Uno de los rubros más afectados por la pandemia fueron los bares y restaurantes, pero cuando la actividad gastronómica volvió a funcionar en la Ciudad de Mendoza, un decreto firmado por el intendente Ulpiano Suarez exigía que los locales debían ofrecer comida y que los clientes debían respetar la obligatoriedad de la compra.
Es decir, desde que abrieron los bares en la Arístides, los locales debieron vender sí o sí algo para comer aunque el consumidor final sólo fuera a tomar un trago o una pinta de cerveza. Sin embargo, a través de un hilo de Twitter, un usuario compartió un mensaje que se viralizó.
En detalle, revelaba que los bares hacían un pacto tácito con los clientes, en el cual fingían venderles una docena de empanadas y así burlaban a los inspectores municipales encargados de recorrer los locales para ver que el decreto se efectuara.
Según detalló Lautaro Soza-Torrijos (@sozita_LST), dicho supuesto trato con los clientes es un plato con una empanada fría o rellena de algodón acompañada con un limón al lado, que simula ser la última unidad de una docena que los clientes ya se comieron. Entonces si cae la inspección sanitaria municipal, los consumidores la muestran como prueba de una compra. A su vez, desde el local “es debitada como ‘docena de empanadas’, por si aparece un munipa a controlar”, detalla el joven en uno de los tuits.
Luego asegura que como la empanada no es consumida se vuelve a utilizar en otras mesas, y así va cumpliendo su cometido durante las horas en las que está abierto el local.
Finalmente @sozita_LST termina el hilo arrobando al intendente de la Ciudad de Mendoza, Ulpiano Suarez, para ponerlo al tanto de la situación y para que dé fin al decreto que pide que sea obligatorio pedir comida si sólo se ha ido a beber.
Respuesta de empresarios
Sin embargo, a partir de lo comunicado por el joven, varios dueños de los bares y restaurantes de la Arístides salieron al cruce de la cuestión explicando que la estrategia de la “empanada de utilería” no es cierta y hasta pidieron pruebas concretas que refuten lo denunciado informalmente por el usuario.
Además aseguraron que hay mucha falta de información respecto de la continuación de los protocolos sanitarios, ya que muchos clientes llegan sin reservas, o mandan mensajes privados a las redes de los locales preguntando si ya se puede beber sin consumir comida.
“Hay un grupo de bares/ restaurantes que trabajamos en conjunto, entre nosotros nos consultamos muchas cosas respecto al funcionamiento de los mismos. La verdad es que estamos haciendo actividad sumamente lícita y con responsabilidad absoluta”, explicó a Los Andes Andrés Civit, dueño del local Beerlin.
Luego aseguró que la historia sobre la “empanada de utilería”, a su ver, es completamente incierta y que en un caso así correspondería llevarse a cabo una denuncia formal en la municipalidad de Capital, porque de ser real se estaría rompiendo con la ética y el trabajo de los gastronómicos.
“Hemos respetado mucho los protocolos y se han aplicado cosas que pueden resultar un tanto incómodas para los consumidores pero lo seguimos haciendo como lo pide el gobierno y la municipalidad, porque entendemos que es el único modo de hacerle frente a la pandemia”, detalló Civit.
Finalmente, el empresario destacó que tanto desde la municipalidad como en el Gobierno Provincial se ha llevado adelante un buen trabajo con el sector, ya que siempre estuvieron dispuestos a buscar la manera de reactivar el rubro gastronómico, mientras se respeten las medidas sanitarias y los protocolos correspondientes.
La explicación
Los Andes se comunicó con Lautaro Sosa, el joven de 20 años que publicó el hilo en Twitter haciendo de público conocimiento la estrategia de la “empanada fría”. Sin embargo, detalló que lo ocurrido fue parte de una experiencia propia cuando salió a un bar con un amigo y que la situación le llamó tanto la atención que decidió contarlo, aunque aseguró que en realidad el local gastronómico al que asistió no estaba en la calle Arístides y que la foto utilizada en su hilo de Twitter era una imagen ilustrativa.
“Fui a comer con un amigo el cual no había visto en todo el año. Se me ocurrió contar la historia al otro día utilizando una foto genérica, ya que la real se veía más chica y menos apetecible digamos. Tampoco la ubicación, porque no fue en calle Arístides, eso fue un aditivo como de “simplificación” entendiendo que muchos de mis seguidores no son mendocinos quería usar una calle conocida como para que entendieran que es una calle donde hay muchos restaurantes.”, detalló Sosa, quien estudia Relaciones Internacionales.
Y continuó: “Con el amigo que fui, también liberal, nos llamó mucho la atención la indicación de la empanada e indagamos al respecto preguntándole al mozo”.
Luego, el joven explicó por qué decidió hacer una denuncia informal a través de las redes, en vez de dirigirse a un establecimiento oficial y detalló que nunca lo haría, ya que como él también trabajó de mozo conoce el rubro de la gastronomía desde adentro.
“Banco a muerte al sector gastronómico que ha sido uno de los que más ha sufrido con esta pandemia, el denunciar a locales que dan trabajo en Mendoza, conociendo la situación laboral en la que están miles de mendocinos, me parece un acto sumamente despreciable. Por eso no publiqué el nombre ni la ubicación exacta del lugar. El objetivo del hilo era también hacer entender a muchos políticos que las regulaciones de esa índole sólo se dedican a molestar a gente que labura, porque a un grupo de concejales se les ocurren regulaciones para un sector en el cual nunca trabajaron o empatizan debido a sus altos salarios”, puntualizó Sosa.
Finalmente cerró la conversación detallando: “Si algo puede quedar de mi hilo es que los héroes de toda esta crisis serán los trabajadores, los cuales constantemente se ven hostigados por regulaciones innecesarias hechas por gente que no ha trabajado nunca en el sector privado ni está sufriendo en esta crisis”.