Un aberrante hecho de zoofilia tuvo lugar en Alcudía, Mallorca, cuando un hombre agredió sexualmente a una potrilla y su madre en 2018. Sin embargo, un par de años después fue condenado a prisión.
El ataque había tenido lugar en varias ocasiones en el establo donde el hombre de 52 años cuidaba a las equinos, y fue descubierto luego de que la dueña del lugar instalara cámara. Todo a raíz de que la potrilla comenzara a comportarse de manera extraña y el veterinario alertara que podía estar sufriendo violencia sexual.
Cuando los dueños de los establos vieron las grabaciones notaron que este hombre no atacó a la potrilla, si no que agredió tres veces más a su madre.
El hecho había sido en el 2018, pero el juicio se llevó a cabo hace algunos días en Palma, donde el agresor fue condenado a dos años por dos delitos de maltrato animal con explotación sexual, uno de ellos continuado. La Asociación Balear de Abogados por los Derechos de los Animales había reclamado dos años y tres meses de prisión. Además, tuvo que pagar casi 1000 euros por los gastos veterinarios a la hora de tratar a los dos animales.
Aunque cabe destacar que lo que llamó la atención del proceso es que las yeguas tuvieron que atravesar un peritaje de salud mental para saber si el ataque les significó secuelas psicológicas. Para eso sometieron a las yeguas un test en un espacio neutral, alejado de las cuadras donde sucedió el ataque. La mayor no mostró miedo, pero la potrilla se asustó con las personas.
“La yegua más joven ha desarrollado miedo a las personas después de los hechos”, dijo el doctor en Veterinaria Tomás Camps. “Para la segunda prueba se llevó a los caballos al lugar donde ocurrieron los hechos y se esperó unas semanas para que se adaptaran. Se realizaron las pruebas de nuevo y se vio que, mientras que la madre no tenía problema, la potra tenía un miedo de mayor intensidad de lo que demostró en la zona neutral”, explicó el profesional.
Como las secuelas desarrolladas en los animales a causa de estos ataques no están contempladas por la Justicia, el agresor recibió la condena por haberlas agredido. “La ley no especifica si el menoscabo grave de salud es físico o mental. Este juicio ha evidenciado que las secuelas que son demostrables pueden ser enjuiciadas, y es algo que debería sembrar para el futuro y debería tenerse en cuenta”, completó Camps.