“Dios, todo por ellos”, el merendero que con esfuerzo fundó hace años Manuel Vargas junto a su esposa Carolina Galbán, en un lugar cercano al barrio Sol y Sierra de Godoy Cruz, detrás del dique Maure, corre serio riesgo de cerrar sus puertas por falta de alimentos e insumos.
“Estamos muy mal, al borde del cierre. Ya no tenemos ayuda de la gente como antes y es una lástima. Muchos niños y adultos, casi 150, se alimentan gracias a este lugar tres veces por semana”, dijo a Los Andes Manuel.
“Hemos pedido por todos lados, pero la gente está mal, no tiene dinero ni modo de colaborar. Nos dicen que nos avisarán, que nos donarán algún alimento pero luego no pasa nada”, agregó.
Cuando el lugar abrió sus puertas concurrían 35 chicos tres veces por semana. Esa cifra, con la pandemia, la inflación y el incremento de los índices de pobreza, se incrementó a 150 personas, entre ellas adultos mayores.
Tal vez porque de niño sufrió numerosas necesidades, el sueño de Manuel Vargas fue desde siempre inaugurar un merendero y devolver lo mucho que a él lo ayudaron estos establecimientos en sus tiempos difíciles.
Y así fue que, en medio del fuerte impacto que dejó la pandemia, pudo abrir un comedor y merendero en el terreno de sus padres, en el barrio Sol y Sierra, detrás del dique Maure, al oeste de Godoy Cruz.
Se trata de un lugar situado en el medio de la nada, descampado, sin los servicios básicos y donde las casas son precarias, fabricadas en su mayoría con cartón prensado y nylon.
El nombre que Manuel y Carolina, ambos considerados cristianos, le dieron al comedor fue “Dios todo por ellos”, que puede ubicarse en Facebook con ese mismo nombre.
Allí, solo existe un contrapiso porque el anhelo de poder construir un techo aún sigue siendo un imposible. A la intemperie y con la ayuda de dos iglesias cristianas, niños y algunos adultos reciben su porción de comida tres veces a la semana.
“Empezamos a pulmón y así seguimos. La pobreza crece y las necesidades se agigantan. Hay realidades muy tristes, historias muy crueles, por eso amo hacer este trabajo y aportar mi granito de arena”, cuenta Manuel, que en este momento advierte sentirse desesperado.
“Nunca nos había sucedido esto. Siempre, de alguna u otra manera, habíamos recibido ayuda. Pero la gente no da más”, se sinceró.
Además de particulares, las iglesias que solían colaborar son la Cristiana de la Ciudad y Renacer. Sus fieles solían acercar alimentos, ropa, zapatillas.
“Pedimos una oportunidad a quienes puedan ayudarnos. Que acerquen carne molida, menudos de pollo y todo tipo de alimentos no perecederos, además de leche”, enfatizó.
Aún así, en medio de tantas carencias, sueñan con brindar un lugar adecuado para el futuro, es decir, techar y cerrar el espacio para evitar el clima riguroso, especialmente durante los fríos inviernos.
“Nos vendría muy bien que nos acerquen chapas, cemento, cal, ladrillos y todo lo necesario para montar un lugar como corresponde y donde la gente pueda estar cómoda. Sabemos que muchos vecinos o empresas tienen materiales en desuso y nos resultaría de muchísima ayuda”, sostuvo.
¿Qué necesitan?
Para poder continuar con el funcionamiento del comedor y merendero, Manuel y Carolina Vargas necesitan ayuda de todo tipo, en especial alimentos no perecederos, carne, pollo y leche.
Sin embargo, también reciben materiales para la construcción a fin de poder techar el espacio.
Cómo colaborar
Carolina Vargas, 0261 7149194 / Manuel Vargas merendero “Todo por ellos” 261 2635749. CVU: 0000007900204021810884 / Alias: VARGASMANUELEDU.UALA.