El problema originado en torno al escaso suministro de agua que afecta a numerosas familias de El Algarrobal, en Las Heras, parece no tener fin. Si bien Daniel Cabello, presidente de la Cooperativa Rural de Servicios Públicos Barrio San Pablo sostuvo que los inconvenientes suelen afectar pocas horas y se resuelven rápidamente, lo cierto es que los vecinos consultados por Los Andes sostienen que la falta del vital líquido y las deficiencias en el servicio datan de varios años, alrededor de cinco, y afecta principalmente en verano, cuando más necesario es el consumo.
“Nos traen agua en un camión cisterna dos veces por semana pero hay gente, como yo, que no podemos tenerla almacenada mucho tiempo porque los tachos de lata la oxidan. Hace cinco años que vivo en Las Viñas, antes llamado Nova Terra, y desde entonces escuchamos puras promesas de los políticos”, sostuvo Ely Ascencio (38), madre de cinco hijos.
“El camión lo manda la Municipalidad de Las Heras dos veces por semana, pero las cañerías no las reparan nunca. Queremos agua, ni más, ni menos que eso y cueste lo que cueste. Así no se puede vivir”, dijo la mujer, quien contó que su suegra, que vive en Godoy Cruz, suele tomarse el colectivo y llegar hasta Las Heras con botellas y bidones.
“Hay mucha gente que se ha ido del barrio por todo esto y niños discapacitados o que sufren enfermedades en la piel o en el estómago por el consumo del líquido, que no es potable, según les han dicho a mis vecinas cuando fueron a analizarla”, apuntó.
Cristian Jaime, padre de dos hijas menores y miembro de la unión vecinal, también explicó que el problema lleva varios años perjudicando a la gente y que el último reclamo masivo fue el 19 de noviembre último con un corte de ruta.
Jaime reside en el barrio Luz y Fuerza, sobre el callejón Rivas, situado en El Algarrobal de Abajo. “Hemos llegado a estar cinco o seis días sin una gota. El municipio manda al camión y nosotros salimos con baldes, jarras, botellas. En este barrio somos 300 familias, pero la zona afectada es muchísimo más grande”, dijo.
En ese sentido, se refirió a la necesidad imperiosa de que la cooperativa realice las inversiones correspondientes. “Hay cañerías que llevan años y años sin repararse. Un ejemplo se dio días atrás, cuando se rompió un caño en calle Lavalle en la intersección callejón Rivas, y se perdió agua potable durante nada menos que una semana. Demoraron muchísimo en arreglar el problema, un derroche, una pena”, dijo.
En la vida cotidiana la falta del líquido genera muchísimos inconvenientes a la hora de la higiene personal y la cocina, más allá de la necesidad de contar con el vital líquido con el calor que azota a Mendoza.
“Me levanto a la madrugada a llenar botellas”
Irma González, que se dedica a deschalar ajo y madre de hijos de 12, 8 y 6 años, vive en Las Viñas y asegura que los vecinos del barrio ya no saben cómo reclamar. “A las 3 o a las 4 de la mañana nos levantamos a llenar baldes y botellas. Así estamos. En la zona el agua casi no sale de las canillas y en medio de estos calores ya no sabemos cómo hacer”, manifestó, en diálogo con Los Andes.
“No hay red que distribuya el servicio hasta los hogares, por eso hay muchísimas conexiones clandestinas”, insistió la vecina. Los caminos de tierra hacen que sea imposible transitar y circular, sobre todo los días de viento y calor extremo. “El camión no suele dejar agua en Las Viñas porque dicen que acá hay mangueras. Pero son mangueras de donde no sale líquido”, se quejó la mujer. Según dijo, el municipio fundamenta que no puede conectar agua, cloacas, gas y electricidad porque es un loteo usurpado. “Pero luego del censo somos barrio, estamos asentados como tal y merecemos agua”, concluyó Irma.
La palabra de la cooperativa
Daniel Cabello, titular de la Cooperativa Rural de Servicios Públicos Barrio San Pablo, sostuvo que la entidad posee tres pozos con sus respectivas bombas de 30 y 40 HP. “Lo más complicado es cuando se producen roturas o cortes de luz, como el general que afectó el miércoles pasado a los mendocinos con 35 grados”, indicó.
“En este momento estoy en camino a un caño roto para ver de qué modo poder solucionarlo lo antes posible”, adelantó. Y cerró:#”Es cierto, algunas familias quedan afectadas y se producen los reclamos, pero no es tanto tiempo. Entiendo que es grave cuando se quema una bomba, pero no es algo frecuente”.
Escuela sin clases
A todo esto, la escuela 1126 Casimiro Recuerdo de El Borbollón debió suspender las clases el lunes y este martes debido a la falta de agua.
“Los padres hicieron piquetes porque la situación es insostenible. No hubo clases y hoy (por ayer) tampoco porque comenzaron los arreglos”, indicó Victoria Blazón, mamá de un niño que acude al colegio. Según dijo, continuarán con clases virtuales hasta que se normalice la situación.