Travesía por los puestos de la precordillera: cómo atravesar la ciudad sin tocarla

Entre las maravillas que ofrece el paisaje mendocino, está la posibilidad de cruzar en bicicleta Las Heras, Capital, Godoy Cruz y Luján sin pasar por la Ciudad, sólo por las faldas del piedemonte. Aquí, una travesía en primera persona por esos lugares.

Senderos de Chacras, paseo por el Pedemonte mendocino

Foto: José Gutierrez / Los Andes
Senderos de Chacras, paseo por el Pedemonte mendocino Foto: José Gutierrez / Los Andes

Cuentan que en el puesto Las Trancas vivía un gaucho idóneo en el arte de curar, don Chato Ortiz. El viejo utilizaba unas misteriosas piedras del lugar, que le permitían diagnosticar y tratar a los vecinos que lo frecuentaban. (Los remedios funcionaban, juran sus pacientes; al menos los que viven para contarlo). Los hospitales de Godoy Cruz están a escasos 15 kilómetros de distancia, pero los puesteros de la franja alta del piedemonte siempre han tenido ese carácter campero, más afín a los cerros que al valle.

El curandero falleció y el antiguo puesto quedó abandonado. Sin embargo, hay algo reparador que ha quedado en el ambiente, entre los muros rotos y los álamos secos, que invita a demorarse aquí, tan cerca y tan lejos de la Ciudad de Mendoza.

Senderos de Chacras, paseo por el Pedemonte mendocino

Foto: José Gutierrez / Los Andes
Senderos de Chacras, paseo por el Pedemonte mendocino Foto: José Gutierrez / Los Andes

Tal vez algo de ese aire perciban los nuevos visitantes que frecuentan este paraje al pie del cerro Bayo. Se trata de turistas y amantes de la naturaleza, que aprecian el singular valor paisajístico y cultural pedemontano, por muchos años “ninguneado” por propios y ajenos.

A tono con esta nueva mirada, la familia Ortega, propietaria del campo y de los vecinos puestos El Damasco y La Cieneguita, ha montado un emprendimiento de actividades turísticas sustentables. Y la Municipalidad de Godoy Cruz, que ganó este acceso a los cerros en el histórico juicio “de la triple frontera” de 2017, impulsa las actividades en la nueva “joya” del departamento. Ambos actores han creado un interesante sendero geológico en el lugar, diseñado por científicos locales.

A unos pocos cientos de metros por encima de Las Trancas, y ya en territorio lasherino, la cumbre del cerro Bayo es uno de los miradores más bonitos del piedemonte metropolitano. Desde esta pampa de coirones suspendida a 1.527 metros, se domina todo este vasto territorio, desde más allá del cerro Arco hasta el camino a la Crucesita: Las Heras, Ciudad, Godoy Cruz y Luján según el “mapa con división política”, o las cuencas aluvionales San Isidro, Papagayos, Frías, Maure, colector Blanco Encalada, según el mapa “físico”.

Senderos de Chacras, paseo por el Pedemonte mendocino

Foto: José Gutierrez / Los Andes
Senderos de Chacras, paseo por el Pedemonte mendocino Foto: José Gutierrez / Los Andes

El panorama que ofrecen las vastas rampas pedregosas, surcadas por ríos secos, parece un paisaje de El Señor de los Anillos (el libro, no la película ni la serie). El paisaje también permite entender porqué el factor aluvional es la “marca de agua”, el rasgo que define a esta transición entre la llanura y las estribaciones de los Andes. Y pone ante la vista la principal amenaza para el ecosistema: el avance de la ciudad con sus diversas consecuencias, que reduce la capacidad del suelo de funcionar como una suerte de esponja ante las crecidas que bajan de los cerros durante las grandes lluvias.

Cómo atravesar la ciudad sin tocarla

La vista épica que se abre a los pies es por otro lado una atalaya perfecta para imaginar travesías; un recorrido que vincule los parajes y antiguos puestos que se alcanzan a divisar. ¿Se podría cruzar Las Heras, Capital, Godoy Cruz y Luján en bici, por las faldas de la precordillera, sin bajar a la ciudad?

Del dicho al hecho hubo efectivamente un largo trecho para este cronista –102 kilómetros, para ser preciso–. Y la confirmación de que es posible entrar al universo pedemontano por el cerro Arco y emerger en la ruta Panamericana a la altura del colector Blanco Encalada, cuatro departamentos y varios lugares históricos mas tarde.

El Challao y el cerro Arco, con sus 600 metros de desnivel, son un inicio un poco abrupto. Pero el Arco es un hito, y el puesto Puerta de la Quebrada es un referente del uso recreativo de la zona. Corredores y caminantes saludan mientras remontan la pendiente pronunciada, para pasar el terraplén de los parapentes y llegar hasta las antenas de la cumbre. La popularidad de este circuito confirma que el Arco es un buen caso de articulación entre tierras privadas y uso público. (Y hogar del puestero con tal vez el mejor apodo de toda la cuyanía: Don Jarillón Rodríguez).

