Tradicionalmente, lo que determina la culminación de la Fiesta de la Vendimia es la consagración de la reina de la Provincia. Este es el punto que anoche se alcanzó en los festejos de 9163, con un acto que tuvo de escenario el teatro griego vecino al Cerro de la Gloria.
El programa consistió en un espectáculo de folclore seguido de la elección de la nueva soberana y este segundo proceso, como es habitual, alcanzó la intensidad vibrante de una expectativa compartida por muchas miles de personas.
Tranquila grandeza natural
Tal era la cantidad de público, de millares, aunque manifiestamente muy inferior a la que han reunido los espectáculos centrales de la Vendimia de siempre.
Los espectadores ocupaban esencialmente las gradas del vasto anfiteatro pero sin cubrirlas todas y quedando varios sectores absolutamente vacíos.
Las autoridades e invitados especiales tenían reservados asientos dispuestos sobre lo que en el plan del teatro constituye el espejo de agua, es decir, el intermedio entre las gradas y el foso de a orquesta.
El escenario aparecía desde rato antes del comienzo sometido a efectos de luces que esmeraban el interés por el espectáculo, que de todos modos se daba demorando de minuto en minuto.
La noche tenía el encanto de la limpidez y la serenidad; los astros cabalgaban el espacio sin interferencias de nubes, reinando con tranquila grandeza. El ambiente natural, de cielo y cerros, se daba armoniosamente dispuesto para una buena noche de arte y belleza.
A las 22.25, Wanna I
Eran las 22, hora anunciada para la iniciación de los festejos, pero no hubo puntualidad. Quizás esto fue motivado por la falta de tres reinas departamentales y porque las autoridades oficiales retrasaban su llegada. Los juegos de luces pasaban pruebas intermitentes. Personal técnico y obrero se desplazaba con rápidos movimientos sobre el escenario, seguramente con el propósito de ultimar detalles imprevistos o contemplar los previstos. A las 22.15 la orquesta ejecutó una marcha militar anunciando el arribo del interventor y su comitiva.
A las 22.25 poderosas bombas de estruendo acompañadas por la “Marcha de la Vendimia” propiciaron la presentación de la Reina de la Vendimia de 1962 Wanna Pegorín, quien con soberana gallardía ascendió los peldaños que la llevaron hasta su sitio de honor. Ajustados golpes lumínicos llevaron el compás de la música. Wanna I fue cálida y cariñosamente aplaudida por sus súbditos.
Nuevamente ejecutada la “Marcha de la Vendimia” se hicieron presentes en el escenario los animadores que tendrían a su cargo la presentación de las soberanas. Cuando comenzó la presentación de reinas, éstas dejaron sus sitios preferenciales y descendieron hasta el primer plano del escenario, donde fueron ubicándose con sus correspondientes princesas.
Electrizante escrutinio
Continuos empates otorgaban al acto eleccionario un clima distinto de años anteriores, puesto que a la emoción del hecho se sumaba la adhesión del público, traducida en aclamaciones. En ese ambiente de expectativa y calidez popular se llegó a los 40 sufragios igualados entre Elena Fragapane (Godoy Cruz) y Elba Espósito (San Martín). A partir de allí se anotó el franco repunte de la candidata del Este mendocino, que arribó al término de la elección con una diferencia de 6 unidades sobre su tenaz perseguidora.
Al conocerse los guarismos finales arreciaron los aplausos saludando a la nueva soberana, que en la dinastía vendimial de la provincia ocupará su sitial con la denominación de Elba I.