La Justicia de Rio Negro impidió dar en adopción a cuatro niñas que habían sido separadas de su madre. Según se informó, la mujer se encuentra en estado de vulnerabilidad, no tiene medios de subsistencia, sufre violencia de género y problemas de salud.
De todas formas pidió ayuda para salir de esa situación y así poder criar a sus hijas. El fallo consideró que la pobreza no debe ser excusa para quitarles las criaturas.
En una sentencia sin precedentes en la región, el juez de Familia de Cipolletti, Jorge Benatti, sostuvo que se le estaba exigiendo a la mujer cumplir con un rol estereotipado de buena madre. Y que, con el trámite de adopción, se la empujaba a renunciar a sus derechos y a su supervivencia para cumplir con ese estereotipo.
Por ello el juez rechazó dar a sus cuatro hijas en adopción. Hubo un fuerte trabajo de la defensora de menores y de las tres defensoras civiles que también intervinieron en el expediente.
Según destaca el sitio Rio Negro, cuando la Secretaría de la Niñez (Senaf) tomó medidas de protección para sus hijas, la joven madre había sufrido un fuerte episodio de violencia de género por parte de su última pareja. Una de las niñas también resultó lastimada en ese hecho.
Pero después, con ayuda de los organismos del Estado ella logró salir del círculo de violencia y se mudó a otro domicilio. El juez valoró esas circunstancias aunque reconoció que no es tan fácil tomar esa decisión sin ningún tipo de recurso económico. La mujer también sufrió abandono por parte del padre de las hijas y no recibe ayuda de ese progenitor.
Benatti consideró que la vulnerabilidad era extrema y que aún así en la audiencia, la joven expresó su deseo de “maternar” y de salir adelante.
Para resolver dispuso un acompañamiento conjunto entre los Equipos Interdisciplinarios del Juzgado de Familia, la Senaf, el hospital, acción social del municipio y la secretaría de Género.
Le otorgó por seis meses la guarda provisoria a una tía de las niñas. Junto con sus abuelos van a trabajar en la convivencia con la joven madre hasta que ella se encuentre en condiciones de hacerse cargo. Para ello deberá articular con el hospital y hacer tratamiento por sus problemas de salud.
El control del Estado será estricto y habrá evaluaciones periódicas por parte del Juzgado. “El modelo de “buena madre” -cuyos cánones se consideraron no cumplidos- tuvo por resultado la creación de exigencias que esta mamá no podía alcanzar, no porque no quisiera sino por estar inmersa en una situación de vulnerabilidad y ausencia de recursos tanto personales como psicológicos, carencia económica y familiar, del cual no ha podido substraerse para cumplir con ese rol esperable”, culmina el fallo.