Divididas por el canal Cacique Guaymallén, el Área Fundacional de Mendoza y la Media Luna comparten el origen. Al oeste del cauce, se encontraba la incipiente ciudad, con sus iglesias, cabildo y plaza principal (Pedro del Castillo). Hacia el este estaban las haciendas y zonas de cultivo, para proveer a los primeros pobladores españoles.
Hace unos años, en la web del muncicipio de Guaymallén se podía leer: “El 22 de febrero de 1561, Pedro del Castillo llegó al Valle de Huentota y tomó posesión de la comarca, enarbolando el estandarte real. Entre dos tormentas de arena fundó la nueva ciudad, el 2 de marzo, denominándola ‘Ciudad de Mendoza del Nuevo Valle de La Rioja’”.
Y continuaba: “La ubicación inicial de Mendoza se situaba en lo que actualmente se conoce como La Media Luna, en el distrito de Pedro Molina, ubicado en el departamento de Guaymallén, sobre la margen este del canal conocido actualmente como Cacique Guaymallén. El 28 de marzo de 1562, fue trasladada a una distancia de dos tiros de arcabuz hacia el oeste del punto de la fundación realizada por Pedro del Castillo, situándose el nuevo emplazamiento a unos 100 metros al oeste del canal Cacique Guaymallén, en la posición actual de la plaza Pedro del Castillo”.
“Se sabe que en la zona de la Media Luna, que es la parte más alta de este sector, había un pucará, una construcción de origen inca, lo que también demuestra que el imperio llegó hasta estas tierras huarpes”, explicó Carlos Frías, coordinador del Museo Municipal Casa Molina Pico, que se encuentra en el corazón de la Media Luna.
El especialista contó que la calle Larga (hoy Pedro Molina), se extendía desde el Zanjón hasta lo que hoy es calle Mitre, y eran terrenos de una gran hacienda, cuyo límite al norte era la barranca del canal.
Justamente, pasando la calle Pedro Molina, por el Acceso Norte, se observa una curva junto al cauce. “Algunos historiadores cuentan que en este sector, cuando desbordaba el Cacique Guaymallén, se podía ver reflejada la luna sobre el agua de los campos inundados”, apuntó Frías.
El gran terremoto de 1861 generó el traslado de la ciudad hacia donde hoy está y en la Media Luna se afincaron algunos habitantes. Parte de la Casa Museo Molina Pico data de aquella época.
Frías señaló que ahora la casa está cerrada, pero la idea a mediano plazo es su puesta en valor como museo. Antes deben solucionar graves problemas estructurales que presenta. “La idea es que sea un lugar que se pueda sintetizar la historia que supo cobijar”, agregó Frías.
Una gran parte de la casa estará dedicada a los grandes hacedores del folclore cuyano, que vivieron en la Media Luna. Hilario Cuadros, Armando Tejada Gómez o Alberto Rodríguez, fundador del Instituto de Investigación y Divulgación del Floclore Cuyano, son algunos de los nombres ilustres que la habitaron.
Es que esta fue la cuna del Nuevo Cancionero, movimiento musical-literario de la Argentina, con proyección latinoamericana, que fue lanzado desde Mendoza en 1963 y caracterizó a la música popular argentina durante las décadas de 1960 y 1970. Estaba integrado, entre otros, por Mercedes Sosa, Tejada Gómez, Manuel Oscar Matus, Eduardo Aragón, Tito Francia y Juan Carlos Sedero.
“Otro detalle importante es que esta zona fue donde se tocó, cantó y bailó el tango de Mendoza, obviamente junto con la Cuarta de Fierro (del lado de Capital)”, aclaró Frías, y citó las obras de Vicente Mirón, que escribió varias letras de tango en las que se menciona a la Media Luna.
Por otra parte enumeró algunos hitos de la zona, como el excine Recreo, Centro Cultural Armando Tejada Gómez. “El cine perteneció a Rosa Cassano, tía de la bailarina clásica Eleonora Cassano. Por Pedro Molina y Maipú, todavía está en pie la casa de Berrati, la antigua farmacia de la zona”.
Zona de humedales
Hace unos años un equipo de arqueólogos trabajó en la Casa Molina Pico para hallar pruebas de la existencia de humedales en la zona de la Media Luna. Hallaron materiales del siglo XVII, entre ellos una importante cantidad de restos óseos de perca. Frías comentó que la zona había ciénagas que se encontraban hacia el este de la Media Luna, en la zona de El Bermejo y El Sauce. “Por eso esta zona de haciendas eran aptas para los animales, debido a la cantidad de pasturas”, acotó Frías, y comentó que “en la etapa colonial también había establecimientos vitivinícolas. Era una zona de viñas y potreros. Se hacía vino en forma muy artesanal”.