Una familia no vidente de Tunuyán pide ayuda para reparar dos máquinas Braille

La urgencia del jefe de familia, Nicolás Alfaro, que es ciego al igual que la madre de sus tres hijos y dos de ellos, es retirar de un taller de reparación la máquina Braille de Wendy, que tiene 8 años y la necesita para la escuela. También tienen otra máquina rota.

Una familia no vidente de Tunuyán pide ayuda para reparar dos máquinas Braille
Wendy necesita su máquina Braille. Aquí, junto a su hermano Kevin.

Nicolás Alfaro, de 31 años, que es ciego y trabaja como locutor y periodista de su propia radio, FM Eclipse, de Tunuyán, hizo un llamado a la solidaridad para poder reparar dos máquinas del sistema Braille, una de las cuales la necesita con urgencia su hija Wendy, de 8 años, para ir a la escuela.

En una carta que publicó en Facebook y que luego detalló en diálogo con Los Andes, el padre de familia escribió: “Me dirijo a ustedes con el fin de acudir a su gran solidaridad. Mi hija Wendy, de 8 años, cursa el nivel primario en la escuela Profesor Tomás Silvestre. Y para continuar con sus estudios requiere una máquina Perkins, ésta es una herramienta que facilita su escritura Braille”.

“Debido a su constante uso, la misma en este momento se encuentra rota, imposibilitando sus estudios a mi hija. Esta máquina necesita unas piezas importadas, que hacen que su arreglo tenga un costo elevado, de alrededor de 120 mil pesos, los cuales no los tengo en su totalidad”, indicó Nicolás.

“Debido a la urgencia con la que se requiere acudo a ustedes y les pido que cualquier suma que se recaude mi hija se los agradecerá infinitamente. Espero su colaboración. Desde ya Wendy y toda nuestra familia les agradece el esfuerzo y leer la publicación. Todo granito de arena será bienvenido para que siga adelante con sus estudios”, manifestó su papá.

Acotó a Los Andes que el taller le entregará, de todos modos, la máquina, aunque deberá cancelar el arreglo en las próximas horas. “No hay muchos talleres que se dediquen a reparar, más allá de que todo aumenta y las piezas sin importadas. Por otra parte, entiendo que el trabajo hay que pagarlo, pero se me hace cuesta arriba”, dijo.

La máquina Braille que necesita reparación
La máquina Braille que necesita reparación

Más allá de la máquina de Wendy, la familia tiene otra que tampoco se encuentra en condiciones y que es fundamental ya que cuatro de los cinco integrantes de la familia Alfaro son no videntes.

“La más urgente es la de Wendy, por la necesidad de acudir con su máquina a la escuela, aunque tenemos otra que también debemos arreglar”, sostuvo.

Una historia muy particular

En 2020, plena pandemia, Los Andes publicó la historia de “Nico”, que nació en Tunuyán con retinopatía del prematuro, un trastorno ocular causado por el crecimiento anómalo de los vasos sanguíneos en la parte sensible de la retina. Nunca tuvo la posibilidad de ver.

Sin embargo, nunca dramatizó su condición y aseguró que lleva una vida normal, con la ayuda de su hija vidente y de su suegra.

En esa oportunidad, Nicolás reflexionaba: “He sentido bronca y rencor, pero eso es pasado y pisado. Una vez sorteada esa etapa, estudié, descubrí la radio y la tecnología y jamás me puse límites”.

Lo cierto es que Nicolás también formó una hermosa familia. Siendo muy joven, en una escuela de Tunuyán, se cruzó con Yésica Moyano, también no vidente. Si bien hoy no siguen juntos, son padres presentes y comprometidos.

Yésica nació con microftalmia, una enfermedad ocular hereditaria: gran parte de sus antepasados sufre o sufrieron la misma patología.

Cuando Nicolás y Yésica se conocieron, ella ya era madre de un niño ciego, Gabriel.

Poco después llegó al mundo Kevin, que tiene 9 años y nació sin ninguna dificultad. “Es el diablo de la familia”, lo definía en aquel momento. Y casi de inmediato llegó Wendy, que al igual que Gabriel, nació con el gen de la madre. “Antes de que nacieran los niños conversamos sobre la posibilidad de tener hijos no videntes y cuando sucedió, no nos sentimos culpables, resumía.

La idea de instalar una emisora radial en su pueblo había sido siempre un sueño. Había trabajado años como operador en otra radio y un día quiso tener la propia. Así, pudo cristalizar ese proyecto tres años atrás con la ayuda de su abuelo Raúl. “Si tuviera que agradecer a quienes que me han dado una mano, sería imposible. Mi abuelo y su mujer me respaldaron siempre, así como un montón de amigos”, relata.

Su hijo Kevin se transforma, muchas veces, en los “ojos” de la familia. Esa ayuda de muy importante en la vida cotidiana.

Para Nico, la radio es “magia pura”. “Es mi pasión y estoy feliz porque la emprendimos a pulmón”, relató en la anterior entrevista, para enumerar sus varios roles. “Armo y desarmo equipos, escucho tutoriales, trato de aprender y también hago algunos desastres”, bromeaba y sigue agradeciendo a sus auspiciantes que le permiten sostener la emisora.

Su dignidad y deseo de salir adelante con su propio trabajo también sorprende: “Valoro el trabajo genuino, por eso me desagradan las personas que cómodamente viven del Estado. Si yo, con mi discapacidad, puedo trabajar, creo que cualquiera puede hacerlo sin ayuda del Gobierno”, afirmaba.

Nicolás tiene en su computadora un lector de pantalla que le permite leer mensajes de WhatsApp, e incluso cualquier noticia que deba transmitir en la radio. Mayormente responde los mensajes por audio, por eso agradece las herramientas tecnológicas que están a su alcance.

Cómo ayudar

Nicolás Maximiliano Alfaro, CUIT/CUIL: 20-37614760-7. Alias: eclipse.5.nx. CBU: 4530000800012344097288 / Naranja Digital Compañia Financiera S.A. Tel: (2622) 653446.

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