Roberto Ormeño era un querido vecino de Tupungato cuya mayor sueño era conocer el estadio Monumental, la casa del Club de sus amores. Su fanatismo por River Plate era tal que se la había “traspasado” a su hijo mayor y a su nietito.
Sin embargo, la pandemia de coronavirus se interpuso entre él y su deseo y el 21 de julio pasado falleció por una neumonía convirtiéndose así en uno de los más de 4.000 mendocinos que partieron este año y medio.
“Era muy fanático de River. Todo lo que pasaban en la tele él lo veía. Tiene un hijo mayor que es igual de fanático que él y mi hijo, de ocho años, también”, contó a Los Andes su nuera, Daiana Ortiz.
Roberto esperaba ansioso los partidos de River, festejaba los triunfos y sufría las derrotas del conjunto dirigido por Marcelo Gallardo por quien también sentía profundo afecto.
Cuando en el 2020 el Club de Núñez empezó con la remodelación del Estadio Antonio Vespucio Liberti una idea se empezó a gestar en la cabeza del Ormiño: un viaje hacía al Monumental junto a su nieto Isaías para ver la inmensidad de la cancha en persona.
“Él siguió todas las noticias sobre la remodelación del Monumental. Era algo que le apasionaba”, contó Ortiz quien recuerda a su suegro con mucho afecto.
Aunque tenía 55 años, este año se iba a jubilar ya que como empleado petrolero tenía un trabajo considerado insalubre. Su plan era viajar a Buenos Aires en noviembre de este año, para el cumpleaños de Isaías.
Sin embargo, a principios de julio de este año contrajo coronavirus y por complicaciones en el cuadro debió ser hospitalizado. Si bien, se recuperó del virus el 21 de ese mismo mes murió a raíz de una neumonía.
“No se había vacunado. No creía en el virus decía que era una cuestión política”, lamentó. Cuando la familia volvió a la casa de Roberto encontró entre sus papeles una carta manuscrita que los emocionaría hasta las lágrimas.
La carta
“Señor Rodolfo D’Onofrio, presidente del club de mis amores River Plate, me dirijo a usted y a toda su gente para felicitarlo por el nuevo logro en este querido Club”, inicia el texto que no tiene fecha.
“La misma (carta) es para, si tuviera el bien, de enviarme por su parte al contrareembolso alguna revista que muestre el maravilloso estadio Monumental ya que vivo medio lejos de la capital y creo que se me va a hacer imposible conocerlo”, explica Ormiño en la misiva que no llegó a enviar.
“Yo vivo en Tupungato a unos 80 km al sureste de la capital de Mendoza quedó a la espera de una respuesta favorable. Me despido con usted con mi más mayor respeto Roberto Antonio Ormeño”, cierra el escrito.
Según contó Daiana, la familia no sabía de la existencia de esa carta hasta el momento en que la encontraron. Aquel papel se convirtió en uno de los recuerdos más tiernos de Roberto y fue cómo volver a oír su voz tras su partida.
“Cuando la vi me dio una emoción muy grande. Se nos llenaron los ojos de lágrimas. Mi suegro me dio mucho para mí, era como un padre y nos gustaría que esta carta llegara al Club para devolverle algo de lo que dio todos estos años”, confió.
Ormeño se separó cuando sus hijos aún eran chicos, Daiana asegura que se convirtió en “madre y padre” de sus hijos. Cada domingo iba a la iglesia e incluso en sus tiempos libres era catequista.
“Nuestro mayor deseo es conseguir una fotito por parte del Club o un mensaje de Gallardo para ponerlo donde él está y de devolverle algo de que nos dio todo estos años”, cerró.