Todo se originó por un desperfecto en la precaria instalación eléctrica, lo que originó un chispazo y el comienzo de un incendio en una humilde vivienda ubicada en el callejón Cruz Cabello de El Algarrobal (Las Heras). Faltaban algunos minutos para la medianoche -aún era sábado 17 de febrero- y quien se encontraba en la casa no alcanzó a reaccionar ante esta primera emergencia.
Hablamos de un hombre mayor, padre del dueño del hogar, quien se encontraba inconsciente como consecuencia del monóxido de carbono que perdía una de las garrafas de la precaria casita. Minutos después, la combinación entre las primeras llamas y el gas en el ambiente generaron una violenta explosión, al tiempo que el incendio se propagó y afectó a 3 casas de la zona.
Afortunadamente, ni bien se inició el incendio, un sobrino del hombre que se encontraba inconsciente en el interior había logrado escabullirse en la casa para rescatar a este hombre. Y también había logrado liberar a algunos animales de corral, por lo que este siniestro estuvo a minutos de convertirse en una impactante tragedia.
Como consecuencia del incendio y la espectacular explosión, fallecieron los 10 perritos que vivían en la casa con las familias, al tiempo que dos de las tres casas sufrieron pérdidas materiales totales. No solo se perdieron los objetos que estaban en el interior, sino que las casas quedaron inhabitables. A tal punto de que dos de las familias están durmiendo en una precaria carpa que lograron levantar en la calle, a metros del escenario que hoy luce desolador.
“Perdieron todo, desde los perritos hasta las casas y todo lo que había adentro. Ahora están durmiendo en una carpita, a la intemperie, y están intentando juntar, al menos como chatarra, lo que quedó del incendio y la explosión para poder llevarlo a la chacarita y venderlo para poder comprar cemento”, cuenta Juan Villegas, responsable del merendero Niño Dios.
Desde este espacio comunitario están organizando las colectas de alimentos no perecederos, así como también de postes de madera, ladrillo, nailon, hierros de construcción y otros materiales que les puedan servir para poder construir, al menos, una piecita en la que los damnificados puedan resguardarse.
La angustiante situación se tornó aún más desoladora aquella misma noche de sábado -y ya madrugada de domingo-, cuando se alborotó todo alrededor de las tres casas que se vieron afectadas por el incendio y la explosión.
“Lamentablemente, unos vecinos ayudaron, pero otros robaron”, contó Rocío, hija y sobrina de los dueños de dos de las casas afectadas, describiendo la situación de vulnerabilidad en la zona, que cada vez queda más en evidencia y se vuelve más crítica.
INCENDIO, EXPLOSIÓN Y NO FUE TRAGEDIA DE MILAGRO
El sábado por la noche, mientras Daniel Caballero y su familia se encontraban en El Carrizal con la intención de descansar por unas horas del duro día a día -Daniel se gana la vida como albañil y le alcanza para vivir (o sobrevivir) al día-, recibieron un inesperado llamado.
La hora -faltaban unos minutos para la medianoche- los alertó y preocupó, ya que un llamado inesperado a esa hora y en ese instante no parecía ser para darles buenas noticias, precisamente. Y confirmaron todo cuando contestó.
“Daniel me contó que se había ido con la familia al Carrizal para descansar el fin de semana, y se había quedado su papá en la casa. El sábado a la noche le llamaron para avisarle que acababa de explotar todo en su casa, en la que estaba al lado de la de él (NdA: donde vive su hermana con su familia) y que el incendio había afectado a una tercera casa”, cuenta Villegas, del merendero Niño Dios, a Los Andes sobre el triste episodio del sábado por la noche.
El padre de Daniel, quien se había quedado cuidando la casa, había quedado inconsciente como consecuencia de la pérdida de gas en una de las garrafas de la zona. El monóxido de carbono inhalado lo había dejado sin reacción, y por ello mismo estaba desmayado cuando se generó el cortocircuito dentro de la humilde vivienda, y que inició el incendio.
“Por suerte estaba un sobrino en el lugar, y cuando vio las primeras llamas, se metió a rescatar al hombre. Gracias a la valentía de este joven, el hombre se salvó y pudieron salvar a algunos de los animales de la familia, ya que tienen corrales. Pero los 10 perritos que vivían con la familia murieron quemados”, acota el responsable del comedor, que asiste a cientos de personas de la zona y que son víctimas de la cada vez más creciente pobreza en la zona.
Cuando el padre de Daniel ya estaba afuera, la combinación entre el gas -que se estaba fugando de la garrafa- y las primeras llamas originaron una espectacular explosión, lo que no solo generó destrozos, sino que extendió aún más el incendio. Todo ello fue lo que derivó en las pérdidas totales en dos casas (la de Daniel Cabello y Rosa Poblete, por un lado, y la de Miriam Cabello, por el otro).
Además, una tercera casa de la zona sufrió quemaduras en parte del techo de la cochera, afectando 30% de la casa. También se incendiaron los corrales donde los Cabello tenían un caballo, entre otros animales. En la zona, la mayoría de las viviendas son precarias.
PERDIERON TODO Y AHORA JUNTAN MATERIALES PARA AYUDARLOS
Fueron los vecinos del lugar -ubicado detrás del barrio Victoria de El Algarrobal- quienes dieron aviso al 911, por lo que los bomberos llegaron en cuanto pudieron. La tormenta del sábado por la noche también colaboró para que el incendio pudiera ser controlado y sofocado en poco tiempo,
No obstante, las pérdidas ya se consumaron, y son por demás considerables. “Mi tío perdió 100%, fue el más afectado. Por eso es que necesitamos palos, chapas, nailon, mesa y sillas. Todo lo que puedan, bienvenido sea. Las donaciones que más necesitamos son palos, chapas y nailon, para poder hacer una piecita donde duerman”, agrega Rocío, sobrina de Daniel Cabello e hija de Miriam Cabello, dos de los afectados por este incendio y explosión.
“Lo que más requieren son materiales para poder levantar algo donde resguardarse. La casa ha quedado destruida y están necesitando hierros del 8, del 6, palos, chapas, ladrillos, ripio; todo para poder construir. Y también alimentos no perecedero”, complementa Juan Villegas, referente del merendero en la zona. “La verdad es que nos llena de angustia lo que está pasando”, acota.
El comedor y merendero Niño Dios y sus referentes y voluntarios están recolectando ayuda para las familias afectadas, además de ir a visitarlos periódicamente para asistirlos con lo que pueden e ir llevándole la ayuda que llega.
Quienes puedan ayudar con palos, nailon, chapa, hierros de construcción, ladrillos, ripio, alimentos o dinero pueden comunicarse al 2615966938 (Juan Villegas, merendero Niño Dios) para ayudar a las tres familias afectadas.
“El Gobierno confirmó que hay 57,4 % de pobreza, y en los comedores y merenderos se ve claramente esta dura realidad. Cada vez nos cuesta más poder preparar la cena o la merienda a las familias, y se suman cada vez más familias. La necesidad crece con fuerza, y va desde un plato de comida hasta un poco de nailon para poder resguardarse de las lluvias. Pero el Estado sigue ausente”, reflexiona Juan sobre lo difícil que se ha tornado el día a día.
“Los días pasan y el poder abrir las puertas del comedor y la preocupación se nos hace grande, porque no sabemos con cuántas familias nos vamos a encontrar. Las historias que nos cuentan las familias de las necesidades que tienen cada vez son más, y la ayuda que nos llega para intentar llenar tres ollas de 80 litros muchas veces no alcanza”, concluye.