La historia de Nazareno, Eliana y Maira, la ahora famosísima la trieja mendocina, relación que fue dada a conocer públicamente hace algunos meses, generó una impresionante repercusión nacional pero al mismo tiempo ayudó a que muchas personas que disfrutan y practican relaciones no monógamas pudieran a contar y liberar su poliamor.
Ahora, con las fiestas de fin de año comienza el difícil armado de “fixture” familiar. “El 24 vamos para allá, pero el 25 nos toca acá, porque el año pasado nos fuimos a lo de tu mamá”. Estas negociaciones se dan en casi todas las casas y para muchos es un “dolor de cabeza” extra que se suma al estrés propios de un año complicado.
Si para una pareja considerada “tradicional”, de dos personas, por lo tanto dos familias, organizar los festejos es difícil, imaginamos que cuando hay tres familias involucradas el cronograma se puede complicar aún más.
Por esto, Los Andes dialogó nuevamente con la trieja mendocina y explicaron cómo se planean pasar Navidad y Año Nuevo.
“Navidad generalmente la pasa cada uno por su lado, yo la paso en la casa de mis tíos. Son un montón mis familiares, así que vamos a ser bastantes”, comentó Maira. Luego, Eliana se unió a la charla y agregó: “La Nochebuena cada uno la pasa por su lado, después del brindis voy a volver a mi casa para encontrarme con ellos, mis dos amores”.
Lo cierto es que cada uno de ellos viene de familias muy numerosas, es por eso que deciden pasarla cada uno por su lado y luego se reencuentran en su hogar para seguir con los festejos los tres juntos con algunos amigos.
En cuanto a Año Nuevo, es la única fecha en la que deciden celebrar los tres. “Vamos a cenar y brindar los tres juntos por este amor”, comentó Eliana muy contenta por lo que se viene.
Lejos de los prejuicios, el trío mendocino resolvió de manera rápida y sin demasiadas vueltas lo que para muchos suele traer discusiones y reproches.
Su historia de amor
Todo arrancó el día que Maira Fernández comenzó a trabajar en un call center manejado por Eliana Cuchietti y Nazareno Fernández, quienes llevaban adelante una relación que sin conflictos.
Maira estableció de inmediato un vínculo amistoso con la pareja. Un vínculo que excedía lo laboral. Pasaban más de 10 horas juntos y no les bastaba, querían seguir compartiendo más.
Claramente entre ellos había atracción física y amorosa, solamente faltaba saber quién se animaba a expresarlo primero. Y aunque ninguna de las dos había tenido antes una relación homosexual, fueron ellas las que lo hicieron, y de un modo particular: con un beso en la boca.
“Era una cena después de pasar todo el día juntos. Con May, en un momento, nos propusimos hacerle una broma para Naza, diciéndole que íbamos a ser novias entre nosotras porque ya no nos gustaban los hombres. Cenamos, le ofrecí vino a él. Él dijo que no y ella sí aceptó. Y ahí nos dimos un beso. Quedó todo explicado”.
Lo plantearon en ese mismo momento, dejando de lado las dudas. “Fue todo natural y sin problemas ya desde esa primera vez. Pasó lo que estábamos sintiendo: nos queríamos los tres, nos protegíamos”, cuenta Maira.
“Era lo que le estaba faltando a la relación, porque antes ya habíamos notado que sólo dos nos sentíamos incompletos” agregó Eliana.