Marcelo Torres es peluquero. Tiene 64 años, 50 en el oficio y 20 viviendo en Mendoza. La crisis del 2001 o “la época del famoso helicóptero”, como él lo recuerda, lo trajeron a nuestra provincia.
“Cuando llegué a Mendoza desde Buenos Aires la primera persona que me recibió y me dio una mano fue Rubén Eduardo”, contó a Los Andes. “Hasta el día de hoy cada vez que lo veo le digo ´jefe´”, agregó.
Casi tres meses después Marcelo pudo instalar su propio negocio en un local en la galería Vía del Sol ubicada en avenida Las Heras 420 de Ciudad.
En ese mismo local, pero 20 años después, este 30 de agosto Marcelo le cortó el pelo gratis a todas las personas que se acercaron hasta allí. Se trata de una iniciativa que combina solidaridad y tradición, pues como dicen las abuelas hay que cortarse el pelo en Santa Rosa para que crezca más rápido y más fuerte.
“Hay que respetar las tradiciones, mantenerlas vivas”, explica mientras le corta el pelo a un hombre que está sentado en una de las sillas de la peluquería.
“Una de las cosas más bonitas que ha pasado hoy es que cada persona ha traído algo para compartir con el resto”, cuenta emocionado. “No me importa a qué hora termine hoy, lo importante es compartir”, confió.
A la tarde-noche de este lunes aún había ocho personas esperando su corte de pelo por lo que Marcelo reconoció que si la clientela lo “superaba” continuará con la tarea mañana.
Payabarbers
“Ser solidario enaltece el corazón”, con esa frase como estandarte Torres busca ayudar desde su lugar a las personas que más lo necesitan. Este año, con el objetivo de llegar a más personas formó el grupo de los “Payabarbers”.
Así, junto a sus colegas Alejandro Retamal, César Mario Brizuela, Brian Aguilera y su hijo Zoe Torres visitan merenderos y barrios humildes donde brinda su servicios de manera gratuita.
“Cuando una persona decide cortarse el pelo es porque está dejando de lado su angustia, una parte de su pasado. Por eso muchos buscan un cambio de imagen”, explica Torres. “A veces llegan tristes porque les ha pasado algo y quieren cortarse el pelo. Cómo si fuera un castigo”, cuenta el peluquero.
Con su forma de hablar pausada y con la voz de la experiencia, no solo en el oficio sino además en la vida misma, Marcelo habla con su clientes y trata de encontrar una forma menos extrema de lidiar con los problemas. “El pelo es muy importante”, cierra.