Ya es de público conocimiento que Javier Milei tiene la intención de cerrar el Conicet en caso de ser Presidente, lo cual generó una fuerte polémica esta semana. Tras la controversia, trascendió que el economista es alérgico al pescado. El dato se conoció accidentalmente en el Coloquio de IDEA del año pasado, cuando el libertario no pudo comer lo mismo que el resto de los presentes.
Frente a ése y otros alimentos, cada vez más personas sufren alergias, algo que empieza a considerarse una epidemia global. Por su parte, un científico argentino e investigador principal del Conicet hizo recientemente un hallazgo clave, publicado en la revista Allergy: echó luz sobre dónde se producen los anticuerpos que generan esa condición. Pero tras la polémica fue por más: “Si Milei nos dejara lo podríamos curar”.
Se trata de Guillermo Docena, bioquímico e inmunólogo con base en la Universidad Nacional de La Plata. El profesional dirige el grupo de investigación del IIFP (Inmunopatología e Inmunointervención en Inflamación Intestinal), que logró por primera vez -a nivel mundial- descifrar qué pasa en el intestino de los alérgicos a ciertas comidas, con el objetivo de que se pueda desarrollar vacunas terapéuticas para combatir el trastorno.
Según explica Docena, había investigaciones previas en ratones pero la dificultad práctica para acceder al intestino humano había hecho imposible avanzar en ese sentido. “Hay un problema ético, no se puede biopsiar el intestino”, manifestó el científico en una entrevista con Clarín.
En ese marco, él y su grupo le encontraron la vuelta. Hallaron que pacientes pediátricos con sangrado rectal internados en el Hospital de Niños de La Plata tenían el anticuerpo IgE en sangre. Entonces pidieron a los médicos poder analizar los pólipos que les retiraban a los niños en las colonoscopías. Allí descubrieron que aparecían estos anticuerpos contra determinados alimentos.
A mayor proporción de IgE, más alérgico es el paciente. Docena sospecha que no sólo en los pólipos existen estos anticuerpos, sino también en otros tejidos, como los del intestino delgado. A pesar de que el problema de no poder biopsiar le impide avanzar en ese conocimiento, con los elementos que tiene afirma que ya se encuentra en condiciones de desarrollar una vacuna terapéutica.
“Si Milei nos dejara lo podríamos curar. Una vacuna contra la alergia al pescado podría revertir su padecimiento”, argumentó Docena, poniendo en valor tanto su trabajo como el de -luego dirá- otros tantos científicos que producen en el país nuevos saberes que luego derivan en soluciones para distintos aspectos de la vida cotidiana.
De hecho, él y su equipo ya lograron desarrollar en ratones dos vacunas contra la alergia a la proteína de la leche de vaca, la cual es la alergia alimentaria predominante en la Argentina. Otras alergias conocidas son al huevo, maní, pescado, frutos secos, soja, trigo y sésamo, entre otras.
“Podríamos llevar el ensayo realizado con ratones a seres humanos, pero para eso hace falta entre medio millón y un millón de dólares. El alergeno se podría modificar en función de la alergia alimentaria que se quiera revertir”, detalló Docena, que hizo su posdoctorado en Inglaterra y luego volvió a trabajar en la Argentina.
Cabe mencionar que Docena además encabeza otro proyecto, el de la vacuna argentina contra el Covid (Argenvac, que se suma a la más avanzada Arvac). En ese contexto, el investigador hizo hincapié en la soberanía científica: “Los países como los que admira Milei tienen una fuerte inversión en ciencia. Si no, el país está condenado a depender del exterior. Y la inversión privada que él pondera persigue su propio interés”.
Y concluyó: “En ciencia todo lleva mucho tiempo. Y si estamos en un vaivén en el que un gobierno apoya la ciencia y el que viene no, resulta imposible. Es muy difícil construir algo y muy fácil destruirlo. Es difícil armar equipos. Y los investigadores sin recursos se van a otros países porque los argentinos en el exterior son muy valorados”.