En el paisaje de Malargüe, Mendoza, se levanta imponente el Parque Municipal de Huellas de Dinosaurios, un lugar que hace apenas un mes abrió sus puertas al público.
La aventura comienza mucho antes de llegar al parque mismo. Desde la ciudad de Malargüe, los turistas emprenden un viaje pintoresco por caminos de tierra que serpentean entre colinas y valles, marcados por los caprichos geológicos de la Cordillera de los Andes.
Desde el momento en que los visitantes son recibidos por coordinadores como Charly Menéndez, quienes además de ofrecer un trato cordial, les brindan la oportunidad de disfrutar de un café antes de comenzar la aventura.
El recorrido hacia las huellas de dinosaurios, que toma alrededor de 20 minutos, es más que un simple trayecto. Es un viaje que sumerge a los turistas en un mundo prehistórico, donde la majestuosidad del paisaje de Malargüe se revela gradualmente.
Los guías, con su conocimiento apasionado, explica cómo los diferentes colores del paisaje, marcados por el paso del agua previo a la formación de la cordillera, cuentan la historia geológica de la región.
Al cruzar el puente, los visitantes se encuentran con esculturas que representan a una familia de dinosaurios, una vívida recreación de aquellos gigantes que una vez habitaron estos mismos paisajes.
Desde el majestuoso Mendozasaurus hasta el temible terópodo, cada escultura no solo es una obra de arte, sino también una herramienta educativa que ilustra la magnitud y diversidad de los antiguos habitantes de la tierra.
Pero las verdaderas estrellas del espectáculo son las huellas fosilizadas. Más de 400 huellas de hace 80 millones de años han sido identificadas y preservadas, ofreciendo una ventana directa a los movimientos y comportamientos de los titanosaurios y otros dinosaurios que una vez dominaron estos paisajes.
Durante el recorrido, se aprende que las huellas de dinosaurios quedaron marcadas en una especie de “barro”, un testimonio tangible de los movimientos de estos antiguos habitantes. La forma en que las huellas parecen arrastradas evoca la imagen vívida de cómo caminaban estos enormes animales. Cada huella cuenta una historia: desde cómo caminaban estos gigantes herbívoros hasta las condiciones ambientales en las que vivían.
Un viaje entre huellas
Este sitio no solo nos transporta al pasado, sino que también representa un logro en la ciencia y el turismo educativo en Argentina.
Desde que se concibió, el parque ha sido un proyecto ambicioso respaldado por años de trabajo científico liderado por investigadores como Bernardo González Riga y Mercedes Prámparo del Conicet.
Además de las huellas, el parque alberga un centro de interpretación que explora la historia geológica y biológica del área. Exhibiciones interactivas y multimediales explican cómo los cambios climáticos y geológicos moldearon el paisaje durante millones de años, proporcionando contexto para la evolución y extinción de los dinosaurios.
El compromiso con la conservación y la investigación también se refleja en el laboratorio paleontológico del parque, donde científicos continúan haciendo nuevos descubrimientos y preservando el legado paleontológico para las generaciones futuras. Este espacio no solo es un centro de investigación avanzado, sino también un testimonio del esfuerzo conjunto entre la comunidad científica, las autoridades locales y los entusiastas del turismo para proteger y promover este patrimonio único.
Al despedirse del parque, los visitantes llevan consigo no solo recuerdos vívidos de un viaje a través del tiempo, sino también un renovado aprecio por la ciencia, la historia y la belleza natural de Malargüe.
