UPD: de ritual entre compañeros a eventos entre escuelas con muchos excesos

Desde Educación admitieron que es una práctica que ha ido creciendo. Invitan a las familias a acompañar a los estudiantes en la “previa” a la escuela. Qué prevé el Código Contravencional de Mendoza.

UPD: de ritual entre compañeros a eventos entre escuelas con muchos excesos
UPD. Un ritual que crece y viene recargado año a año.

El “último primer día” (UPD) de clases es una fiesta estudiantil que como es usual (y este año no es la excepción) comenzará en los primeros minutos de mañana lunes y finalizará a la hora del ingreso al colegio. Nació como algo exclusivo para los alumnos del último año del secundario y una de las características principales es que la “vigilia” de varias horas compartidas entre los compañeros antes de ingresar a clases se hace bebiendo grandes cantidades de alcohol (en ocasiones, consumiendo también otras sustancias), en un contexto lo más alejado posible de los adultos.

Como plantea la serie televisiva argentina que se titula, justamente, UPD, lo que se supone es una despedida de una etapa de la vida –un adiós de la secundaria en el camino rumbo a la vida universitaria o laboral– muchas veces se desvirtúa y pierde su sentido, con consecuencias para la armonía escolar en ese día y, lo que es peor, con repercusión en la salud de los adolescentes, que puede ir desde intoxicación con alcohol, a una descompensación, o situaciones de violencia.

La diversión, así, puede derivar en un drama y esto es lo que las autoridades de las carteras de Educación y de Seguridad buscan evitar en Mendoza, llamando a los padres a acompañar y monitorear qué pasará en esas seis o siete horas hasta el ingreso a la escuela.

En la provincia, son 28.000 los chicos que culminan el secundario este año y que pueden llegar a participar de este evento. En la mañana, la modalidad es que los chicos vayan al colegio trasnochados.

Qué piensan los chicos

Los protagonistas del UPD son los estudiantes que terminan el nivel medio y encaran un proceso de madurez para lo que viene. Para ellos es una fiesta deseada y esperada.

“Como alumna y como representante del Centro de Estudiantes, que tengo contacto con los directivos, siento que todos anhelan tener el UPD. Estoy muy de acuerdo con que se haga, pero hay cosas que no me gustan, como cuando los chicos llegan muy mal al colegio, o que en vez de ser una noche buena, sea una noche mala”, reconoció Sheila Sánchez, presidenta del Centro de Estudiantes del último año del Liceo Agrícola de la UNCuyo.

“En el Liceo (los directivos y docentes) nos acompañan, nos esperan con café y nos van a llevar a la hora de tiempo libre al patio para que escuchemos música y nos relajemos. También para que los que puedan estar mal se recompongan. Después vamos a tener una charla sobre Educación Sexual para reflexionar y concientizar”, adelantó.

Para un adolescente esta es una experiencia relinda. Estás empezando a decir adiós a la secundaria y ya no vas a tener esos momentos, esos lazos. La universidad es más dura. Lo único que hay que tener en cuenta es que no hay que pasarse, ni tomar mucho, ni mezclar mucho para que siga siendo una buena experiencia”, reflexionó la estudiante.

La postura de la DGE

Por su parte, la subsecretaria de Educación de la Dirección General de Escuelas, Graciela Orelogio, admitió que la práctica del UPD “ha crecido en los últimos años y viene ‘recargada’, porque ya no son los chicos de un mismo curso los que se reúnen. Son de varias escuelas y nosotros estamos muy alertas, entendiendo que hay que acompañarlos, que los papás deben estar presentes y saber adónde se juntan y cómo están durante el transcurso de estas juntadas”.

En este sentido, son los mismos padres los que suelen cerrar contratos con dueños de salones de fiesta o fincas con instalaciones para recibir a los adolescentes en una noche de UPD. Algunos ponen la condición de que no se puede consumir alcohol -como lo establece la normativa del Código de Faltas- para proteger a los menores y exigen que haya adultos presentes para controlar lo que ocurre en esta despedida del secundario.

“Vemos con preocupación lo que se va organizando los días previos. Supimos que siete colegios se juntan en un UPD, en una juntada en la que van a haber 200 personas. Algunos se conocen, pero otros no. Y esto aumenta el riesgo de situaciones no deseadas en esa previa. La premisa es que los padres acompañen y cuando lleguen a la escuela se les abrirán las puertas y se los contendrá”, detalló Orelogio.

UPD. Los chicos viven con alegría su despedida del secundario.
UPD. Los chicos viven con alegría su despedida del secundario.

