Cada vez que se acercan las Fiestas -Navidad, Año Nuevo y Reyes Magos-, se evidencia una riesgosa y cada vez más frecuente práctica: la de regalar animales silvestres para que sean adoptados como mascotas. Aun incluso cuando el tráfico, la comercialización y el mascotismo de estas especies se encuentran prohibidos por la ley.
La situación a nivel nacional se torna preocupante, tanto que solo en los últimos cuatro años, ingresaron al Centro de Recuperación de Especies Temaikèn (instalación de la fundación donde se rehabilita fauna autóctona y víctimas de tráfico) más de 2.400 animales afectados por el tráfico ilegal y el mascotismo.
Entre ellas, se destaca un ejemplar de tortuga africana gigante -también conocida como tortuga de espolones africana (Centrochelys sulcata) que fue encontrada y rescatada deambulando en la Avenida Balloffet (San Rafael) en febrero de 2022. El departamento de Fauna de Mendoza y la Fundación Temaikèn coordinaron el traslado aéreo de la tortuga a Buenos Aires, donde aún permanece.
“Fue encontrada caminando por una calle, muy lejos de su hábitat africano, en el sur del desierto del Sahara. Cuando llegó a Fundación Temaikèn, se le realizó un chequeo clínico y se constató que se trataba de un macho de más de 20 años. Por cuestiones sanitarias y comportamentales, no puede regresar a su país de origen y hoy comparte el ambiente con otras tortugas en el Bioparque”, resumieron desde la fundación al describir la vida actual de este reptil a casi 3 años de su inédito hallazgo.
Como esta tortuga -que fue descubierta gracias a que se escapó de la casa donde la tenían como mascota-, hay otros tantos animales rodeados de esta preocupante realidad. Y no todos han logrado ser rescatados por las autoridades ni derivados a centros de rehabilitación.
Desde la propia Fundación Temaikèn, en conjunto con el Instituto Jane Goodall Argentina y WCS Argentina, lanzaron la segunda edición de la campaña “No Soy Mascota” y que precisamente pone el foco en las consecuencias irreversibles del comercio ilegal sobre los animales silvestres en Argentina, así como también en la concientización sobre el impacto que tiene en esas especies el ser tratados como mascotas.
Según agregó la veterinaria Jennifer Ibarra, presidenta de la Fundación Cullunche, en Mendoza las principales especies que son blanco de este mascotismo ilegal que involucra a animales silvestres son las catas, serpientes, tortugas y hasta, en ocasiones, zorros.
UNA TORTUGA AFRICANA PERDIDA EN MENDOZA
El miércoles 9 de febrero de 2022 por la mañana, varios automovilistas que circulaban por Avenida Balloffet (San Rafael) detuvieron su marcha ante un particular “intruso” que caminaba con mucha calma por el medio de la transitada avenida. Se trataba de un ejemplar de tortuga gigante africana, de más de 70 kilos.
Con un improvisado instinto protector, los automovilistas se bajaron de sus vehículos para orientar a la tortuga al costado del camino, hacia un sitio más seguro, En ese momento, de la nada, un hombre se bajó de su camioneta, cargó a la tortuga en la caja y se marchó del lugar con ella.
Personal de la delegación de Recursos Naturales de San Rafael comenzó oportunamente con las averiguaciones sobre este vecino que se había llevado a la tortuga, y así dieron con el domicilio al que llegaron acompañados por efectivos de la Policía Rural. En ese momento, el vecino presentó la documentación que –decía- acreditaba el origen de la tortuga y su permiso de tenencia.
Era un documento legal que autorizaba la tenencia y que dejaba registro de que había entrado a Argentina en 2008 junto a otras dos tortugas, todas importadas desde África. La autorización estaba a nombre de un ciudadano inglés y no se especificaban los fines con que se había autorizado el ingreso.
No obstante, se secuestró y rescató a la tortuga, ya que la familia que la tenía consigo no era la persona autorizada en ese documento. De hecho, bajo ningún punto de vista está autorizada la tenencia en cautiverio ni como mascota de estos ejemplares.
La tortuga rescatada en febrero de 2022 fue trasladada a Buenos Aires.
LOS PELIGROS DEL MASCOTISMO DE FAUNA SILVESTRE
Además de ser ilegal -lo que lleva a que prolifere su comercio en el mercado negro-, tomar a ejemplares silvestres como mascotas tiene un marcado impacto negativo, tanto para las personas y las especies animales como para los ecosistemas de los que forman parte.
De los más de 2.400 ejemplares afectados por el tráfico ilegal y el mascotismo que ingresaron a la Fundación Temaikèn en los últimos 4 años, 78% (1.936) son aves. En este grupo sobresalen los cardenales amarillos, una especie en peligro de extinción, y los 232 individuos de la especie que ingresaron representan cerca de 10% del total que se calcula quedan en la naturaleza.
El guacamayo azul y amarillo, el guacamayo rojo, el guacamayo jacinto, los jilgueros y el cardenal copete rojo, entre otros, completan el listado de las aves silvestres más rescatadas.
