La marca Feminist Apparel lucha contra los estereotipos de género estampando frases y consignas transgersivas en sus remeras. La linea de indumentaria nació en Filadelfia, Estados Unidos, pero uno de sus dueños es de nacionalidad argentina. Se enmarcan bajo el slogan “you can feminist”.
Las remeras pueden encontrarse en una infinidad de colores, sin abusar del rosa en todos sus tonos, y los talles van desde el XS hasta el 5XL. Además de las características frases, los diseños no dejan de ser sexys y súper cómodos.
A modo de aclaración y como respuesta a las criticas que califican a las mujeres como “feminazis”, una de las tantas remeras en venta define en letras fucsia: “Feminismo:/femenizem/. Sustantivo. Reclamo para que los derechos de las mujeres, en lo político, social y económico, sean iguales a los de los hombres”.
Desde el local comercial, aseguran que otro malentendido por parte de la sociedad es creer que el feminismo intenta imponer privilegios mayores a los hombres pero que verdaderamente no es así. Por esta misma razón, en la pagina web se aclara que la idea surgió para luchar contra “las injustificadas y desinformadas connotaciones negativas del feminismo, impuestas por la cultura dominante”.
Además de la lucha contra los pensamientos machistas, la marca lleva a cabo otras tareas de concientización social. Se trata de un porcentaje de las ventas que se donan a organizaciones que trabajan en el empoderamiento de mujeres que sufren de violencia de genero en la calle y en sus hogares.
El feminismo masculino aún no es aceptado totalmente por la población mundial y esto fue visto en las redes sociales cuando los usuarios se enteraron que los confeccionadores eran hombres. Ante las críticas, Alan Martofel, declaró: “No sabía nada de feminismo hasta hace dieciocho meses atrás cuando caí en la cuenta de los malos entendidos de los que era objeto. Me quedé impresionado y quise brindar aportes acerca de estos temas”. Martofel es el comerciante argentino que, además, es Licenciado en Ciencias Políticas y Psicología .
