraternos, de modo que todos colaboramos y armamos la valoración y el presupuesto general que se se completa con horas comunitarias”, explicó.
Diferencias con otros establecimientos
Juan Dansey Bunge, presidente de la asociación civil, aclaró que la escuela se diferencia de otras en cuanto a su pedagogía y el tipo de organización.
“La pedagogía con la que trabajamos, Waldorf, viene de la antroposofía gestada por Rudolf Stainer en Alemania, a principios del siglo pasado”, se remontó, para agregar que se trata de una organización autogestiva con gestión social.
“Nuestra figura legal se denomina Asociación Civil Familias de mi Tierra y figuramos en la DGE dentro de la educación privada. Como familias sostenemos todo lo institucional, es decir, comunicación, administración, economía, infraestructura, eventos, etc. Y para eso estamos perfectamente organizado en comisiones encargándonos de distintas áreas”, resumió.
Detalló que se rigen por una economía fraterna, es decir, los aportes económicos de cada familia son variados y ajustados a las posibilidades particulares.
“Conceptualmente no aportamos para la educación de nuestros niños, sino que nuestro aporte va dirigido al sostenimiento y desarrollo de la organización”, aclaró.
Claro que, que con los aportes económicos, no se cubre el presupuesto. “Por eso para lograr saldar ese déficit hacemos eventos, gestiones y productos”, insistió. Por ejemplo, se elaboran salsa de tomate, hiervas para infusiones, fraccionamiento de miel, chucrut, empanadas y otros derivados.
“Este año tenemos programados varios eventos. Para concretar esas gestiones recurrimos a entidades privadas que nos permiten obtener materiales donados”, dijo.
Hasta séptimo grado
El establecimiento dicta actualmente hasta el séptimo grado de la Primaria. Los niños egresan en las mismas condiciones legales que cualquier otro establecimiento por estar contemplado en la DGE.
“Nuestros niños nos ven trabajando fuera de horario, incluso los fines de semana, y esto crea una pertenencia distinta”, apuntó. Asimismo, dijo, el grupo de maestros está involucrado de lleno en la organización y, de ese modo, se logra impregnar la pedagogía en la organización entera.
“Esto es clave porque la escuela la hace la familia entera”, concluyó.
Nahuel Díaz, papá de alumnos del colegio y también celador, sostuvo a Los Andes, metafóricamente, que suelo disfrutar “cómo se sonríe la idea de que lo que se hace para potenciar al una vida pacífica”.
“Aguaribay, en pocas palabras, es un asilo al corazón. Las familias, al igual que el sol, han plasmado luz en ese lugar. La antroposofía cumple un papel mágico”, relató.
Díaz hizo mención a relatos que suelen escucharse en los pasillos: “Elevando la mirada puedo sentir el animado sol humano en el cálido latir del corazón. La luz del sol ilumina el día para mí. El espíritu que late en mi alma otorga vigor a lo que hago”.
Concluyó: “Quien al alma del habla escucha, el mundo se abre”.
Dónde informarse: Www.aguaribay.edu.ar / Www.familiasdemirierra.org.ar