Siguiendo en el detalle de animales, por debajo de las aves se destacan los mamíferos. Son 210 ejemplares -13%- y entre los que se destacan monos carayá, caí y tití (especies muy amenazadas por la captura para mascota). Le siguen carpinchos y ciervos de los pantanos.
Los reptiles -entre los cuales se encuentra la tortuga rescatada y recuperada en Mendoza- ocupan el tercer lugar de especies más traficadas y comercializadas. Soy 321 en total las que ingresaron al centro de rescate (9% del total), de las cuales 270 son justamente tortugas de tierra. Y, por último, 7 son peces.
“Se calcula que, de 10 animales capturados, solo 1 sobrevive por las condiciones en las que son transportados. Esto genera una sobreexplotación de las poblaciones silvestres y, a la vez, un riesgo zoonótico, ya que al sacarlos de su ambiente natural, los animales silvestres pueden transportar y dispersar patógenos (virus, bacterias y hongos) en nuevos ambientes y poner en riesgo la salud humana”, destacaron desde Fundación Temaikèn.
A su turno, Ibarra (de Cullunche) insistió en que los animales silvestres no son mascotas ni regalos.
“Si comprás estas especies, fomentás el tráfico y trae consecuencias ecológicas, sanitarias, ambientales y de crueldad animal”, reafirmó la veterinaria,
OTROS CASOS DE ANIMALES RESCATADOS QUE NO PUDIERON REGRESAR A LA NATURALEZA
En el centro de rescate de Temaikèn, además de la tortuga rescatada en San Rafael, hay otros animales que fueron rescatados en procedimientos y quedaron con daños y secuelas irreparables en su salud y comportamiento, lo que les impide regresar a la naturaleza.
Uno de ellos es un loro hablador, quien ingreso a la institución en marzo de 2024 junto a una cotorra. Luego de algunos meses, la cotorra falleció, por lo que el loro se quedó solo en el ambiente que compartían.
“A partir de ese momento, comenzó a gritar y ‘hablar’ mucho, una forma de llamar la atención. Se colocó un espejo en el ambiente, que se retira por momentos, y desde entonces pasa gran parte del día mirándose en él. Al ver su reflejo, el loro puede sentirse acompañado y mejorar su interacción con el entorno”, resaltaron desde el centro de rescate.
También hay un carpincho, que vivía con una familia en Corrientes y donde le impusieron una dieta de galletitas y harinas y que fue rescatado en 2016, cuando la familia viajaba en su camioneta desde Corrientes hasta Buenos Aires trasladando al carpincho suelto, que por ese tenía cerca de un año.
En Temaikèn costó mucho lograr que consumiera la dieta que correspondía para su especie dado que estaba muy acostumbrado a comer harinas y arroz. Y actualmente, convive con peces y un yacaré, tal como ocurre en la naturaleza, pero tiene conflictos para relacionarse con otros de su especie.
Un Aguará popé (también conocido como “osito lavador”) es otro de los huéspedes del centro de rescate. Fue rescatado de una casa donde lo mantenían en una jaula y lo alimentaban con galletitas, algo que dista considerablemente de su dieta natural (cangrejos, ranas, caracoles, peces, insectos, frutas y semillas).
Además, tiene una costumbre muy particular: lava su comida con sus dos manos antes de comerla, lo que explica su nombre. El ejemplar rescatado es un animal geronte, con actividad crepuscular, y en su nuevo hogar se le proporcionó una bacha con agua para que pueda lavar su alimento, recreando su comportamiento natural.
Por último, un pejelagarto también convive en el centro de rescate. Este pez fue entregado voluntariamente por un particular, quien lo tuvo como mascota durante 5 años. Pero el animal creció (llegó a los 84 centímetros, misma longitud de hoy), y el receptáculo donde lo tenían en casa quedó chico.
CÓMO COMBATIR EL MASCOTISMO Y TRÁFICO ILEGAL
El tráfico ilegal de fauna silvestre es un delito organizado y, para combatirlo, es necesario reducir la oferta y la demanda de ellos como mascotas. Además, desde la Fundación Temaikèn, piden tener en cuenta:
- Conocer la diferencia entre animales domésticos (mascotas) y los silvestres (no mascotas).
Los silvestres viven de forma independiente de los seres humanos y manifiestan sus comportamientos normales en su hábitat.
No necesitan la intervención del hombre para la vida diaria, se sienten amenazados por la interacción con el ser humano y muchos de ellos rechazan las caricias, los baños y los collares, pudiendo tornarse agresivos hacia las personas.
Los animales domésticos conviven con personas ya que dependen de ellas para satisfacer sus necesidades.
- Informarse antes de decidir. No comprar animales silvestres. Al pensar en comprar o adoptar una mascota, asegurarse de tener información sobre su origen y legalidad.
Denunciar la venta ilegal de vida silvestre y ayudar a otras personas a comprender que ciertos animales no son mascotas.