Lejos quedó la sensación de celebrar una Semana Santa en un contexto de aislamiento obligatorio. A un año, la expectativa y la oportunidad de celebrar en presencialidad congregan a los fieles de la Iglesia Católica.
“Como Iglesia, en el país y en Mendoza, en particular, iniciamos esta Semana Santa con el Domingo de Ramos con mucha alegría. El año pasado nuestras celebraciones no pudieron tener fieles y por primera vez nuestros templos estuvieron cerrados. Los sacerdotes tuvimos que aprovechar la riqueza de los medios de comunicación, principalmente las redes sociales para poder acercar el mensaje de la Pascua a los fieles”, así recordó el párroco Leonardo Di Carlo una experiencia inédita en la historia eclesiástica.
Con la posibilidad nuevamente de suscitar el encuentro con los fieles, con todos los cuidados necesarios, el padre Di Carlo, párroco de la Parroquia San Pedro y San Pablo, de San Martín, considera que es “una oportunidad para acompañar a Jesús en este camino de la cruz que vuelve a ser junto a nosotros”.
Como cada Semana Santa, la Iglesia Católica busca dar un mensaje a sus fieles. En esta oportunidad, la pandemia y sus consecuencias juegan un papel muy importante en la relación de los feligreses.
“Es un tiempo para volver a Dios, un tiempo en el que muchas personas están aprovechando para reencontrarse con ese Dios al que tal vez habían olvidado o no tenían tan presente. La pandemia ha suscitado momentos de dolor, de pruebas, de crisis económicas muy duras, crisis familiares, pérdidas de seres queridos. Esta Pascua nos encuentra a todos con dolencias en nuestro corazón, en nuestra alma, con incertidumbre y miedo”, inició Di Carlo. Y agregó: ”Es por eso que la Iglesia quiere proponer que todos encontremos en Jesús un alivio al dejar que él de alguna manera también cargue esas cruces de nuestra propia vida. Que nos regale a través de este gesto de la Pascua el poder resucitar con él”.
“Esta Pascua está marcada por la caridad con los que menos tienen. Junto con Caritas, el Jueves Santo, ha sido llamado en esta ocasión por la iglesia mendocina como el Día de la Caridad”. Los fieles podrán acercarse a las distintas parroquias para donar alimentos no peredeceros, pañales, leche, etc. “Buscamos hacer concreto este gesto del amor que Jesús nos pide tener con quienes nos rodean. La pandemia nos ha presentado la posibilidad de reconocer la importancia de caminar junto a otros, de ser solidarios, de acompañar al que menos tiene”, reflexionó.
El sacerdote se pregunta ¿Qué van a buscar los feligreses en una nueva celebración de Semana Santa? “Hoy muchas personas sienten un vacío existencial o sienten que aquellas soluciones que a lo largo de la vida han tratado de darle a sus problemas ya no alcanzan. El hombre necesita de ese otro con mayúscula que es Dios, para sentirse acompañado. Doy fe de que vienen a buscar paz, serenidad, esperanza, alegría. En definitiva vienen a buscar esa felicidad que no se puede encontrar en otras cosas o circunstancias pero que se terminan agotando rápidamente. Dios propone una felicidad que es duradera”.
Más adelante, el padre Di Carlo expresó: ”celebrar la Semana Santa es una oportunidad para invitar a Jesús para que aquellos valores y sentimientos que a él lo movieron por amor a nosotros, se impregnen en nuestra propia vida”. En su mensaje a los fieles mendocinos, resaltó que “la pandemia y la crisis económica nos tiene que encontrar unidos, gestando valores sólidos, animándonos a ser solidarios y tratando de dejar una huella positiva en un mundo que nos necesita”.
Misas y momentos de oración en parroquias
A diferencia de la Semana Santa del año pasado que transcurrió durante el período de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, los fieles durante esta celebración podrán participar de misas en las diferentes iglesias, que funcionarán al 50% de su capacidad y con una diversificación de horarios. “La Iglesia en Mendoza sigue el camino que hemos venido teniendo en este último tiempo, donde podemos celebrar las distintas misas y momentos de oración en nuestros templos parroquiales, teniendo en cuenta los protocolos vigentes”, indicó el párroco Leonardo Di Carlo.
Se ha decidido que sean las parroquias las que organicen las misas y los momentos de oración. Desde la institución aseguran que se ha tratado de diversificar los horarios y también los espacios donde se van a realizar las celebraciones. La idea es descomprimir a los templos más grandes, alentando a concurrir a las capillas que dependen de cada parroquia.
