La producción de vacunas contra el virus Sars CoV-2 es un tema instalado y que genera expectativas en todo el mundo porque el recurso permitiría comenzar a controlar la pandemia de Covid-19.
Pero lo cierto, es que para los ciudadanos no especializados en el tema, es decir, la gran mayoría, hay cuestiones desconocidas y que incluso generan temores. Parte de ello es el proceso por el que pasa la producción y qué tan seguras pueden resultar las que se obtengan dado que se trabaja contrarreloj.
Especialistas mendocinos consultados recientemente por Los Andes afirmaron que confían en la que producirá Argentina, la del laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford.
En el mismo sentido se manifestó la Red Argentina de Investigadoras e Investigadores en Salud (RAIIS) respecto de ese y otros proyectos.
Consideró que se están realizando los pasos científicos adecuados. “El desarrollo de vacunas de uso en humanos, e inclusive las de uso veterinario, debe cumplir una serie de etapas de verificación que básicamente buscan evaluar su seguridad (que no produzca daño al individuo su aplicación) y su eficacia (que efectivamente otorgue protección contra el patógeno)”, señalaron.
Resaltaron que las vacunas en desarrollo contra la Covid-19 reconocidas por la Organización Mundial de la Salud siguen este camino como cualquier otra vacuna.
“Debido a la emergencia sanitaria desencadenada por la pandemia a nivel mundial, al moderado nivel de dificultad técnica de la vacuna y gracias a la enorme cantidad de recursos (humanos y materiales) dispuestos para su obtención, los plazos para el desarrollo de vacunas contra SARS-CoV-2 se van cumpliendo con mayor rapidez”,aclaran.
Pero al mismo tiempo manifestaron su preocupación sobre afirmaciones erróneas que dan algunos profesionales y que resultan preocupantes en cuanto pueden llegar a ser malinterpretadas por la audiencia.
Etapas de desarrollo de una vacuna
Los medios se hacen eco de los desarrollos y hacen referencia a las fases en que se encuentran, por eso, detallarlas puede permitir comprender mejor.
La organización mencionada ofrece un resúmen sobre esas diferentes instancias hasta que llega al mercado.
Explica que hay una etapa preclínica, Fase I, Fase II y Fase III (estas tres últimas denominadas etapas clínicas):
Preclínica: incluye pruebas en modelos celulares y animales de laboratorio, donde se determina qué efectos potenciales pueden tener las vacunas y sus distintos componentes si fueran administrados a las personas (o la especie de destino que sea).
Fase I: se evalúa fundamentalmente la seguridad de la vacuna en un número reducido de personas sanas (decenas). Esto implica que la formulación no produzca daño per se.
Fase II: se mide la seguridad y la capacidad de la vacuna de generar inmunidad contra el patógeno (generación de anticuerpos o células específicas que puedan dar protección contra el microorganismo de interés). Esta etapa sirve para elegir una formulación más definitiva de la vacuna y se prueba en cientos de individuos.
Fase III: la prueba de la vacuna pasa “a campo” es decir con miles individuos que van a estar expuestos al agente infeccioso y busca fundamentalmente evaluar la eficacia protectora de la vacuna. En esta última etapa es en la que se encuentran varias vacunas contra el Covid-19, entre ellas, la que se producirá en Argentina.
Fase IV: todas las vacunas luego de su aprobación por los organismos sanitarios correspondientes continúan monitoreadas en esta fase. En ella se registran posibles efectos adversos o no deseados de la vacunación mucho menos frecuentes, entre otros controles. Es lo que se conoce como farmacovigilancia que incluye reportes por su uso en una población más amplia.
En carrera
Argentina apunta a producir la mencionada vacuna, de la farmacéutica AstraZeneca que, ya desde que fue anunciada, generó gran interés. Se ha informado que produce tantos anticuerpos como aquellos que tiene una persona que ya tuvo el virus y se estima que serán necesarias dos dosis.
Por otra parte hay que decir que en el país también se está probando otra: la del laboratorio Pfizer que lidera el infectólogo Fernando Polack y avanza en el hospital Central Militar, en Buenos Aires.
Pero no sólo esto, sino que además el gobierno argentino, como otros, busca generar acuerdos con quienes puedan potencialmente tener vacunas para asegurarse dosis cuando comience la producción.
Las expectativas están puestas en que a fines de este año y comienzos del próximo ya haya con qué comenzar a darle batalla al virulento virus.
Por eso, en Mendoza ya se están armando las estrategias necesarias para tener todo listo para recibirlas, como por ejemplo, aceitar la distribución y cadena de frío.
Aunque faltan definiciones se vacunaría primero a los grupos de riesgo como adultos mayores, personal de salud y quienes tengan comorbilidades. El estado no cubriría la vacunación en la población en general.
El trabajo elaborado por Mariano Pérez Filgueira, Mariana Manteca Acosta y Flavia Sacerdoti enumera además cuántas vacunas hay en desarrollo en el mundo.
Señalan que son 160 las candidatas vacunales y que apelan a diferentes diseños.
Para las vacunas virales se utilizan virus inactivados, virus atenuados a proteínas o subunidades del virus, a vectores virales, a ADN o ARN entre otros, según detallan.
Las más avanzadas son 6, que se encuentran en fase III. Además hay 2 vacunas en Fase II, 7 vacunas entre Fase I y II, y 10 vacunas en Fase I.
“A su vez existen 139 vacunas candidatas en estudios preclínicos, incluyendo un desarrollo argentino”, remarcan.