Escuela 38 Raúl Ricardo Alfonsín es el nombre que ostenta desde fines de los 90. Sin embargo, el establecimiento abrió sus puertas mucho antes; en 1978. En este 2020 atípico en que todas las escuelas del país se encaminan ya a cumplir ocho meses sin clases presenciales (y contando), “la Alfonsín” es la única escuela que no ha perdido ni un solo día de clases presenciales. Pero este particular detalle no es el único que la distingue de las demás: la escuela 38 Raúl Ricardo Alfonsín es la única escuela -primaria y secundaria- que se encuentra en la Antártida.
Está en la Base Esperanza, depende del Gobierno argentino y una reciente confirmación del Ministerio de Defensa de la Nación ha puesto en alerta a todos los antárticos mendocinos y argentinos; y -especialmente- a quienes pasaron por sus aulas. “El ministro de Defensa (Agustín Rossi) dijo que esta temporada no van a mandar a ninguna familia a la Antártida. Generalmente, las expediciones salen en diciembre y enero; y van familias enteras. Pero este año, por el Covid-19, dijeron que no iban a mandar a nadie y que van a reducir al mínimo el contingente de argentinos que viaje. Eso es lo que dicen oficialmente. Pero, extraoficialmente -y según nos ha llegado por varios altos mandos del Ejército - dicen que el problema es presupuestario”, relata el mendocino Marcos Neirotti (42).
Además de ser uno de los antárticos argentinos que se ha puesto en campaña para “salvar a la única escuela de la Antártida” -se han organizado en todo el país, han creado un grupo de WhatsApp e impulsan una iniciativa en Change.org-, el mendocino estudió dos años en la escuela. Fue en 1986 (con 8 años) y en 1993 (con 15 años). “Los dos años en que viajé estuve en la escuela. Hice tercer grado y tercer año. Y es la única escuela que funcionó todos los días este año en el país”, reiteró Marcos, quien vive en Guaymallén y es productor orgánico.
“La posibilidad de que se cierre la escuela nos genera un gran miedo y preocupación a quienes somos antárticos y hemos ido a la escuela. Este año la excusa es el Covid-19; pero si después de ocho meses no pueden preparar un protocolo para que 50 personas vayan a la Antártida en misiones científicas, no hay dudas de que hay falta de ganas también”, destacó con una mezcla de preocupación y enojo Neirotti.
En los 42 años de vida del establecimiento, más de 600 chicos argentinos pasaron por la Escuela 38. De ellos, seis fueron mendocinos; y, además de Marcos, los Neirotti tienen a otro estudiante antártico en sus filas: Javier, el hermano menor que actualmente tiene 39 años.
Más allá de la resolución 2020/373 del Ejecutivo, que implica “disponer de las medidas administrativas, operativas, sanitarias y logística que consideren necesarias para minimizar los efectos del Covid-19 en la Campaña Antártica 2020 – 20201”; a nivel oficial no ha existido ninguna confirmación sobre una posible intención de fondo de cerrar la escuela para las generaciones futuras.
Importancia
Autoconvocados, los ex estudiantes de la única escuela en el continente antártico también han filmado un video pidiendo que el establecimiento no cierre sus puertas. “La Base Esperanza tiene mucha importancia geopolítica y en lo que es Soberanía. Además de ser la única escuela del mundo en ese continente, la Base es la única a la que todos los años viajan familias”, explicó el antártico mendocino.
En 1978, entre las primeras familias que viajaron a la base austral, había dos mujeres embarazadas. “Se hizo estratégicamente, para que nacieran las primeras dos personas de todo el mundo en la Antártida (las expediciones se extienden durante un año). De hecho, son un hombre y una mujer, y en sus documentos figuran como nacidos en el Fortín Sargento Cabral, y perteneciente a la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur”, rememoró Neirotti.
La preocupación del mendocino y de sus pares tiene que ver con lo que, consideran, el desinterés del Gobierno nacional para con la defensa de la Soberanía en el lugar. “El Ministerio de Defensa está tirando décadas y décadas de esfuerzo porque no pudieron armar un protocolo. Por año van entre 50 y 60 personas, y lo que han confirmado es que esta temporada no se hará la expedición. Implicaría cerrar la escuela después de 42 años en los que no ha habido ni un solo día sin clases”, resumió.
Experiencia
Los docentes de la Raúl Alfonsín dependen del Gobierno de Tierra del Fuego y viajan con las familias todos los años. Son personal civil, y son parte de las misiones científicas. “La rama de la ciencia es la que más importancia tiene en los viajes; y es la que pretende reducir el Gobierno”, agregó el mendocino.
A Marcos Neirotti, vivir en la Antártida y poder ir a la escuela en la Base Esperanza le cambió la vida (según sus palabras) en lo que tiene que ver con principios y valores. “Cuando volví de la Antártida, la gente me preguntaba qué había ido a hacer; y yo respondía que fui a hacer patria. Lo recuerdo como si fuera ayer, te da mucho sentido de responsabilidad. Porque somos 60 haciendo algo que comenzaron otros, y que van a seguir quienes vengan después. Íbamos a la escuela con 30 grados bajo cero, con vientos de 70 hm/h; nos llevaban en vehículos tipo oruga; como tanques”, resumió quien es uno de los menos de 40 argentinos que pudieron viajar dos años; y pasar por la escuela en un par de oportunidades.
Esperanzado porque todavía pueda reverse la situación, Neirotti no puede evitar comparar la situación con la que se vivió hace 19 años. “En 2001, en el gobierno de De la Rúa y con toda la crisis, Argentina analizó cerrar las bases argentinas. En ese momento, los ingleses estaban desesperados porque eso ocurriera para tomar esos espacios”, concluyó.