La Clínica de Medicina del Sueño del Centro Médico de la Universidad Banner de Tucson, Arizona, informó que llevaron adelante un nuevo estudio sobre los beneficios de dormir la siesta y revelaron de que es perjudicial para la salud.
El informe, publicado el lunes por la revista Hypertension, detalla que las personas que realizan esta práctica son más propensas a desarrollar hipertensión arterial y sufrir un ictus.
Este trabajo académico se realizó entre 2006 y 2010 y recabó los datos de más de 360 mil personas las cuales brindaron información sobre sus hábitos de sueño al Biobanco del Reino Unido.
Los participantes proporcionaron muestras de orina, saliva y sangre de manera periódica y respondieron a preguntas cuatro veces. Aunque en esas ocasiones, informaron sobre la frecuencia, pero no acerca de la duración de sus siestas.
Pero los resultados no fueron muy alentadores y dieron como respuesta final que los que solían dormir la siesta durante el día tenían un 12% más de probabilidades de desarrollar hipertensión arterial con el tiempo y un 24% más de probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular, en comparación con las personas que no dormían la siesta.
También especificaron que está asociado a las diferentes edades y que si la persona es menor de 60 años, dormir la siesta la mayoría de los días puede aumentar hasta en un 20 por ciento el riesgo de desarrollar hipertensión, en comparación con los que nunca o rara vez realizaban esa práctica de sueño.
“Los resultados demuestran que la siesta aumenta la incidencia de la hipertensión y el ictus, después de ajustar o tener en cuenta muchas variables que se sabe que están relacionadas con estas patologías”, especificó la doctora Phyllis Zee, directora del Centro de Medicina Circadiana y del Sueño de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern de Chicago.
Sin embargo, la médica no participó en la elaboración del estudio, pero si está al tanto de cada detalle.
“Desde un punto de vista clínico, creo que pone de relieve la importancia de que los profesionales sanitarios pregunten de forma rutinaria a los pacientes sobre las siestas y la somnolencia diurna excesiva y evalúen otras condiciones que contribuyan a modificar potencialmente el riesgo de enfermedad cardiovascular”, especificó.