A menos de un mes de que se diera a conocer el caso, la nena de 6 años que sufre bullying en la escuela Lindor Castillo, de Tupungato, intentó volver a clases pero tuvo una crisis. De acuerdo con lo que trascendió por el relato de su padre, un nuevo curso la recibió bien “pero cuando llegó el momento de ser indagada por la psicopedagoga la situación empeoró”. Es por eso que, a 20 minutos de haber llegado a la escuela, sus padres se retiraron con ella hacia su casa.
En diálogo con la prensa, el papá de la víctima aseguró que la intención de la familia es que, a partir de ahora, su hija continúe estudiando desde su casa y no vuelva a la escuela. Esto sucedió después de dos intentos de volver a clases: el de este jueves, día en que sufrió la crisis, y el pasado lunes, cuando “nadie la recibió, ni la maestra ni la directora”, según acusó su madre, y la nena rompió en llanto en la puerta del colegio.
Ante esta situación, y tras las declaraciones del padre de la nena, fuentes de la Dirección General de Escuelas aseguraron a Los Andes que “en la DGE no hubo ningún pedido formal de educación domiciliaria”.
“Aparentemente (el padre de la niña) lo ha expresado en los medios, pero no ha llegado ningún pedido formal”, insistieron desde el gobierno escolar presidido por José Thomas.
Sobre las clases domiciliarias, las autoridades de la DGE explicaron que los padres “pueden pedirlas, pero son los equipos interdisciplinarios los que evalúan si es necesario o no, por más que lo soliciten los padres”. “Deberán analizar si es conveniente y cumple con los requisitos para tener clases domiciliarias”, añadieron. Más allá de eso, el ente educativo reconoció que “el equipo interdisciplinario también puede tomar la decisión sin esperar a un pedido formal de los padres”.
Dicho grupo de trabajo pertenece a la Dirección de Orientación y Apoyo Interdisciplinario a las Trayectorias Escolares (Doaite), correspondiente a la DGE y compuesto por psicólogos, psicopedagogos, fonoaudiólogos, entre otros profesionales. Según apuntaron las autoridades, “desde el primer momento hay un equipo de la Doaite con la niña, con el curso y hasta con la escuela entera”. Además, “a la familia la ha atendido no sólo la escuela, también la supervisora y la inspectora regional”, manifestaron.
La intervención de la DGE
“Hoy la niña está en un proceso de revinculación paulatino para que vaya readaptándose a la escuela nuevamente y que vuelva a integrarse. Hay todo un operativo para eso, que incluye las acciones de sensibilización y adaptación, no sólo de la niña sino también a la comunidad educativa entera, incluso se ha hablado con los padres de los compañeros”, revelaron desde la Dirección General de Escuelas.
Según explicaron, se trata de “trabajos de concientización y sensibilización del respeto al prójimo, a los pares, y al sentido de convivencia” que se aplican en este tipo de situaciones.
Para la DGE, “es un caso dentro de muchos, que se trabajan habitualmente”. “En 2019 hubo casi 190 intervenciones de este tipo. De ahí en más puede haber más en las que no hubo intervención y la escuela actuó por iniciativa propia para solucionar el problema”, expresaron las fuentes de la entidad educativa.
Sin embargo, para las autoridades lo que ha distinguido este caso es la exposición mediática que ha tomado, algo que “ha sido un problema para el tratamiento de la situación”. “Lo único que hace la mediatización del caso es entorpecer el trabajo de los equipos interdisciplinarios. No vamos a alimentar toda esta situación mediática”, dijeron a este diario.
Por su parte, desde el entorno de la niña no quisieron hablar sobre las declaraciones hechas por la Dirección General de Escuelas.