El Divisadero Largo, apenas al sur, es un modelo diferente. Si bien es uno de los sitios naturales más atractivos del área metropolitana, con su impactante escenario geológico y sus laderas coloradas pobladas de vegetación intacta, se trata de un Área Natural Protegida de la provincia, y no está permitido el ingreso de bicicletas. El Divisadero protege las ruinas de la histórica mina La Atala, que proveía de combustible a las lámparas de la ciudad colonial. Este patrimonio paisajístico y cultural se puede recorrer a pie, desde el puesto de guardaparques.

Senderos de Chacras, paseo por el Pedemonte mendocino

Foto: José Gutierrez / Los Andes
Senderos de Chacras, paseo por el Pedemonte mendocino Foto: José Gutierrez / Los Andes

Rodear el Divisadero alarga la travesía, pero brinda la oportunidad de reingresar al campo por el dique Frías. En realidad, el itinerario más corto implicaría subir por el dique Papagayos hacia el oeste; pero el robo de bicicletas es una de las “actividades económicas” tradicionales de este sector.

El dique Frías es el caso contrario. La oportuna creación del Parque Deportivo de Montaña, unas pocas hectáreas en torno al teatro griego Frank Romero Day, le devolvió a la Capital el acceso al piedemonte sin el problema de la inseguridad. Donde hace una década sólo se atrevían ciclistas o enduristas en grupos numerosos (con la paranoia de hasta andar armados), hoy es frecuente ver corredores solitarios o familias. De hecho, hoy será punto de partida del Desafío de los Senderos, una carrera de mountain bike.

Después de trepar varios kilómetros por el parque de diversiones natural que forman los cañadones y crestas del Frías, ya es más seguro “cruzarse” hacia la calle Los Álamos, el viejo y bonito camino de los puestos del oeste de la ciudad, sobre el trazado del acueducto que abastecía al Parque y hoy está entubado -y plagado de pinchaduras clandestinas-.

El Arco de la Colonia Papagallos (así, con doble l) marca una suerte de límite con la zona pedemontana alta. La construcción y su arboleda han sido testigos de varias etapas de nuestra historia. En los años 20 (de 1900 claro) fue residencia de verano del gobernador Francisco Álvarez, quien la donó al Estado. Durante los 70 la Colonia fue un centro clandestino de detención y tortura del terrorismo de Estado. En los 80 el predio pasó a la Dirección de Escuelas como colonia de esparcimiento para chicos y recuperó la vida.

La calle trepa en línea recta, se tensan las piernas y los pulmones, pero el aire ya es más serrano y el ánimo también. Pasan las horas y la tracción a sagre dicta el ritmo de la respiración y del pensamiento (o de su silencio; el esfuerzo sostenido permite “apagar la tele” y progresar gastando la menor energía posible).

El cartel reza “San Ignacio, Estancia Andina”. El desvío lleva a uno de los puestos tradicionales, un enclave arbolado antiguamente llamado El Chambón. Tras diversas peripecias, la propiedad estaba en un estado de relativo abandono hasta que la familia Rodríguez Landa la recuperó y puso en valor hace unos años. Hoy es uno de los emprendimientos turísticos que permiten una explotación sustentable de este frágil territorio.

Senderos de Chacras, paseo por el Pedemonte mendocino

Foto: José Gutierrez / Los Andes
Senderos de Chacras, paseo por el Pedemonte mendocino Foto: José Gutierrez / Los Andes

Poco más arriba se halla el histórico puesto Lima, fuente del agua de riego del Parque San Martín y del Cerro de la Gloria. Este pequeño vergel, poblado por la familia Celedón, pero propiedad de la Provincia, hizo posible la creación del exzoológico y sigue entregando su provisión de agua al pulmón verde. La familia Girotti, históricos propietarios de la zona, donó el predio en 2003. El puesto Lima también fue escenario de investigaciones arqueológicas, que arrojaron luz sobre las idas y venidas de los cazadores y recolectores que se trasladaban entre las tierras bajas y las pampas de altura, siempre a lo largo de los cursos de agua.

Un gran contraste con el paisaje que se abre ahora ante los ojos: varios paños de viñas en una pendiente pedregosa, protegidos por tela antigranizo y regados desde un gran reservorio artificial, al pie de nuestro ya familiar cerro Bayo, pero en la ladera norte. La calle termina aquí en una tranquera, que conduce al puesto La Obligación, y más allá, al antiguo mausoleo de la familia Girotti.

Vista desde el cerro Bayo | Foto:  Nicolás García.
Vista desde el cerro Bayo | Foto: Nicolás García.

Un sendero de animales profundizado por las motos, hacia el sur, permite faldear el Bayo a lo largo de uno de los segmentos más bonitos del trayecto. Cortaderas enormes a los lados y subidas y bajadas de piedra, franqueando ríos secos, componen el paisaje, ya más precordillerano. Se trata de tierras privadas, pero su propietario, don Pepe Ortega, permite el acceso por parte de ciclistas y caminantes, siempre que pidan permiso y respeten el entorno (se puede contactar buscando puestoeldamasco en Instagram). La senda faldera es un tanto accidentada. Es importante conocer la zona, ya que con los abundantes cruces es fácil perderse.

