Tal vez porque de niño sufrió numerosas necesidades, el sueño de Manuel Vargas fue desde siempre inaugurar un merendero y devolver lo mucho que a él lo ayudaron estos establecimientos en sus tiempos difíciles.
Y así fue que, en abril del año pasado, en medio del fuerte impacto que dejó la pandemia, pudo abrir un comedor y merendero en el terreno de sus padres, en el barrio Sol y Sierra, detrás del dique Maure, al oeste de Godoy Cruz.
Se trata de un lugar situado en el medio de la nada, descampado, sin los servicios básicos y donde las casas son precarias, fabricadas en su mayoría con cartón prensado y nylon
.El nombre que Manuel y su esposa Carolina, ambos considerados cristianos, le dieron al comedor fue “Todo por ellos”, que puede ubicarse en Facebook con ese mismo nombre.
Allí, solo existe un contrapiso porque el anhelo de poder construir un techo aún sigue siendo un imposible. A la intemperie y con la ayuda de dos iglesias cristianas, un total de 150 niños y algunos adultos reciben su porción de comida tres veces a la semana.
Por un sueño
“Empezamos a pulmón y así seguimos. En los inicios se acercaban 30 o 35 chicos pequeños de la zona, que es muy carenciada. Con el tiempo se fueron sumando y hoy tenemos también gente adulta y más de 150 comensales”, asegura Manuel. Y_agrega: “la pobreza crece y las necesidades se agigantan. Hay realidades muy tristes, historias muy crueles, por eso amo hacer este trabajo y aportar mi granito de arena”.
El hombre trabaja codo a codo junto a esposa Carolina, con quien tienen siete hijos.
Las iglesias que colaboran son la Cristiana de la Ciudad y Renacer. Sus fieles suelen acercar alimentos, ropa, zapatillas, pero todo resulta escaso porque la gente se ha ido sumando sin prisa ni pausa.
“No damos abasto con los alimentos, por eso pedimos a quienes puedan ayudarnos que acerquen carne molida, menudos de pollo y todo tipo de alimentos no perecederos, además de leche”, enumeró.
Sin embargo, Manuel y Carolina sueñan con brindar un lugar adecuado para el futuro, es decir, techar y cerrar el espacio para evitar el clima riguroso, especialmente durante los fríos inviernos.
“Nos vendría muy bien que nos acerquen chapas, cemento, cal, ladrillos y todo lo necesario para montar un lugar como corresponde y donde la gente pueda estar cómoda. Sabemos que muchos vecinos o empresas tienen materiales en desuso y nos resultaría de muchísima ayuda”, sostuvo.
Mientras se prolongaron las restricciones por la pandemia, el matrimonio cocinó y entregó las viandas en el propio lugar, aunque el sueño es contar con un techo propio y recibir “dignamente” a la gente.
“Yo fui un niño con necesidades y sé lo que se siente. Mi madre solía llevarnos de pequeños al comedor Arco Iris, también de Godoy Cruz, y sé lo que se aprecian esos lugares cuando las familias sufren carencias”, recordó Manuel, para agregar: “Por eso siempre soñé con ayudar”.
Dijo, además, que el merendero no tiene ayuda estatal y que por ahora solo acercan las donaciones las iglesias mencionadas. “No tenemos planes ni subsidios y por eso mucha gente se ha ido en busca de nuevos horizontes. Nosotros, insisto, hacemos todo a pulmón”, reiteró Manuel.
Carolina comentó que en ese “desierto” donde vive gente en terrenos que han ido tomando, el agua no es potable y solo pasa un camión regador que aplaca el polvo. “Pero observamos que el agua no es limpia ni pura, como debería ser para el consumo”, dijo. La mamá agregó que las mayores dificultades se atraviesan los días de lluvia, porque el dique desborda y la zona se inunda. Manuel y Carolina están abocados en estos días a las celebraciones de fin de año y ya están pensando en concretarlo el 21 ó 22 de diciembre. “Soñamos con una gran cena para los chicos que podría ser una hamburgueseada”, dijo Manuel. También procuran juntar juguetes nuevos o en excelente estado para que nadie se quede sin su regalo de Navidad.
¿Qué necesitan?
Para poder continuar con el funcionamiento del comedor y merendero, Manuel y Carolina Vargas necesitan ayuda de todo tipo, en especial alimentos no perecederos, carne, pollo y leche. Sin embargo, también reciben materiales para la construcción a fin de poder techar el espacio. Y juguetes en buen estado para entregar a alrededor de 150 niños que concurren tres veces a la semana: lunes, miércoles y sábados al mediodía.
Cómo colaborar
Carolina Vargas, 0261 7149194 / Manuel Vargas merendero “Todo por ellos” 261 2635749.