Los tres mendocinos junto a un centenar de especialistas de diferentes áreas expusieron en un encuentro que culmina hoy para debatir un documento mediante videoconferencia, dentro de una actividad que es parte de un proceso de consulta global de la que participa Argentina, tras la invitación hecha por la Oficina Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Perceval, docente y entre otros cargos fue embajadora de nuestro país ante las Naciones Unidas, participó como actual subsecretaría de Políticas de Cooperación Internacional del Ministerio de Educación de la Nación, Eleonora Lamm, funcionaria de la Dirección de Derechos Humanos de la Suprema Corte de Mendoza expuso por ser parte de Comité Nacional en las Ciencias y las Tecnologías, y Mario Adaro, juez de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, lo hizo en calidad de presidente del Instituto de Innovación, Tecnología y Justicia de la Junta Federal de Corte del país.
La Conferencia General de la Unesco aprobó en el año 2019 una propuesta para la elaboración de una recomendación de principios éticos sobre Inteligencia Artificial, en su tradición de “guiar los caminos que toma el desarrollo científico tecnológico en particular en terrenos tan novedosos y en ocasiones controversiales”.
En este sentido, la agenda de este proceso comenzó hace unos meses con la constitución de un comité internacional de expertos, el cual se reunió de modo virtual sobre la base de un documento de trabajo ya elaborado, y como producto de esa reunión surgió el primer borrador de una recomendación internacional.
Perceval en su exposición destacó el valor del diálogo que se está promoviendo entorno a este tema, y comentó que creía importante tener en cuenta la igualdad de las mujeres y de géneros, el derecho a la salud, la seguridad y la justicia como ejes claves, sin olvidar un punto que también situó como muy relevante referido a la seguridad y dignidad alimentaria. Además, hizo un repaso de diferentes instrumentos internacionales que piensa que deben quedar también reflejados en el documento que se está revisando como es la Convención sobre los Derechos del Niño, el Pacto Internacional de Derechos Sociales, Económicos y Culturales, entre otros puntos.
Por su parte, Lamm, se refirió a la importancia que se aclare en el borrador que se está debatiendo el derecho a la educación como ámbito de aplicación concreto, enfatizando en cómo los sistemas de inteligencia artificial pueden repercutir en las personas en el acceso a las diferentes etapas y niveles del aprendizaje. También, sugirió que el documento mejore en algunos aspectos de inclusividad en el lenguaje, y finalmente agregó que habría que tener en cuenta el valor de la protección de la autonomía y la incorporación de una cláusula de revisión periódica de esta recomendación de principios.
A su turno, Adaro aportó que desde su análisis a los seis valores propuestos hasta ahora, que son dignidad humana, derechos humanos y libertades fundamentales, no dejar a nadie atrás, vivir en armonía, fiabilidad y protección del medio ambiente, habría que sumarle el valor de la democracia, sobre todo teniendo en cuenta la perspectiva latinoamericana. Luego, en los procesos de ciclo de vida de la inteligencia artificial, Adaro entiende que deben quedar establecidas la validación y la verificación, lo que implica que antes que estas tecnologías se utilicen en la sociedad haya un filtro ético en estas dos etapas. Por último, indicó que se podría tener en cuenta el principio precautorio que hoy se aplica en lo ambiental ante el riego de impactos negativos, y que los Estados desarrollen recursos judiciales de efectiva tutela que sean eficaces ante la posibilidad que se afecten derechos fundamentales.
En el documento que Unesco está debatiendo con diversos sectores de la sociedad, se aborda la ética de la IA como “un marco integral de valores, principios y acciones interdependientes que puede guiar a las sociedades en el ciclo de vida de los sistemas de IA, tomando la dignidad y el bienestar humanos como brújula para afrontar de manera responsable los efectos conocidos y desconocidos de los sistemas de IA en sus interacciones con los seres humanos y su entorno”.
Para la Unesco, “los sistemas de IA pueden ser de gran utilidad para la humanidad, pero también suscitan preocupaciones éticas fundamentales, por ejemplo, en relación con los sesgos que pueden incorporar y exacerbar, lo que puede llegar a provocar desigualdad, exclusión y una amenaza para la diversidad cultural y social y la igualdad de género; la necesidad de transparencia e inteligibilidad del funcionamiento de los algoritmos y los datos con los que han sido formados; y su posible impacto en la privacidad, la libertad de expresión, los procesos sociales, económicos y políticos y el medio ambiente”.
De igual manera, el organismo internacional indica que el desarrollo de la IA puede profundizar las divisiones y desigualdades existentes en el mundo y que no se debería dejar a nadie atrás contra su voluntad, ya sea en el disfrute de los beneficios de la IA o en la protección contra sus consecuencias negativas, reconociendo al mismo tiempo las diferentes circunstancias de los distintos países.