Ventas callejeras y mendigos, la otra cara de la crisis que trajo la pandemia

Las calles comerciales se encuentran repletas de vendedores de café, tortitas, barbijos, frutas, verduras y hasta lavacoches express. También hay más gente en situación de calle.

Ventas callejeras y mendigos, la otra cara de la crisis que trajo la pandemia
Por el Centro. Darío es artesano, pero este año se vio obligado a vender barbijos para poder mantener a su familia. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Antes de la cuarentena, a Josué Molado no le sobraba nada, pero al menos sobrevivía.

Trabajaba en la construcción y se daba algunos gustos. Sin embargo, el aislamiento obligatorio le pegó duro y por partida doble: a la falta de trabajo se le sumó el robo de herramientas y materiales.

A los 22 años, y con unos pesos que le habían quedado, compró una aspiradora, hidrolavadora, algunas esponjas y se instaló frente a la casa de su hermana, en República Perú 2103, Las Heras, con un cartel que reza: “Lavo autos a 200 pesos”.

Josué es apenas uno de los tantos ejemplos de mendocinos que debieron reinventarse y que sobreviven como pueden en este aislamiento eterno. Aplicó la creatividad, el deseo de progresar y hoy, al menos, no se muere de hambre ni le falta trabajo.

“El buen clima de estos días ayuda. Los sábados suelen ser días favorables y con más gente en la calle”, comenta.

Con viento a favor, lava entre 5 y 7 vehículos al día, que representan entre 1200 y 1500 pesos.

En esa misma calle, los vendedores ambulantes resultan hoy moneda corriente.

Eudomina Ramírez, peruana, instaló su puesto de frutas y verduras en plena cuarentena. Apenas diez metros a la derecha funciona la competencia.

“Ojo, yo llegué después, así que no tiene la culpa”, confiesa, entre risas. Concurre a diario a las ferias de Guaymallén o Las Heras, se surte de mercadería y la traslada en flete para revenderla.

“¿Si sobrevivo? Apenas, porque hay que descontar gastos. Además –afirma-- el horario tope es a las 3 de la tarde, luego los clientes se quedan en casa”.

A Darío Golbano, artesano, casado y papá de una nena de seis y de un bebé en camino, el aislamiento lo dejó sin trabajo. Es que sus creaciones, en parte, vivían del turismo.

Marzo fue un cimbronazo y la familia vivió del sueldo de su mujer, que es docente. Pero enseguida, ni corto ni perezozo, salió a vender barbijos.

Nunca imaginó que la pandemia lo obligaría a recorrer el centro de punta a punta y a caminar largas horas para reunir lo mínimo.

“Con suerte me voy a casa con 1500 pesos, eso sí, después de ocho horas, incluso los sábados”, cuenta, mientras ofrece variados diseños e intenta convencer, uno por uno, a los caminantes apurados.

“La vida nos dio un vuelco”

Yamila Carpio y Johanna Ortigoza son mamás y amigas de toda la vida. Hasta marzo, Yamila era empleada doméstica y Johanna, moza. Pero la cuarentena las dejó en la calle y a cargo de sus hijos.

“Eramos cuatro y con el crédito del IFE decidimos salir a vender papel higiénico y servilletas descartables por Godoy Cruz, Maipú, Lavalle, Las Heras, Luján y Centro”, cuentan.

Pero la modalidad --siendo tantas-- no funcionó y así fue que se dividieron de a dos. Así, al menos, las ventas marchan mejor.

Ambas recuerdan al jueves pasado como un día “espantoso”. Estuvieron horas afuera y cada una apenas logró reunir 400 pesos.

“No siempre es así, tenemos días buenos. El problema son los riesgos de la calle”, reflexiona Johanna.

Como sea, no les queda otra alternativa, sus hijos dependen de ellas y los buenos tiempos de trabajo estable y propinas suculentas, en el caso de Johanna, quedaron atrás.

Lucas Argüello, malabarista, llegó de Brasil por unos días y quedó varado en Mendoza.

Sin trabajo y lejos de Santa Catalina --donde espera volver pronto—al principio vivió como pudo. Hoy se las rebusca en distintas esquinas, sin horario fijo. Su ingreso depende de la voluntad y el humor de los conductores.

“El país está frenado”, resume y asegura que valora el hecho de vivir con su madre. Eso sí, de ahorrar, ni hablar.

Viven en la calle y se dedican a pedir

Resignada frente a un presente que la encuentra peor que nunca, así se muestra Mirta Godoy, de 31 años, que vive en situación de calle junto a su pareja.

Después de haber sido desalojados de una habitación alquilada --cuando la crisis se volvió aún más extrema--, instalaron un colchón y algunas pocas pertenencias en cercanías del Zanjón de los Ciruelos, a la intemperie. Allí cocinan con un fuego improvisado y allí también duermen.

La jornada comienza temprano y los lugares elegidos suelen ser los ingresos a los bancos, porque siempre hay circulación. No toda la gente suele ser amable, asegura.

“En la calle hay de todo, discriminación, maltrato, inseguridad, pero también solidaridad”, dice.

Tiempo atrás Mirta y David vendían tarjetas de amor, siempre en el centro de Las Heras.

“Pero hoy ya ni eso. Y así fue como empezamos a pedir”, resume, para agregar que logran reunir entre 500 y 600 pesos diarios, que invierten para comer.

Desde la fila del banco, un jubilado le sugiere a Mirta que busque empleo. Casi a los gritos y delante de la gente.

“No me gusta vivir así, pero ¿quién me va a dar trabajo?”, concluye, buscando respuestas.

La Provincia lanzó programas para generar empleo

El Gobierno de Mendoza, a través del área de Empleo y Capacitación, admitió un crecimiento de los trabajos informales debido a la pandemia y lanzó, en los últimos días, programas tendientes a insertar a personas desocupadas al mercado laboral.

Así lo explicó Emilce Vega Espinosa, directora territorial de Empleo y Capacitación, quien detalló que el programa “Enlace”, contempla a desempleados de entre 18 y 55 años con secundario completo y que residan en la provincia.

“Se trata de una práctica laboral de 20 horas semanales en empresas, comercios o negocios, con un incentivo de 7 mil pesos. Finalizado el plazo, las empresas verán facilitada la formación de los recursos humanos que su actividad demanda y la incorporación del empleado capacitado”, dijo.

La línea “Reinventa” tiene por objetivo elaborar un registro de información para la vendimia y tareas agrícolas y suplir, de este modo, a trabajadores golondrina en la mano de obra, de cara al inicio de la cosecha.

Para ambos programas, los interesados pueden inscribirse en www.economia.mendoza.gov.ar.

Vega Espinosa dijo que el área que conduce ha capacitado en forma gratuita, por zoom, a 7 mil mendocinos desocupados.

Actualmente se lleva a cabo un ciclo de capacitación, junto a la dirección de Emprendedores, destinado a personas privadas de la libertad. La última semana se abordó la temática ventas en redes sociales.

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