El pasado 6 de marzo se efectuaron las elecciones de la Gran Logia Femenina Argentina donde mujeres masonas de todo el país emitieron sus votos optando mayoritariamente por la postulante mendocina María Elena Castillo (57) patrocinada por la Lista “Julia Resnicoff, por más sororidad federal”.
Esto sucedió luego de un año de espera para poder concretar el acto eleccionario que se vio adaptado a las circunstancias que trajo aparejada la pandemia. De esta manera la nueva conducción marca un hito histórico porque recae por primera vez en una mujer del interior del país.
Castillo, quien fuera la pionera de la Masonería Femenina en tierra mendocina, será la Gran Maestra que tendrá a su cargo dirigir por los próximos 3 años este pujante movimiento femenino en la República Argentina.
Según explicó, la que encabeza es una institución nobel en relación a la masculina, ya que solo tiene 30 años de vida. “En estos 19 años que somos una obediencia autónoma e independiente es la primera vez que se elige una mujer del interior eran de Ciudad de Buenos Aires o Buenos Aires, pero nunca nadie ha dirigido desde el interior”, señaló la Gran Maestra.
Para ella, el quiebre fue parte de un proceso institucional creciente y se rompió con la circunscripción a CABA. “Fuimos creciendo y se fue haciendo una apertura. La gestión anterior planteó que debían integrarse más hermanas del interior”, explicó Castillo.
Sus desafíos
Su posición como Gran Maestra, desde el interior, es para Castillo el logro del trabajo de muchas mujeres y el reconocimiento a aquellas que viven en el interior y no tienen la posibilidad de encarar la institución. “Creo que la masonería ha crecido mucho en los últimos años y va a seguir creciendo. Esta es una apertura para acreditar y registrar algunos eventos en donde nos hemos visibilizado mucho más. El desafío es que nos sigan conociendo, para desestigmatizar la idea que tiene la gente de los masones. Y el gran desafío es seguir creciendo libres en pensamiento, en conciencia, respetuosos, tolerantes con líneas directrices para sanear las diferencias que existen en la sociedad”, confió a Los Andes.
Por otro lado, destacó que van a consolidar lo que se viene haciendo y apuestan a una fuerte apertura a nivel social. Por ello apuntan al fortalecimiento interno; y la difusión y participación social de mujeres masonas en temas inherentes que las atraviesan en la sociedad. “Vienen otros tiempos, el gran desafío es seguir creciendo y aportar. La masonería tiene un universo de diversidad y desperdiciarlo o andar a escondidas es retrogrado”, comentó.
Sobre la Gran Maestra
María Elena Castillo, 57 años, madre de 3 hijos y abuela de 3 nietas es una profesional del Derecho especializada en Fideicomisos y amante del Derecho Administrativo, se ha desempeñado como funcionaria a Cargo de la Unidad de Fideicomiso “volver a Producir” Banco Nación-Provincia de Mendoza y como Jefa de Asesoría Letrada del Ministerio de Agroindustria y Tecnología durante la gestión del Ministro Marcelo Barg, Asesora de la Secretaria Legal y Técnica de la Gobernación y Asesora Legal en la Coordinación de Gestión del Ministerio Publico de la Defensa y Pupilar de la Provincia de Mendoza, en el que se ha desempeñado Ad Honoren para colaborar con la gestión de un Ministerio con un paupérrimo presupuesto a cargo de una mujer.
En lo institucional encaró la fundación de la masonería femenina en la Provincia de Mendoza, en donde dirigió en distintos tiempos las Logias Aurora Andina y Portal de Luz, ha participado en el Tribunal de Honor de la Institución, ha sido delegada ante el Consejo de la Gran Logia y en la última gestión a cargo de la Doctora Mariela Rodríguez Ruiz fue quien tuvo a su cargo la Dirección Nacional del grado de Compañeras.
¿Cuándo nace la gran logia femenina?
La Gran Logia Femenina de Argentina nace a su vida institucional en el 2002 luego de un largo proceso de perseverancia de mujeres argentinas encarado en busca de generar un espacio masónico femenino, quienes sumaron esfuerzos con las integrantes de la Gran Logia Femenina de Chile para lograr la formación necesaria para la conformación institucional, la cual se alcanzó el 6 de julio de 2002.
A partir de ese hecho histórico, sus integrantes han trabajado incansablemente por crecer y proyectar la institución a todo el territorio nacional, logrando contar con 18 Logias, diversos espacios institucionales en desarrollo en un alto porcentaje de las provincias argentinas, a los que se suman cada vez mayor cantidad de mujeres dispuestas a desarrollar su espiritualidad, a formarse como librepensadoras, y a comprometerse con la construcción de una sociedad más justa, equitativa, inclusiva, tolerante y fraterna.
El crecimiento de la masonería femenina no solo se ha producido internamente en nuestro país sino que ha proyectado su participación en organismos internacionales, como el Centro de Comunicación e Información de las Potencias Firmantes del Llamado de Estrasburgo (CLIPSAS), una organización internacional de jurisdicciones soberanas francmasónicas, siendo además miembro con carácter especial consultivo del Consejo Económico y Social (ECOSOC), de la Organización de las Naciones Unidas (ONU); la única organización internacional francmasónica que hace aportes en materia de derechos humanos, igualdad de género, libertad de conciencia y laicismo en el máximo escenario de la política internacional.
Otras participaciones
La Gran Logia Femenina Argentina fue parte del nacimiento de la Federación Americana de Masonería Femenina (FAMAF) que integra a las Grandes Logias Femeninas de América cuyos orígenes están guardados en los Encuentros Latinoamericanos en los que las mujeres masonas de Argentina han participado colaborativamente con ponencias sobre temas de interés social y ciudadano, teniendo nuestro país en la actualidad la presidencia de esa Federación.
Además, integra el Comité de Ligazón Internacional de Masonería Femenina (CLIMAF), que reúne a más de 20.000 mujeres masonas y tiene como objetivo encontrar un espacio de reflexión, intercambio y acciones conjuntas que promuevan los valores masónicos universales y democráticos, en general, y los de la Masonería Femenina en particular.