Vive en El Plumerillo y su casa se voló por el Zonda: “Sosteníamos el techo mientras llorábamos”

Jesica Ocampo vio derrumbarse su vivienda por completo en ese distrito de Las Heras. “Fue lo peor que he vivido y tenemos que empezar de cero”, dijo a Los Andes. Se inició una campaña para reunir fondos.

Vive en El Plumerillo y su casa se voló por el Zonda: “Sosteníamos el techo mientras llorábamos”
Jesica y su marido Lucas habían empezado a edificar en la planta alta una vivienda familiar. El Zonda se llevó todo, literalmente. | Foto: Los Andes

Jesica Ocampo vive en El Plumerillo, camino al aeropuerto, y el sábado pasado, alrededor de las 21, sufrió los efectos del viento Zonda como jamás lo había vivido en sus 34 años de vida.

El momento más dramático se desencadenó a las 3 de la madrugada cuando techo, membranas, postes y paredes de la casa que estaban construyendo en el piso de arriba de la vivienda de su madre, se voló por completo.

“Estamos viviendo momentáneamente junto a mi esposo y mis dos hijos en una habitación que nos cedió mi mamá. Casi sobre el final de la construcción, en la parte de arriba, donde construíamos dos habitaciones y una cocina, todo se derrumbó en cuestión de horas”, contó la mujer a Los Andes.

“Teníamos todo listo para mudarnos en poco tiempo, incluso el hueco de la escalera listo para empezar a armarla”, completó preocupada.

Los primeros indicios de que se avecinaba un viento de gran magnitud se dieron cerca de las 20. Sin embargo, la familia damnificada nunca imaginó lo que vendría más tarde. “El pico más alto fue a las 3 de la mañana con ráfagas tan intensas que empezó a tirar las ventanas, después las paredes y más tarde el techo del piso de arriba. Mi esposo subió al techo y sostenía lo que podía para intentar evitar la destrucción total. Todo crujía y él sostenía el techo mientras lloraba”, relató Jesica.

Solidaridad en acción

Hoy, pasado lo peor y agradecida de que no hubo que lamentar víctimas, ya que se refugiaron en el cuarto de abajo, la mujer pudo darse cuenta de la solidaridad de los vecinos.

Jesica Ocampo y su marido Lucas Matías Soria, arreglando el techo que voló el Zonda. | Foto: Los Andes
Jesica Ocampo y su marido Lucas Matías Soria, arreglando el techo que voló el Zonda. | Foto: Los Andes

“Todos se pusieron a disposición y ayudaron como pudieron, incluso a la madrugada. Mi papá llegó a las 3 de la mañana a ver qué podía hacer. Mi esposo, mis hijos y yo llorábamos sin parar porque vimos derrumbarse nuestro sueño, nuestra casa, nuestro dinero y esfuerzo”, resumió.

Sin embargo, dijo que también afloraron la ineficiencia y la falta de compromiso al mencionar a la persona que se encargaba de construir la vivienda: “Todo estaba mal hecho, los clavos sin ajustar, el techo con miles de deficiencias y la membrana mal pegada. Un desastre. Tuvo que pasar esto para que nos diéramos cuenta y, en parte, agradezco que no haya pasado mientras estábamos habitando ese sector de la casa”.

“Nos sentimos desarmados, devastados, decepcionados. Fue el viento más fuerte del que tengo memoria. Lo material va y viene, pero mis hijos esperaban ansiosos el día de la mudanza y hoy, a la menor, la tuvimos que engañar, le dijimos que fuimos nosotros los que tuvimos que romper algunas cosas para mejorar algo que estaba mal hecho. No pueden entender qué pasó”, relató Jesica.

Agregó: “Es un empezar de nuevo. Agradezco que mi esposo tiene trabajo, él es chofer de micros. Mucha gente quiere ayudarnos y lo agradezco, pero también me da pena por las muchas personas que están incluso peor o con sus viviendas incendiadas, sobre todo en el piedemonte, en la zona de El Challao”.

Foto: Los Andes
Foto: Los Andes

Sin embargo, la mujer dijo que en Las Heras la situación fue muy extrema. “Porque, más allá de todo lo vivido, no había luz y tampoco hay ahora. Esto dificulta mucho todo”, expresó.

Uno de los peores momentos que Jesica recuerda de la madrugada del domingo es su esposo en el techo. “En un momento dejé de verlo porque la tierra tapaba todo. Había saltado porque se daba cuenta de que era un peligro estar ahí arriba. Parecía un tsunami, un terremoto y cuando hoy observamos lo que quedó, es devastador. Recién a las 6 de la mañana pudimos recostarnos y descansar un poco en medio del estrés que hemos vivido”, dijo.

Agregó que en su momento llamó a Defensa Civil. “Pero, lógicamente, estaban enfocados en detener el incendio en los sectores donde corrían riesgo un montón de casas”.

“A todo esto -dijo- los teléfonos quedaban sin batería y sin poder comunicarnos porque era imposible cargarlos por la falta de electricidad”.

Jesica suele ayudar a vecinos de barrios aún más carenciados y reflexionó: “Entiendo que esto que nos pasó es terrible, pero hay gente que está peor. Esto nos costó mucho poder levantarlo, pero mucha gente ni siquiera tiene una casa digna y ahora se les destruyó más aún”.

Mencionó, por ejemplo, a sus familiares que viven también en Las Heras y a amigos cuyas viviendas se emplazan en La Favorita. “Todo el nylon y los techos de chapa se volaron completamente. Incluso no podían ni siquiera respirar por el humo en el ambiente. Un verdadero caos”.

Manos a la obra

Más allá de la invalorable ayuda de los vecinos, un matrimonio allegado a la familia enseguida decidió poner manos a la obra y armar una campaña consistente en una rifa.

“A todos nos cuesta poner dinero de nuestro bolsillo, pero creemos que es un momento ideal para ayudar. En este caso, a esta familia, pero en general a todos los afectados por las consecuencias del viento Zonda”, dijo a este diario Luciano Brugaletta.

“Creo que hay que tener empatía. Mi esposa y yo encaramos esta campaña porque sabemos el esfuerzo que hizo esta familia para tener su casa arriba de la de sus padres y el Zonda les destruyó todo lo que habían podido levantar con sudor y humildemente”, agregó este mendocino solidario.

A través de las redes sociales, y en especial de grupos de WhatsApp, armaron una planilla con rifas para vender que se sorteará el próximo 3 de noviembre.

“Los premios son menores, consisten en tratamientos faciales, maquillaje y sesión de uñas esculpidas, porque mi esposa está en el tema. Sin embargo, es lo de menos. Sabemos que hubo muchas personas que hicieron su aporte incluso sin comprar números”, comentó Luciano.

Los números tienen un valor de mil pesos. “Es poco, pero entre todos se puede. Hasta ahora se recaudaron 40.000 pesos, aunque con la colaboración de los medios de comunicación y de las redes sociales estamos seguros de que vamos a llegar a la meta y permitir que esta familia pueda retomar la construcción de su casa”, concluyó esperanzado.

Cómo ayudar

Jésica Ocampo CVU 0000003100090857569616. Para comprar números para una rifa los interesados pueden llamar al 2617172519 (Agustina).

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