Adolescencia, una etapa de transgresión

La experta en Educación, Mónica Coronado, aseguró: “El UPD es un ritual instalado entre los chicos, que tiene que ver con un mal manejo del duelo que hacen de la separación del último año del secundario. Está destinado y ellos lo conciben como un momento de trasgresión, en donde consumen alcohol y no sólo alcohol y los padres ‘desaparecen’”.

La consigna de estas fiestas es que los participantes llevan alcohol y si bien los salones piden que haya la presencia de adultos para una capacidad de un centenar de jóvenes, muchas veces “nadie se ofrece” para estar cuidando que las cosas se salgan de control.

Los padres en ese momento creo que tienen que decirle al chico que no va, y punto. Eso no es un ritual aceptable, porque están naturalizando que los papás tengan que aceptarlo sólo porque todos lo hacen. Hay una enorme presión de los chicos y hay una mala elaboración de la idea de alegría y de encuentro, de separación que tiene que ver con atontarse con alcohol”, opinó Coronado.

Por su parte, la directora general de Educación Secundaria de la Universidad Nacional de Cuyo, María Ana Barroso, destacó que días antes del UPD hay un trabajo muy fuerte de parte de la universidad con los centros de estudiantes y con los padres, en donde se envía un comunicado instando a los papás a acompañarlos y señalando los riesgos.

“No es una sorpresa para ninguno de los que trabajamos en las instituciones educativas. Lejos de oponernos a ello, o de prohibir cosas o de advertirles que si vienen así no los vamos a recibir, esto es un desafío para todos nosotros y para los familiares. Lo primero que tenemos que hacer es aceptar que esto existe y lo segundo, gestionarlo para que se lleve adelante de una manera sana y en donde no haya peligros para ellos”, puntualizó Barroso.

Jóvenes festejan su último primer día de clases (UPD)
Jóvenes festejan su último primer día de clases (UPD)

Y aclaró que de ninguna manera se promueve de las instituciones, pero sí se recomendando a los referentes familiares que estén presentes en este tema y que estemos preparados para llegar de la mejor forma a ese día.

Cómo actúan las escuelas luego del UPD

Tanto en los secundarios que dependen de la DGE como los de la universidad, tienen un protocolo de actuación que consiste en que al ingreso y dependiendo del estado en el que asisten los alumnos, aquellos que se encuentran bajo los efectos del alcohol, permanecen en la institución y los padres son notificados para retirarlos.

“Hay que hacer un trabajo muy serio y en eso también nos involucramos desde escuela, porque el límite es muy chiquito entre festejar y exponerme a situaciones de riesgo. Los chicos tienen que poder ver esto, aprender a manejar cuál es el límite y que sientan que confiamos en ellos, es fundamental”, expresó la educadora.

Seguridad advirtió que sancionará a dueños de salones y a padres

En diálogo con Los Andes, el subsecretario de Relaciones con la Comunidad, Néstor Majul, adelantó que en la madrugada de este lunes, inicio de las clases, harán un monitoreo de los lugares en donde saben que habrá este tipo de festejo y recordó a los propietarios de los salones que no se puede haber consumo de alcohol, al haber menores de edad.

En ese sentido, Majul apeló a la concientización de los dueños de estos locales y aclaró, “puede haber sanciones millonarias por estos incumplimientos”.

Además, indicó que además de fuertes sanciones pueden llegar a tener una suspensión de sus actividades hasta en 70 días.

“Los padres son responsables de sus hijos. Si encontramos a chicos alcoholizados, en mal estado, hay una omisión de cuidado de los padres y esta conducta está regulada en el Código Contravencional en su artículo 86″, resaltó.

Último primer día en Mar del Plata.
Último primer día en Mar del Plata.

“Se presumirá falta de vigilancia o cuidado de los padres o representantes legales de los menores de edad que ingresaren, concurrieren o permanecieren en un local o evento cuyo acceso les esté prohibido en los términos de la legislación vigente, serán sancionados con multa desde dos mil (2.000) U.F. hasta cuatro mil (4.000) U.F. o trabajo comunitario vinculado con la diversión nocturna de los jóvenes, bajo la supervisión de la Subdirección de Control de Eventos y Locales de Esparcimiento desde veinte (20) días hasta cuarenta (40) días”, reza la normativa.

Los responsables de los chicos -padres o tutores- arriesgan sanciones que van de los $100.000 a los $200.000 y se han dado antecedentes en el control de fiestas no autorizadas y permanencia en boliches.

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