La senda llega “desde arriba” al puesto Las Trancas, ya en el territorio godoicruceño, y un poco más abajo al puesto El Damasco, base del emprendimiento turístico citado y hasta donde es posible llegar en vehículo por un camino más sencillo, la calle Segundo Sombra. (Hay tranquera cerrada, hay que llamar antes para coordinar la visita).

La bajada por la Segundo Sombra es un descanso para las piernas. Pero a la altura del Puesto Punta del Agua es hora de trepar de nuevo, hacia el suroeste. Este viejo enclave es también conocido como “el Chalet Blanco”. La casona fue construida en los 70, replicando el estilo de una embajada. El sitio guarda la historia de un viejo cuatrero que fue asesinado y quemado por puesteros a quienes había robado caballos. Gente de pocas palabras. La Estancia Punta del Agua fue adquirida hace pocos años por la familia Ricchiardi, que proyecta ponerla en valor con un centro de actividades turísticas y un hotel boutique.

Desde aquí la huella cruza las faldas de la precordillera y conduce a los puestos altos de Luján de Cuyo. El Peral y el Melocotón –parte del mismo campo–son los primeros, de norte a sur. También es necesario contar con autorización para llegar por este atractivo camino, ya que es un callejón privado y tiene tranquera. Se trata de puestos dedicados a la actividad ganadera, que no ofrecen actividades turísticas.

Toca exigir las piernas al máximo para llegar al puesto más alto y más austral del trayecto. Se trata de El Manzano, un campo de la familia Pulenta. El encargado desde hace casi tres décadas, Adrián, es un gran conocedor de la zona (y organiza cabalgatas turísticas). Tras conversar un rato en su tranquera y apreciar Chacras de Coria desde lo alto, resta la parte más fácil: desandar el camino que baja y baja por la margen del colector Blanco Encalada, para desembocar en la Panamericana. El último esfuerzo es pasar el cerebro a modo alerta, para enfrentar la siempre azarosa convivencia del ciclista con el mundo vehicular, y regresar al punto de partida.

Llevarán a la Justicia los incumplimientos ambientales

Regla general: desmonte es mejor que terraplén y ninguna es mejor que cualquiera”. Parece un teorema o un enunciado sofista pero es un artículo de la Ley 9414, de Planificación del Piedemonte, que en estos días cumplió un año de vigencia. La frase citada ilustra uno de los aspectos inéditos de la norma: avanzó en imponer criterios ambientales, basados en estudios científicos independientes, para encuadrar el desarrollo urbano hacia el oeste, que hasta el momento era desordenado y de alto impacto, a pesar de décadas de estudios y advertencias. Sobre todo por la grave amenaza aluvional sobre la ciudad.

La ley también es novedosa en que se creó desde la unidad ambiental –el piedemonte– y no desde los compartimientos administrativos, o en otras palabras, se establecieron criterios de manejo comunes a todo el ecosistema, que están por encima de las regulaciones específicas de cada comuna. La agencia a cargo de unificar y controlar cualquier instalación o emprendimiento en la zona es la Unidad Interjurisdiccional Piedemonte (UIP). La integran las comunas con territorio pedemontano; Irrigación y Dirección de Hidráulica; y la Secretaría de Ambiente, que ejerce la coordinación del organismo. “Durante este año avanzamos en actualizar y ordenar el marco legal y la superposición de normas –indicó Nadia Rapali, representante de Ambiente y coordinadora de la UIP–. Ahora cada emprendimiento debe presentar un estudio de impacto ambiental e hidraúlico completo, que es vinculante, para obtener su Apto Técnico”. LA UIP tiene entre sus facultades imponer multas relevantes ante incumplimientos ambientales. “Se están penalizando las faltas con las multas correspondientes, y el próximo paso es dar participación a la Justicia, mediante demandas y pedidos de medidas cautelares”, adelantó Rapali.

Acuerdo de acceso a los senderos de Chacras

Los populares “senderos de Chacras”, frecuentados por miles de ciclistas y corredores, cuentan con nuevas reglas de juego, a partir de la firma de un comodato entre el Gobierno y los privados que son propietarios de las tierras (Roberto Lombardi, César Catena y Daniel Rouneda). Hasta ahora, el uso del lugar ocurría en una zona gris, no exenta de conflictos, y riesgos, a pesar de que en general siempre se permitió el uso deportivo del predio.

A raíz de la cesión de uso, la Secretaría de Ambiente también firmó un acuerdo con la la Asociación Mendocina de Ciclismo de Montaña. De acuerdo a Prensa del Gobierno, el objetivo es “poner en valor y cuidar el ambiente” en la zona. Esto implica que los usuarios deberán ahora contar con un seguro de accidentes, aunque no se han dado a conocer aún los mecanismos, costo y control de esta contratación.

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