No son días ni han sido semanas fáciles para Viviana Canosa que ha estado en el foco de atención por diversos temas.
El último fin de semana, un diputado neuquino anunció que denunció a la conductora por presunto “delito de curandería o ejercicio ilegal de la medicina” luego de que ésta bebió dióxido de cloro en su programa de El Nueve. Tras la lluvia de críticas, de distintos ámbitos, la locutora habló del tema y también cargó contra Miriam Lewin, quien le envió una carta.
“La verdad que la libertad de expresión me preocupa mucho, Miriam Lewin me preocupa mucho, en estos días tengo que hablar de algunas cosas que me pasaron el fin semana, de la carta que recibí de ella”, dijo Viviana Canosa sobre la titular de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, quien advirtió a la población que “promover el consumo de dióxido de cloro en la TV es infodemia”.
Luego, resaltó: “A veces pienso que es muy difícil seguir trabajando si te ponen tantas restricciones, yo no lo voy a permitir con mi persona, pero calculo que hay mucha gente que necesita su sueldo y lo tiene que hacer”. Y agregó: “Es muy importante el rol de los medios hoy y sentirse libre, pero no es fácil”, sostuvo desesperanzada.
Después de recibir más de 20 reclamos por el uso de dióxido de cloro en pleno programa, “ignorando advertencias sobre los riesgos para la salud que provoca esa sustancia”, la Defensoría del Público le pidió a la producción de Viviana Canosa que “habiliten las medidas reparatorias necesarias para restaurar la plena vigencia de los derechos vulnerados, como la difusión de información con validez científica a cargo de especialistas en la materia”.
“La actitud de Canosa viola el artículo 70 de la Ley de Comunicación Audiovisual que considera que el derecho humano a la comunicación se encuentra íntimamente ligado a la protección de la salud de las personas. También incumple el art. 71 de la Ley que exige a quienes producen o emiten contenidos y/o publicidad velar por el cumplimiento de las leyes, específicamente la Ley 25.926 sobre pautas para la difusión de temas vinculados con la salud”, especificaron desde la Defensoría presidida por Miriam Lewin.
El escrito, difundido en la red, siguió: “El informe técnico de la Defensoría señala que la conductora promocionó una sustancia que, según la OPS (Organización Panamericana de la Salud), ‘reacciona rápidamente en los tejidos, en esófago y estómago y puede producir intoxicaciones severas. La OPS advierte también sobre el riesgo del dióxido de cloro. Su consumo puede traer como consecuencia “trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales’. La Defensoría, que no tiene potestad sancionatoria, convocó a la producción a dialogar sobre ‘la vulneración de derechos de las audiencias, en particular el derecho a una información veraz y precisa para la protección de la salud’.
Luego, en los últimos segundos del programa, Canosa se refirió a los mensajes que ella misma publicó en Twitter, donde anunció que llevará a la Justicia a quienes la “injuriaron y agraviaron” en estos días.
Tras leer los mismos al aire, dijo de manera contundente: "Todo tiene un límite, señores. Todo tiene un límite. Y como dice San Martín: 'Seamos libres, lo demás no importa nada'", cerró, y agradeció a quienes la apoyan.
Por otro lado, se supo que el diputado neuquino Mariano Mansilla denunció a la conductora ante el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires y pidió que se investigue si Viviana Canosa incurrió en el delito contemplado en el artículo 208 inc. 1 del Código Penal Argentino "que tradicionalmente adquirió el nombre del delito de curandería o ejercicios ilegales de la medicina".
La controversia se profundizó luego de que trascendieran dos muertes por ingesta de dióxido de cloro: la de un niño de 5 años y un hombre de 50, y un posterior mensaje en su cuenta de Twitter que terminó por explotar la indignación de muchos. “¡El miedo paraliza y dinamita la libertad!”, escribió Canosa en su cuenta de Twitter manteniendo su postura frente al tema, horas después de la noticia de la muerte del pequeño en la localidad neuquina de Plottier, después de que sus padres le dieran de beber, a pesar de las recomendaciones, casi un litro de dióxido de cloro (750 mililitros).